Capítulo 34: Una estrella fugaz (Epílogo)
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Buscá la Luz
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ATENCIÓN: si todavía no leíste el capítulo 33 (final de temporada) no leas todavía este capítulo, es la continuación de ese.
Mientras corrían y metían cosas en mochilas como si la casa estuviera en llamas, todos preguntaban qué estaba sucediendo, y aunque Álvaro no respondía, todos sabían perfectamente cual era la respuesta a su pregunta.
Fue tanto el apuro
que tenían que, mientras bajaban las escaleras todos
juntos y a toda velocidad, Tali tuvo que ver cómo su bola de cristal se caía
desde su mochila hacia el suelo y se partía en mil pedazos.
—¡Mi
bola! ¡No!
—¡No
importa eso, Tali! —dijo rápidamente Lucas, tomándola del brazo y obligándola a
seguir corriendo— ¡Tengan cuidado de no pisar los cristales rotos!
Soledad cumplió con
su promesa: en el momento en que volvieron a la calle ella los estaba esperando
en la puerta de un colectivo. Les indicó a los chicos que suban tan rápido como
les fuera posible.
—¿De dónde
sacaste esto? —preguntó Álvaro mientras ayudaba a subir a los más pequeños del
hogar.
—Javier —se limitó a
responder Soledad.
Una vez que
hubieron subido todos, Álvaro se ubicó en el asiento del conductor y aceleró
tan rápido como pudo.
En ese momento
algo mágico sucedió: mientras todos preguntaban,
asustados, qué pasaba y a dónde iban, Malena miró al hogar por última vez en
mucho tiempo. Encima suyo, vio una estrella que parecía brillar más que las demás.
Entonces la reconoció: era la estrella que la había acompañado cuando tuvo que
enfrentarse a un animal salvaje durante su odisea en el bosque el invierno
pasado. No lo comentó con nadie por miedo a que crean que estaba loca, pero
entre todo el caos, sintió que esa estrella llenaba su interior de paz, asegurándole
que todo iba a estar bien.
—¿Qué
vamos a hacer, Sole? —preguntó Mentiritas una vez que el colectivo había
llegado a la ruta y escapaba a toda velocidad de la ciudad.
—No lo sé,
Eze. Pero tengo la sensación de que vamos a volver a ver a nuestros antiguos
amigos.
—¿Volvemos
a La Boca?
El resto de los
chicos, habiendo oído eso, se acercó a la parte delantera del vehículo.
—¿Vamos
a ir a ese hogar donde me rescataron? —preguntó Malena.
—Solo hasta que
las cosas mejoren —aseguró Soledad—. Vamos a quedarnos ahí hasta que
podamos conseguir pruebas para que todo esté bien, y después volvemos a Rincón
de Luz. Va a ser un tiempo nada más, quizás unas semanas.
—Entonces…
vamos a ser fugitivos —reflexionó Amir.
—Prefiero que lo
tomen como unas vacaciones.
—A nosotros también nos
buscaba la policía, ¿no? —dijo Lucas, en un rayo de inteligencia—. Por eso
estamos yendo con ustedes.
Y por primera vez
desde la llamada que recibió Álvaro, hubo un momento de silencio donde solo
se oyó el motor del colectivo.
—Sí
—admitió Soledad—, Victoria quería llevarlos a todos a un reformatorio que se
llama «Las Sombras». Pero no se preocupen, porque ni yo ni Álvaro vamos a dejar
que eso les pase.
—Yo no quiero ir a
un reformatorio… —susurró Laura, asustada.
Soledad acarició su
cabeza. —No vas a ir. Vamos a refugiarnos todos en mi antiguo hogar, donde vivía
con Mentiritas y un grupo de chicos más, así como ustedes. Todos ellos son
buena gente, y van a ayudarnos hasta que podamos atravesar todo esto.
—No —dijo Lucas
con firmeza, sentándose derecho—. Nosotros vamos a ir, ustedes no
—Lucas, si estás
pensando que Álvaro y yo vamos a dejarlos, estás muy equivocado —dijo Soledad.
—No lo estoy
pensando, lo estoy exigiendo —insistió Lucas—. ¿Es que no te das
cuenta? Si ven a un grupo de chicos con una pareja por la calle, van a
sospechar. Los van a encontrar, y a nosotros también. No vamos a durar ni dos días.
En cambio, si ustedes se refugian en otro lado, nosotros podemos pasar
tranquilamente como nuevos internos del hogar ese.
Soledad pudo ver
en los ojos de Lucas la mirada de alguien que había vivido mucho tiempo en la
calle, que había sufrido mucho, y que estaba dispuesto a hacer lo que sea con
tal de proteger a sus amigos. Lo apartó del resto y, llevando su mochila (la
cual Álvaro se había encargado de armar por ella), se dirigieron al fondo del
vehículo.
—Siempre supe que
este momento iba a llegar. Desde que te conocí supe que iba a haber un
momento en el cual ibas a tener que hacerte cargo de los chicos —dijo Soledad,
algo triste—. Si bien tu diferencia de edad por encima de los otros a veces no
es tan grande (como con Julián, a quien solo le llevás unos meses), sé muy bien
que vos sos el que tuvo que crecer de golpe. Hoy, con casi catorce años, puedo
ver que sos más maduro y responsable que muchos chicos de veinte. Tomá, esto te
va a servir allá —le dijo, entregándole un farol de mano sin encender.
Lucas lo tomó
dubitativo y le dedicó una mirada profunda, con una mezcla de tristeza y
responsabilidad. Tenía grabadas las palabras «No dejes de buscar» en el borde.
—Barrio La Boca.
Preguntá por el hogar de niños huérfanos «El Alba»,
todos lo conocen.
—No te preocupes.
Yo voy a cuidar a los chicos como lo hubieran hecho Álvaro
y vos. No te voy a fallar.
—No tengo la menor
duda al respecto —concluyó Soledad con una sonrisa.
Regresaron
entonces a la parte delantera, con todos los chicos expectantes.
—Lucas y yo
estuvimos hablando, y me di cuenta de que tiene razón. Álvaro
y yo vamos a tener que separarnos de todos ustedes por un tiempo. Es por su
bien, para que no los lleven a un reformatorio. Pero les prometo que nos vamos
a volver a ver, y que tanto Lucas como la gente de mi hogar van a cuidarlos
como Álvaro y yo.
Mentiritas saltó de
su asiento y corrió a abrazar a Soledad. —¡Yo no me quiero separar de vos otra
vez! —sollozó.
Ella se agachó y lo
miró de frente. —Es por un tiempo nada más, Eze. Además, ¿no extrañás a Clarita
y al resto de los chicos? ¿No querés volver a verlos?
—Sí,
pero… no quiero perderte a vos de nuevo. Por eso me escapé de allá en primer
lugar.
Soledad volvió a
sentarse, angustiada. A ella no le dolía menos que a él tener que dejarlo, y
tampoco al resto de los chicos.
—Si Mentiritas se
va con vos, yo me voy con ustedes —dijo Laura muy despacio.
Tali entonces
recordó las palabras de Jaudín y decidió no dejar
pasar esa oportunidad.
—¡Y
vayan! Laura, Mentiritas… ustedes vayan con Soledad y Álvaro, y nosotros vamos
con Lucas —dijo, como si acabara de descubrir la cura para una enfermedad muy
grave—. Total por solamente dos chicos no van a sospechar de ustedes, ¿no?
—¡Eso!
—gritaron Mentiritas y Laura, aliviados; sin embargo, la mirada de Soledad
presentaba claros indicios de incertidumbre.
—¿Vos
qué pensás? —le preguntó a Lucas, preocupada.
—Bueno… —dudó
él—, supongo que no hay problema. Además, pueden hacerlos pasar por sus hijos y
así la gente sospecharía todavía menos que viéndolos solos.
—¿Ves? ¡Es
una idea genial! —lo apoyó Tali, hablando cada vez con más energía—. Además son
los más chicos, no van a poder soportar tanto cambio. Mateo, a diferencia de
ellos, vivió mucho tiempo en la calle con nosotros, y ya sabe cómo manejarse en
estas cosas.
—Bueno… está
bien —cedió finalmente Soledad. Mentiritas y Laura festejaron, pero a pesar de
ser Navidad, el ambiente no era de festividad en lo absoluto.
Habían
pasado varias horas y era ya muy temprano por la mañana cuando estaban a muy
poca distancia de la gran ciudad de Buenos Aires. A pesar de que todavía era de
noche, el cielo parecía bastante más claro y a punto de amanecer en cualquier
momento. Para que la gente allí no se encuentre un colectivo con una pareja
llena de chicos, lo cual sería peligrosamente llamativo, Lucas decidió
descender del vehículo a esa distancia y seguir el resto del camino a pie.
Después de
una despedida entre emotiva y rápida, Soledad y Álvaro, junto con Mentiritas y
Laura, estaban listos para partir.
—Hasta pronto. Los
quiero mucho. Estén todo el tiempo juntos —eligió Soledad como últimas
palabras antes de regresar al vehículo y separarse. Las dijo con una sonrisa,
pero junto con ellas se presentaron algunas lágrimas que se esforzó por
disimular, fallando en el intento.
Veinte minutos más
tarde, los chicos volvían a estar solos. Lucas escoltaba a Malena, Tali, Lucía,
Carola, Mateo, Amir, Úrsula, y Julián hacia el nuevo destino que iba a ser su
hogar por un tiempo, sosteniendo delante suyo el farol de mano que Soledad le
había entregado.
—Así que
acá estamos, de vuelta en la calle… aunque esta vez siendo más —comentó Tali.
Mateo estaba
sorprendentemente serio. —¿Por dónde quedará el hogar de Soledad y
Mentiritas?
—No sé la
dirección exacta —admitió Lucas—, pero Soledad me dio indicaciones. Vamos a
llegar, no te preocupes. Vamos a pedirle a la gente en la calle que nos ayude a
orientarnos y vamos a llegar bien.
—A mí no
me preocupa eso. Vivimos en la calle mucho tiempo, y siempre nos la arreglamos
bien —se jactó Julián, aunque no muy seguro de sus palabras.
—Pero esto es
distinto, estamos en una ciudad mucho más grande —señaló Mateo.
Malena miró
entonces al cielo. Estaba a punto de amanecer, pero en el firmamento aún oscuro
notó algo que llamó su atención.
—¡Miren!
¡Una estrella fugaz!
Todos miraron a la
estrella, que Malena reconoció entonces como suya, y sintieron lo mismo que
había sentido ella aquella noche de invierno en el bosque.
—No se preocupen,
chicos —dijo Lucas entonces, muy seguro de sí mismo—. Vamos a llegar bien,
vamos a tener un nuevo hogar, y después vamos a volver a Rincón de Luz. Lo
prometo.
Y entonces,
siguiendo a la estrella fugaz, los chicos se dirigieron a un nuevo lugar para
continuar con su aventura. No sabían cuánto tiempo iban a estar
allí, ni qué iban a encontrarse, pero sin embargo nunca se preguntaron «por qué».
No. Ellos habían
sido muy afortunados ya: habían vivido en una casa llena de comodidades, de
gente que los quería, de un caleidoscopio mágico, y por sobre todas las cosas,
con Soledad. Ahora sabían que este nuevo rumbo no era un capricho del destino,
del universo; sabían que había un motivo detrás de todo esto. Por eso nunca se
preguntaron «por qué»; en su lugar, decidieron preguntarse «para qué».
Y la estrella se
encargaría de responder esa pregunta en los siguientes
meses.
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¿Qué es "Buscá la luz"?
"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.
En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.
Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.
Escrito por Fundador
Me encantaron los dos capítulos, pero nuevamente me dejas con la intriga... ¿No hay avances de la siguiente temporada?
ResponderEliminar¿Qué pasa después?, ¿Quiénes se incorporan ahora?
tengo muchas dudas!!
Mil disculpas! Fue un error mío. Como no tengo la costumbre de publicar un jueves, me olvidé de subir el avance. Ya lo publiqué, error corregido. Gracias por leer :D
Eliminarestan genial los caps, no lo habia leido antes porq me daba pena q se termine
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