Capítulo 27: La puerta roja de los rebeldes


Durante la mañana siguiente, muy temprano, cuando el sol apenas había salido, un timbre igual a los de las escuelas sonó por todo el depósito, despertando a los chicos de sus sueños.
—Arriba. Parece que es hora de despertarnos —murmuró Malena, apenas consiguiendo sentarse sobre su cama.
—¿Tan temprano? No puede ser —se quejó Mateo. El resto de los chicos sin nombre ya estaban levantados y dirigiéndose hacia el pasillo.
—Por lo menos pudimos dormir en una cama. Hacía mucho tiempo que no podíamos hacer algo así. Desde que estábamos en Rincón de Luz. —Amir, al igual que los chicos sin nombre, ya se había despertado, solo que en lugar de ir hacia el pasillo se dedicó a realizar una rutina de ejercicios que acostumbraba a ejecutar todas las mañanas sin excepción desde sus días como príncipe.
—Chicos… ¡Chicos, desapareció! —exclamó Lucas.
—¿Qué?
—¿Qué pasó? ¿Qué te robaron?
Lucas buscaba desesperado por todos los rincones del depósito.
—¡El farol de Soledad! ¡Desapareció, no lo encuentro! ¡Alguien se lo llevó!

—¿Estás seguro de que no lo guardaste en algún lado anoche? —preguntó Úrsula.
—No, nada que ver. ¡Lo dejé al lado de mi cama, estoy segurísimo! ¡Y ahora no está!
En ese momento una voz comenzó a sonar. No fue hasta entonces que notaron que en las esquinas del depósito habían pequeños altavoces que, aparentemente, tenían una potencia nada coherente con su diminuto tamaño.
«Seguramente no entiendan bien qué está pasando, chicos nuevos, pero ese timbre no fue solo para despertarlos: también significa que comenzó el horario laboral. Diríjanse al fondo del pasillo e ingresen por la puerta de la derecha, ahí los estoy esperando».
Los chicos obedecieron, y una vez allí se encontraron con una escena que les pareció escalofriante de una manera extraña: su concepción de «trabajar» consistía en encerrar a todos los chicos en un cuarto pequeño y oscurísimo, donde había únicamente una mesa negra larga. Los chicos debían pararse alrededor de ella pasándose un papel; el primero que tenía el papel lo doblaba por la mitad, el siguiente lo desdoblaba, el tercero lo volvía a doblar, y así consecutivamente en un ciclo interminable de papeles que se doblan y desdoblan. A Úrsula le pareció tan extraño que creyó de pronto ser la más normal de los humanos, incluso a pesar de sus poderes mágicos.
—¿Para qué hacen esto? —Se suponía que iban a intentar obedecer, pero Malena no pudo evitar cuestionar la tarea aparentemente inútil.
—Buenos días, ¿no? —replicó Martirio, de pie junto a una de las paredes—. Esta tarea sirve para canalizar la energía en algo productivo y evitar así que se desperdicie en cosas inútiles como soñar, tener ilusiones, reírse, jugar, entre otros.
—Pero… —Lucía estaba a punto de quejarse justo cuando su hermano mayor logró callarla.
—Pónganse a trabajar, ¿qué esperan? —les ordenó Martirio, y luego agregó—: Sin embargo, no quiero que piensen que no me preocupa su salud: ¿Cómo pasaron su primera noche en Las Sombras? ¿Durmieron bien?
—Sí, pero cuando nos despertamos nos faltaba algo —espetó Lucas mientras doblaba uno de los papeles y se lo pasaba al chico sin nombre de su derecha.
—¿Esto? —preguntó Martirio, mostrando el farol que había tenido escondido detrás suyo hasta ese momento.
—¿Por qué tiene nuestro farol de mano? —Malena tuvo que resistir las ganas de lanzarse encima de la directora para quitárselo.
—Porque en el hogar Las Sombras ningún chico tiene nada, y mucho menos esperanza —dijo con severidad.
—Disculpe, señora —intervino Lucas, acercándose a la directora y dejando de lado el trabajo—; yo quiero portarme bien y ser obediente, pero de acá no me muevo hasta que me devuelva el farol.
Martirio trató de contener la risa por un momento, y luego habló.
—Los chicos rebeldes como vos, los que reclaman justicia, son nuestra especialidad acá en Las Sombras. ¿Sabías eso?
—¿De qué está hablando? ¿Qué le va a hacer a mi hermano? —exclamó Lucía.
—Yo en tu lugar cuidaría el tono con el que me hablás, chiquita —advirtió Martirio, y pulsó una opción en su teléfono celular. Pocos segundos más tarde, dos hombres habían ingresado al cuarto y se llevaban a Lucas por los brazos, quien intentaba resistirse en vano.
—¡¿Qué hace?! ¡¿Adónde lo llevan?! —Mateo hizo ademán de querer ayudarlo, pero Malena lo detuvo. Sabía que eso solo causaría más problemas.
—A la puerta roja de los rebeldes, ¿dónde más? —dijo Martirio, como si estuviera explicando una obviedad—. ¡Ahora silencio! ¡Basta de conversaciones! ¡En la hora del trabajo está prohibido hablar! ¡Y también mirarse!

Mientras tanto, en el granero, todos se habían reunido en la sala principal. Aunque ahora que no estaban más los chicos de Rincón de Luz, «todos» se reducía a Clarita, Nadia, Josefina, Estrella, Paco, y Joaquín —quien seguía descansando en su cama—.
—¿Estarán bien los chicos? —preguntó Josefina, aunque parecía que le estaba hablando a su muñeca.
—No te preocupes, Lucas los está cuidando —la consoló Nadia.
En ese momento sonó el teléfono celular de Clarita, estaba recibiendo una llamada de un número desconocido.
—Hola, ¿quién habla? —preguntó, y luego de un instante gritó—: ¡Soledad! ¡No puedo creer que al fin esté escuchando tu voz de nuevo!
Todos corrieron hacia ella, emocionados, pidiéndole que le envíe saludos de su parte.
—Los chicos acá te mandan saludos y dicen que te extrañan. Sí, ya fui al hogar Las Sombras, pero no me dejan hacer nada: dicen que los únicos que pueden sacarlos de ahí son sus tutores legales, que en este caso serían Álvaro y vos. La verdad es que ya no sé qué más puedo hacer.
Clarita escuchó con atención las palabras de Soledad y su expresión pasó a ser de mucha preocupación.
—¿Cómo? Pero… ¿qué? ¡No, no! ¡Eso es terrible, Sole! ¡No puede ser! Ahora sí que no hay esperanza… estamos perdidos.

Lucas imaginaba que tras la puerta roja de los rebeldes se escondían cuchillos, armas, y otros objetos para dañarlo físicamente. Sin embargo, subestimó el poder del cuarto cuando vio que se trataba únicamente de una silla frente a una pared oscura. Lo sentaron en la silla, amarrándole los brazos y las piernas, así como también la cabeza y los párpados para impedirle cerrar los ojos. Un momento después, cuando lo dejaron solo, comenzó a proyectarse sobre la pared una imagen donde se veía muy de cerca a Martirio en tonos azules oscuros. Comenzó a decir unas palabras, hablando siempre con muchísima lentitud y suavidad, pero también con énfasis.
—Los sueños no existen. Tampoco el amor, ni la belleza —recitaba la proyección.
Lucas comenzó a incomodarse y trató de liberarse de la silla, pero estaba demasiado bien amarrado como para hacerlo.
—No existen las familias felices, ni los amigos, ni las relaciones. Solo sos un número. Un numero más, insignificante, que a nadie le importa ni le va a importar nunca.
Su cuerpo comenzó a llenarse de sudor. A lo mejor era por la intensidad con la que eran dichas o por la lentitud; no sabía por qué, pero esas palabras parecían estar penetrando en lo más profundo de su ser.
—Un número sin pasado, ni presente, ni futuro. No podés pensar ni sentir. Tu mente ya es mía. Tu voluntad está completamente quebrada. Sos mío. Y, al mismo tiempo, sos nadie.

Muy rápidamente, las condiciones de Lucas empeoraron todavía más. De repente ya no solo se sentía terriblemente mal, sino que había perdido la noción del tiempo: no sabía si había estado viendo esa proyección hace minutos, horas, días, o incluso semanas. Su visión comenzó a nublarse, y casi sin que se notara, cayó inconsciente sobre la silla; aunque claro que eso era casi imposible de percibir estando tan amarrado: cada parte de su cuerpo seguía estando ubicada igual a como se ubicaría estando sentado y despierto, incluso sus ojos seguían abiertos, la diferencia era que dentro de ese cuerpo ya no había nadie pensando ni sintiendo. Lucas había dejado de ser él.

1 comentario:

¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

Escrito por Fundador

Twitter

Soñamos juntos con:



Soñamos juntos con:


PLL Arg

Ediciones Frutilla

Una nueva aventura comienza

Letra por letra

Seamos aliados



Seamos aliados


Busca la Luz