Capítulo 06: Las patas cortas del fantasma


Laura era probablemente la combinación más rara entre misterio y transparencia. Era fácil darse cuenta por sus actos y sus gestos si ella estaba asustada, alegre, triste, o enojada; sin embargo sus miradas parecía que ocultaban más de lo que decían. Haber vivido toda su vida encerrada en un cuarto en el cual casi no existía la luz y donde no tenía contacto con nadie más que su secuestrador la había llevado a creer inconscientemente que refugiar sus sentimientos era la forma más fácil de sentirse segura. Los estímulos del mundo externo no podrían afectarle desde allí. Algo en ella, sin embargo, la llevaba a demostrar su esfuerzo accidental por esconderse. Mentiritas, su mejor amigo y salvador, fue el primero en notarlo. Fue eso lo que lo llevó a acercarse silenciosamente al cuarto de Laura esa tarde apenas hubo regresado del colegio.
—Hola, Lau. ¿Cómo estás?
Estaban solo ellos dos en el cuarto de las chicas. Laura estaba acostada en su cama, con el pijama puesto. Se la veía más pálida de lo normal, pero se esforzó en actuar de la manera más natural que le fue posible.
—Hola, Eze. Muy bien, gracias.
¿Te sentís mejor? Cuando te retiraron del colegio pensé que te había pasado algo grave y me asusté.
Esa mañana Laura no se había sentido bien. Había pasado toda la hora de clase mirando un punto fijo en el espacio, sin hablar con nadie, hasta que su maestra le preguntó qué le sucedía. Como un acto de reflejo que vino directo desde su inconsciente ella respondió que no, e inmediatamente se corrigió. Inmediatamente su maestra llamó al hogar para que vayan a retirarla. Soledad misma fue la que la llevó nuevamente a Rincón de Luz, preocupada.
—No era nada. Estaba un poco mareada solamente, pero la maestra exageró. Le repetí mil veces que me sentía bien, pero de todos modos decidió llamar al hogar. Preocupé a Soledad por nada.
—Bueno, por lo menos eso significa que te sentís bien. Y además te salvaste de un día de clases. Nada mal, ¿no? —bromeó Mentiritas. Los dos rieron y luego se sumergieron en un profundo silencio.
Mentiritas era, definitivamente, un experto en mentiras. Quizás no era el mejor de los mentirosos, pero definitivamente podía darse cuenta cuando alguien no estaba siéndole completamente honesto; y más si ese alguien era tan importante como Laura lo era para él.
—A mí no me mientas. Yo sé que te pasa algo…
¿Qué? No, en serio. No me pasa nada.
—A mí me parece que sí… y sé qué es.
—Ah, ¿sí? ¿Qué? —preguntó Laura con curiosidad.
—Estás sornatizando.
—Somatizando —lo corrigió Laura con una sonrisa, y luego añadió—: Y no, no estoy somatizando. ¿Cómo conocés el significado de esa palabra?
Laura sabía bastante para tener siete años porque había leído mucho estando encerrada, pero Mentiritas jamás se había caracterizado por ser un genio, y mucho menos a los seis.
—Escuché a Amir decirlo —confesó con cierta timidez—, pero no importa. El tema es que eso significa que cuando tenés miedo lo ocultás y por eso tu cuerpo se siente mal: porque las mentiras le hacen mal y lo enferman.
—Mentiritas, eso no es así, yo no…
—Conmigo no tenés que atajarte, Laura. A mí decime la verdad, yo ya la sé. Vos estas asustada por lo que dijeron Tali y Úrsula, ¿no?
Laura abrió la boca para mentir, pero enseguida la cerró. Volvió a abrirla pocos segundos después para emitir un tímido y silencioso «sí».
—No te preocupes. En realidad lo que dijeron es bueno, significa que sos importante allá, en el mundo de las brujas, y que por eso no te puede pasar nada malo.
—Ellos no me conocen. No saben bien lo que me puede pasar. ¿Y si soy peligrosa?
—No sos peligrosa, Laura —Mentiritas se sentó en su cama—. Sos la persona más buena que conozco. No dejes que alguien te haga creer que hay algo malo en vos.
—Si vos decís… —espetó sin mucho convencimiento.
—Además no estás sola. Las brujas, Úrsula, Tali, y yo te vamos a cuidar. Especialmente yo.
—Es que… ¿Sabés en qué estuve pensando toda la mañana mientras estuve acá acostada? Que todo esto sería más fácil para mí si tuviera a Pedro acá conmigo.
¡¿A Pedro?! —dijo Mentiritas elevando la voz. Cuando se dio cuenta de que estaba gritando, trató de hablar con más normalidad. —Pero, Laura… ¡Pedro te tenía encerrada! ¡Él te mentía!
—Sí, ya lo sé, pero… por lo menos era alguien que se preocupaba por mí. Me había cuidado toda la vida. Con mentiras, sí, pero lo había hecho. Yo lo sentía como mi papá, y….
—No me estás diciendo que querés que vuelva al hogar, ¿no?
—No… ¡claro que no! Pero… en momentos como este me gustaría tener una familia… una mamá.
—Nosotros somos como tu familia. Soledad y Álvaro son como nuestros padres postizos. Acá todos somos huérfanos… nos apoyamos entre nosotros.
—Sí, ya lo sé, pero…. —Laura suspiró— No es lo mismo… yo tengo una mamá de verdad, alguien que no me abandonó, que me quiso y que luchó por mí. ¿Te acordás lo que nos dijo la señora de los gatos? Mi mamá estaba acá, cerca, viviendo asustada por Pedro.
—O sea que… lo que vos querés es…
—Sí. Quiero conocer a Juana Velasco. Quiero recuperar a mi mamá —afirmó Laura.
—Pero eso va a ser muy difícil. Tu mamá se fue hace varios meses de acá cuando Pedro la asustó. ¿Cómo podemos buscarla si no sabemos ni siquiera dónde está?
—Tiene que haber algún registro de ella en algún lado. La gente no se va así como así; ni siquiera la gente que no tiene familia ni amigos. A lo mejor, con ayuda de Soledad, yo podría… no sé, encontrarla.
—Hay un problema en todo esto: Soledad, Álvaro, María Julia… todos ellos creen que vos no tenés mamá, que sos huérfana. Les hicimos creer eso para que te dejen quedarte con nosotros, ¿te acordás?
—Sobre eso… sí, me acuerdo.
—Si queremos que Soledad nos ayude tenemos que admitirle que le mentimos en un principio. ¿Estás segura de que querés hacer eso?
—Creo que sí… aunque me da miedo que Soledad no me quiera más.
—No digas eso. Soledad nos va a entender bien… el que me preocupa mucho es Álvaro, y mucho más María Julia. Aunque bueno… supongo que no tienen por qué enterarse.
¿Y qué les vamos a decir cuando nos vean salir con Soledad varias veces al día para investigar?
—Bueno, ahí es donde entro yo. No te olvides que no fue por nada que me gané el apodo «mentiritas».
Laura rió.
—Gracias, me siento mucho mejor.

—Para eso están los amigos. Te prometo que, sea como sea, vamos a encontrar a Juana Velasco. Vas a encontrar a tu mamá.

4 comentarios:

  1. Insisto!
    Ezequiel es todo un amor,medio posesivo con Lau, y mentiroso, pero al final es todo un dulce :3

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  2. Insisto!
    Ezequiel es todo un amor,medio posesivo con Lau, y mentiroso, pero al final es todo un dulce :3

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  3. Ame el cap!! Cuando suebes otro?

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    Respuestas
    1. perdónnn tuve un domingo super ocupado. igualmente acabo de subirlo y técnicamente sigue siendo domingo por media hora más (por lo menos en Argentina jaja) gracias por tener paciencia

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¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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