Capítulo 26: La pareja de Julián


Álvaro Del Solar era, por sobre todas las cosas, perseverante. Quizás esa perseverancia no la usaba para cosas que podrían haber llegado a serle útiles en la vida (como estudiar, trabajar, o hacer obras de caridad,) pero eso no significaba que su carácter perseverante no fuera una parte fundamental de su personalidad. Desde chico, Álvaro siempre había insistido en conseguir lo que quería: como cuando a sus siete años logró convencer bajo amenazas al jardinero de su casa de que le haga sus deberes escolares y su mamá piense que los había hecho él, o a los diecisiete cuando persiguió por semanas enteras a la chica más linda de su escuela para poder conquistarla, o su favorita personal: cuando a los dieciocho logró convencer a su madre de que lo mejor para él no iba a ser estudiar en una universidad, sino tomarse un año de descanso en Europa… un año que se terminó volviendo una costumbre de todos los años.
Sí, Álvaro sabía muy bien cómo conseguir lo que quería, y no le importaba si eso significaba tener que sacrificar una parte de su fortuna, la cual iba recuperando poco a poco gracias al hogar Rincón de Luz. Por eso no lo dudó ni un segundo cuando contrató a un hacker especializado en computadoras para que intervenga el teléfono y todos los aparatos de Soledad para así poder espiar sus conversaciones, mensajes de texto, y llamadas. Si ella ocultaba algo, de esa manera no iba a haber forma de que él no se enterase.
Esa tarde, una semana después del momento en que decidió espiar a su novia (el técnico había demorado todo ese tiempo, motivo por el cual Álvaro le pagó un porcentaje menor al acordado), estaba sentado en su cuarto, revisando los últimos SMS que Soledad había escrito y recibido.
—Clarita… Clarita… Clarita… —decía para sí mismo una y otra vez. Todos los SMS eran de ella, de la empresa del servicio telefónico, o de números desconocidos intentando estafarla con grandes premios de supuestos sorteos a los cuales ella nunca había decidido participar. Los únicos mensajes que tenían otro remitente eran del verdulero, el panadero, y de algunos de los chicos que vivían con ella en La Boca, siendo «Nadia» el nombre más mencionado de ellos.
Álvaro revisaba de arriba a abajo el contenido, escuchaba una y otra vez los llamados que Soledad había hecho durante esa semana, pero no había caso: estaba limpio. Estaba claro que Lucas no iba a mentirle, pero… ¿y si se había equivocado?
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando alguien golpeó la puerta de su cuarto y le gritó algo desde afuera.
Álvaro, soy Diana. Abrime, por favor. Es importante. Y rápido, que no tengo todo el día —le dijo, como si hubiera estado toda la mañana y toda la tarde esperando que la atendieran.
—Tía. ¿Cómo estás?
—Bien, bien —dijo ella rápidamente, ingresando a paso acelerado al cuarto de su sobrino—. ¿Estabas jugando a los jueguitos del celular? ¿No tenés algo más importante para hacer?
—No estaba jugando, tía. Estaba haciendo algo más importante, pero no importa. ¿Para qué viniste? ¿Le pasó algo a mamá?
—No, ella está muy bien. Lástima que no puedo decir lo mismo de su hijo, quien parece tener quince años eternamente.
—Bueno, basta. Si viniste a insultarme te podés ir por donde viniste —espetó Álvaro, ya sin mucha paciencia.
—No te recomiendo que me eches, vengo a hacerte un favor. Bah, mejor dicho a permitirte que te hagas un favor vos mismo: te anuncio que en las próximas semanas o meses, todavía no se sabe exactamente cuándo, mamá vuelve a estar a cargo de la empresa. ¿Sabés lo que significa? Se te acabó la fiesta: todo tiene que estar impecable, o se termina el financiamiento del hogar y tu querida herencia pasa a estar en manos de Juan Ignacio.
¿La abuela vuelve de su descanso? Bueno, gracias por avisarme, pero no sé por qué lo hacés… acá las cosas están funcionando mejor que nunca.
¿Sí? ¿En serio? ¿Y cuándo fue la última vez que una pareja vino y adoptó un huérfano? Contame —le pidió Diana con un tono de desprecio muy explícito.
—Sabés muy bien que eso no pasó nunca. Y no tiene por qué pasar. Esto es un orfanato, no una exposición de potenciales hijos.
Álvaro, tengo que… —dijo María Julia ingresando al cuarto a toda velocidad. Al ver que su hermana estaba presente, se detuvo en seco y se arregló el pelo lo más disimuladamente posible—. Ah, estás acompañado. Hola, Diana.
Diana ignoró completamente su saludo. —Como digas, Álvaro. Pero yo en tu lugar revisaría la alternativa de contratar un personal capacitado, y no a cualquier fracasada que no tiene dónde caerse muerta.
¡Decime las cosas en la cara, cobarde! —exclamó María Julia.
—Ahora, si me disculpás, tengo que irme. Algunos estamos muy ocupados preparándonos para la vuelta de tu abuela. Con permiso —dijo Diana finalmente, y se retiró pasando junto a su hermana, ignorando completamente su existencia.
¿Mamá vuelve? ¿Cuándo?
—No sé… —dijo Álvaro, desconcertado. Salió del cuarto a paso lento mientras María Julia murmuraba algo sobre el prójimo y sobre Diana, pero no tuvo tiempo para escucharla: estaba demasiado preocupado. Si su abuela volvía y descubría algo sucio sobre Soledad, entonces sería su fin: se acababa el hogar, se acababa su herencia, y lo peor: Juan Ignacio salía ganando, todo su dinero iba a ser para él. Estaba en serios aprietos. Tenía que saber si Soledad ocultaba algo sea como sea, y ya mismo.


Mientras tanto, los chicos estaban en la mesa tomando la merienda que Soledad acababa de prepararles. Lucas, sentado junto a su hermana, intentaba pasar la mayor cantidad de tiempo posible con ella, pero no parecía ser una actitud recíproca; sin embargo, ella sí parecía llevarse muy bien con Malena, así que no se preocupaba demasiado: Malena era una muy buena influencia.
¡Y entonces le dije al kiosquero del colegio que podía comer cincuenta helados sin explotar, y él me dijo que no, pero yo sí pude así que me regaló todos los helados que tenía! —contaba Mentiritas a sus amigos.
¿Ah, sí? Y supongamos que eso es verdad, ¿dónde están esos helados ahora? —preguntó Úrsula.
—Me los comí todos.
—Por lo menos nos hubieras regalado algunos a nosotros, rata —dijo Mateo.
¿Siempre es así él? —preguntó Lucía por lo bajo, al otro lado de la mesa.
—Todo el tiempo. La mitad de las cosas que dice son inventos que ni él mismo se cree —le explicó Lucas.
—No por nada le decimos «mentiritas» —lo apoyó Malena, a su lado.
¡Este café con leche está horrible! Úrsula, ¿me pasás el azúcar? —dijo Tali.
Sin mediar palabra, Úrsula extendió su dedo hacia el azúcar y abrió la boca para gritar algo.
¡ÚRSULA! —se apresuró a gritar Tali, y luego dijo «sin magia» con los labios.
¿Es tarada tu amiga que no sabe ni pasar un frasco de azúcar? —preguntó Sebastián.
¿Y vos quién te creés que sos para criticarme? Ah, sí: el rey de los tarados.
—No sos graciosa, ¿sabés? Seré el rey de los tarados, pero por lo menos no me quedo quieto ante una petición tan simple. El cerebro se ve que me da mejor que a vos.
¡Basta! ¡Paren de pelear! —los interrumpió Lucía—. Y vos, Úrsula, dejá de provocar a Sebas.
¡¿A «Sebas»?! —exclamó Lucas, poniendo énfasis en el uso de un apodo hacia un ser tan despreciable como era su exvecino y actual compañero de cuarto.
¿Cómo podés defenderlo, Lucía? ¡Este tarado le hizo la vida imposible a tu hermano y a todos nosotros! No es digno de un miembro del club de la alegría hacer eso —explicó Mateo.
«Club de la alegría», qué mariconada —se burló Sebastián.
—No entendés nada, Mateo. Déjenlo en paz —insistió Lucía. Todos la miraron sorprendidos. ¿Por qué lo defendía tanto? Sebastián, sin embargo, parecía no haberla oído: respondía con total indiferencia.
—Mateo dice la verdad —lo apoyó Carola—. ¿O no, Julián?
Carola se detuvo y miró a su alrededor. —¿Dónde está Julián? —preguntó entonces.
Sebastián, harto de seguir compartiendo espacio con huérfanos roñosos, se levantó de la mesa y subió las escaleras para dirigirse al baño. Iba a entrar, pero escuchó sonidos que provenían desde adentro, como voces hablando en secreto, y decidió espiar por la puerta entreabierta.
Pudo ver a Julián hablándole a alguien, y tomado de las manos con esa persona.
—Te juro que no sé qué me pasa… no puedo parar de pensar en vos, no puedo parar de mirarte. Sueño con vos, escucho tu voz en todas partes, y hasta me acuerdo de tu nombre cada vez que escucho alguna canción de amor.
Aparentemente la otra persona iba a hablar, pero él no lo permitió: le indicó que se callara poniendo un dedo sobre sus labios.
—Shhh, no digas nada. Este tiene que ser nuestro secreto. Sé que a vos te pasa lo mismo… pero nadie puede saberlo, ¿está bien? Y no lo digo por Carola, ni por Lucas, ni por nadie… lo digo por nosotros. Esto queda acá, ¿sí?
Se quedó en silencio por unos segundos, a pesar de no obtener ninguna respuesta a su pregunta. Sebastián no alcanzaba a ver a quién le hablaba, así que abrió un poco más la puerta; entonces lo vio claramente, aunque creía estar viendo mal, o haberse confundido terriblemente.

Luego de pronunciar esas palabras, Julián besó con cierta timidez a su acompañante, quien no dudó en devolverle el beso, aunque también con un tinte tímido. Sebastián no dudó en sacar su teléfono celular y tomar una foto de lo que estaba viendo sin ser detecado; una vez hecho esto, volvió a guardarlo y se fue hasta su cuarto contento porque tenía la forma perfecta de vengarse: Julián se le había declarado y había besado a la única persona cuya ausencia no notaron en la mesa de la merienda, y a la principal persona de la cual él quería vengarse en ese momento: Amir.

2 comentarios:

  1. La verdad es que con este capítulo si que me sorprendí, jamás espere algo así, es un giro muy interesante en la historia, aunque un poco difícil de creer, sin embrago en retrospectiva tiene lógica, la cartita de amor de Amir, la indiferencia de Julián ante su ruptura con Carola, la gran amistad entre ambos, la forma en que Julián defendió a Amir cuando peleó con Sebastián... todo cobra sentido.... pero que pasara ahora con Caro?

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    1. Tengo muchísimo para decir sobre esto así que se viene un comentario excesivamente largo, pido perdón por hacerte leer tanto, jaja.
      En primer lugar, te felicito por haber notado que todas las "pistas" llevaban a esto de Julián-Amir. Tenés muy buena memoria, supuse que nadie iba a recordar cosas que habían sucedido tantos capítulos atrás (como cuando Julián y Carola cortaron, por ejemplo).
      Después, el tema de esta pareja sé que es muy difícil de creer porque en la telenovela no hubo nada ni parecido entre ambos, por eso me tomé el trabajo de ir enviando estas señales muy cuidadosamente. Aunque sí, entiendo que cueste "digerirlo".
      Con respecto a incluir una pareja LGBT, fue algo que me propuse hace 4 años cuando empecé a escribir el borrador del primer capítulo (mucho antes de empezar a publicar). Mi idea original era que esta adaptación no sea simplemente copiar los capítulos de Rincón de Luz cambiando algunas cosas, quería también adaptar un poco la historia a los tiempos actuales (que si bien el 2003 -año en que salió RDL- no es taaan lejano al presente, sí que cambiaron muchas cosas). Habían algunas escenas (sobre todo de Álvaro) que eran un poco adultas (nada raro, solo referencias que podrían ser ofensivas quizás) pero las terminé borrando; quedó solo una mención muy por arriba sobre Álvaro consumiendo alucinógenos antes de llegar al hogar, creo que está en el primer capítulo y nadie lo notó. Dudé muchísimo sobre si debía o no incluir esta historia de Julián-Amir o no, porque sé que en algunos países es un tema todavía muy tabú, y más en una novela infantil... pero tenía todo tan planeado y diseñado que simplemente no pude llevar la historia en otra dirección (desde el primer día supe que, en la 3ª temporada, las tramas de estos dos personajes iban a centrarse en esto).
      Por último y probablemente más importante: ¿Qué pasa con Carola?
      Bueno, no quiero adelantar nada a nadie, jaja. Es algo que va a tratarse un poco en lo que queda de la temporada, pero ya casi no quedan capítulos, así que principalmente va a verse en la cuarta.

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"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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