Capítulo 29: Hasta nunca


La única vez que Álvaro se había enojado tanto con Soledad había sido a comienzos del último otoño cuando había descubierto que ella era Mencha. Esta vez era muy diferente: ya había aceptado a Soledad como realmente a era, y no solo en el marco profesional sino también dentro de su vida personal: Soledad había significado para él un anclaje entre su vida de adolescente fiestero y este nuevo Álvaro que se tomaba las cosas con mayor responsabilidad. Ella le había enseñado a respetar, a respetarse, a amar. Sin ella no sabría lo que es el verdadero amor. Y todo era mentira.
—Ya sé quién sos, quién es tu papá, y qué viniste a hacer acá. Armás tus maletas y te vas de esta casa para siempre. Si en media hora todavía no te fuiste, llamo a la policía
—le dijo abriendo la puerta de su cuarto, con la mayor calma que le era posible.
¿Qué?
—Lo que escuchaste, Soledad.
—Esperá, Álvaro… te puedo explicar… —le pidió Soledad.
—Acá tengo todas las explicaciones que necesito —replicó Álvaro, lanzando hacia su cama una copia del periódico que le fue enviado por e-mail. Cerró la puerta antes de que Soledad pudiera decir algo más. Esta, sin saber cómo accionar, comenzó a llorar y a obedecer las órdenes que había recibido.
No, esta vez era muy diferente a aquella noche de otoño. Ahora no le preocupaba tanto el engaño, ni las mentiras, ni que se hayan estado riendo de él. En definitiva no le interesaba su orgullo, lo que le dolía era que alguien tan importante para él haya estado fingiendo amor. Que el gran cambio de su vida que estaba iniciándose se haya basado en mentiras.
A Soledad le pasaba algo similar: mientras hacía sus maletas no podía parar de llorar. Pero su llanto no era debido a que Álvaro la odiase o a que su plan de hacer justicia por sus padres haya fallado. No, lloraba porque, de alguna manera, ella se estaba traicionando a sí misma y a su familia: le dolía más no volver a ver Álvaro que el hecho de no cumplir la misión por la cual comenzó a trabajar en el hogar. Le dolía más perder a uno de ellos, uno de los de la familia que habían arruinado su vida, la de su familia, y la de los chicos de allá.
A pesar de que todos los chicos ya estaban durmiendo, Lucas justo estaba regresando del baño cuando Soledad cargaba su maletas por el pasillo.
¿Por qué tenés todo eso? ¿Te vas? —le preguntó.
—Sí —respondió ella con tristeza.
¿Qué? ¿Otra vez? ¡¿Por qué?! ¡No te podés ir! ¡No nos podés dejar solos!
—Yo tampoco quiero irme, Lucas. Pero Álvaro y yo tuvimos una pelea, y va a ser mejor que tomemos distancia. —Soledad abrazó a Lucas muy fuerte. Él había sido el que más la había apoyado todo este tiempo, desde el principio, y probablemente no iba a verlo nunca más.
—Pero, no puede ser… ¿Es muy grave la pelea? ¿Vas a volver en, digamos, una semana?
—Me temo que no. Esta es una de esas peleas que no tienen arreglo.
Lucas inmediatamente supo a qué se refería Soledad. Álvaro seguramente hubo descubierto su secreto, y por eso había decidido expulsarla.
¿Entonces ya lo sabe? ¿Ya sabe tu verdad?
Creyó que Soledad se iba a sorprender de que él supiera su secreto, pero esta respondió con total naturalidad.
—Podría decirse que sí, pero es más complicado de lo que parece. Chau, Lucas. Te quiero mucho. Cuidá al resto de los chicos.
Entonces Soledad avanzó hacia las escaleras , y algo dentro de Lucas cambió muy rápido: no sabía por qué, ni tenía un motivo para que fuese así, pero dentro suyo no dudaba ni un poco de la inocencia de Soledad. Por algún motivo muy retorcido, ella era una víctima más en todo esto, y no podía dejar que Álvaro se deshaga de ella.
Mientras Soledad descendía y Álvaro la esperaba abajo, junto a la puerta, Lucas abrió las puertas de los dos cuartos —de las chicas y de los chicos respectivamente, los cuales estaban uno frente a otro— y despertó a todos.
¡Chicos, rápido! ¡Despiértense! ¡Álvaro quiere expulsar a Soledad!
«¿Qué?» «¿Qué pasa?» «¿Por qué gritás tanto?» Se quejaban algunos de ellos.
¡Lo que escucharon, Soledad está yéndose ahora mismo del hogar! ¡Y esta vez es para siempre! ¡Rápido, vamos, tenemos que hacer algo para impedirlo!
A continuación pasó algo similar a lo que había pasado ese otoño en que la identidad de Mencha había sido descubierta: todos los chicos corrieron escaleras abajo y se reunieron en la sala principal con Soledad y Álvaro, aún vestidos con su ropa de pijamas (a excepción de Sebastián, quien no tenía ningún interés por Soledad y se había quedado durmiendo como si nada hubiera ocurrido).
¿Qué hacen ustedes acá? ¡Váyanse! —les ordenó Álvaro.
¡No podés echar a Soledad, es como mi mamá! —se quejó Mentiritas, abrazándose a ella.
¿Por qué hacés esto, Álvaro? ¡Soledad es re buena! —cuestionó Tali.
¡Vuelvan a dormir! ¡Es muy tarde! —insistía Álvaro.
María Julia salió entonces de su oficina. Parecía que había estado trabajando todo el día y no había tenido tiempo de dormir aún. —¿Qué está pasando acá? ¿Por qué tantos gritos?
¡Tu sobrino quiere echar a Soledad del hogar, señorita directora! —le dijo Mateo.
¡¿Qué?! Álvaro… ¿te volviste loco? —susurró María Julia.
—No te metas, tía.
¡Como directora del hogar merezco tener parte de la decisión en todo esto! ¡No podés dejarme sin personal sin siquiera avisarme antes! ¿Por qué no estoy enterada?
—Si supieras lo que hizo Soledad, no solo la expulsarías, sino que también llamarías a la policía. Así que no te quejes.
¿La policía? Soledad… ¿qué hiciste?
Soledad miró a los chicos. Algunos de ellos era la primera vez que oían sobre sus intenciones secretas.
—Es más complejo de lo que parece —admitió ella, más para los chicos que para María Julia; y luego agregó—: Pero les aseguro que acá la víctima soy yo.
—Basta —ordenó Lucas, avanzando hacia Soledad—. Nosotros creemos en ella y sabemos que nunca haría nada malo, y que si lo hizo tendrá un muy buen motivo. Si la vas a echar, nosotros nos vamos también. ¿Quién está conmigo?
El resto de los chicos avanzaron, uno a uno, hacia Soledad. Formaron una línea frente a ella, como una barrera.
—Mirá Lucas, te aseguro que no querés tenerme como enemigo —le advirtió Álvaro.
—Y vos a mí tampoco —comentó María Julia, poniéndose frente a la barrera que los chicos habían formado.
—Tía… ¿vos? ¿Vas a poner a una desconocida por encima de tu sobrino? ¿Por encima de tu familia?
—No, Álvaro. Soledad no es una desconocida. Llevo poco tiempo trabajando para ella y pude ver que es una persona de bien, comprometida, y honesta. Ella nunca sería capaz de hacer algo tan grave como para que merezca ser expulsada así tan rápidamente.
Soledad se emocionó: María Julia, una Del Solar, estaba defendiéndola.
—A lo mejor esto te hace cambiar de opinión —dijo Álvaro mientras le mostraba en la pantalla de su celular el e-mail que había recibido de Juan Ignacio bajo una dirección de correo electrónico anónima.
María Julia lo sostuvo, leyendo sus líneas una y otra vez. No respondió, pero tampoco se movió.
—Si vos no querés irte, Soledad, entonces voy a llamar ahora mismo a la policía y que ellos decidan qué hacer con vos. Y con los que te defienden —espetó Álvaro.
Álvaro tiene razón, chicos. Yo me tengo que ir —dijo Soledad.
¿Qué?
—Les va a parecer raro, pero me pongo en su lugar y lo entiendo. Él está muy enojado, y lo mejor va a ser que tomemos distancia para ver qué podemos hacer con lo nuestro.
¿«Lo nuestro»? No hay nada «nuestro» —declaró Álvaro con la voz entrecortada.
—Yo me voy a ir, Álvaro. Pero solamente te pido una cosa antes. Una última cosa, y te prometo que no vuelvo nunca más.
¿Qué?
—Lo único que te pido es que hablemos vos y yo, en privado, para que yo pueda explicarte bien qué es lo que realmente pasó. Si después de escucharme, teniendo los dos puntos de vista, seguís pensando de la misma manera, entonces yo me voy y te aseguro que no me ves la cara nunca más.
Álvaro no quería aceptar, pero su corazón no le dejó otra alternativa.

—Seguime —le ordenó luego de un largo silencio, y ambos subieron hasta el cuarto de Soledad, donde ella iba a intentar hacerle entender lo que sucedía. Donde se iban a terminar las mentiras. Era ahora o nunca.

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¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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