Capítulo 11: Hasta que la muerte los separe


Llegó entonces la hora de dormir. La ciudad ya había oscurecido, los grillos habían empezado a cantar, y, si uno ponía atención, podía escuchar ronquidos en la distancia. Y mientras las luces de las casas de la ciudad se apagaban, había una en Rincón de Luz que seguía encendida: la del dormitorio de las chicas.
Y es que recibir la noticia de que Soledad (quien para ellas era casi una mamá) iba a casarse no era algo que sucediera todos los días. La emoción era demasiado fuerte como para dormirse a tiempo.

—¡Estoy tan ansiosa! —exclamaba Úrsula—. Nunca estuve en un casamiento antes, y me muero por estarlo.
Todas estaban en sus camas, con sus lámparas encendidas. Como pretendiendo tener la intención de dormir, pero sin siquiera intentar ahuyentar la luz ni cerrar los ojos.
Estrella era la más entusiasmada de todas. —Vamos a bailar un montón, y comer, y reírnos. ¡Va a ser súper divertido!
—Chicas, ¿en serio? —dijo Lucía—. Lo importante no es que vaya a haber un casamiento, lo importante es que es el de Soledad… ¡y con Álvaro!
—Ahora van a ser como nuestra mamá y nuestro papá, ¿no? —Josefina se sentó sobre su cama, mirando al resto de las chicas—. ¡Y nosotras vamos a ser casi hermanas!
—Es muy loco, ¿no? —reflexionó Malena—. Pensar que cuando se conocieron se llevaban como perro y gato, y ahora van a jurarse amor eterno. ¡Las vueltas de la vida!
—Yo siempre supe que iban a terminar casándose —dijo Laura—, desde que los conocí se miraron medio raro. Como se miran los novios, incluso antes de serlo. Como nos miramos Mentiritas y yo.
El resto de las chicas rieron y le hicieron bromas.
—¿Qué? ¡Es en serio! Mentiritas y yo nos vamos a casar algún día también.
—¿No sos un poco chica todavía como para ponerte a pensar en eso? —dijo Malena.
—Cuando yo me case —la interrumpió Estrella—, voy a hacer que todos los invitados lleven flores en la cabeza y bailemos toda la fiesta. Creo que ni siquiera me importa con quién, solo quiero que bailemos.
—¡Yo también! —añadió Úrsula.
—¡Qué asco! Yo no me voy a casar nunca —anunció Lucía—, los chicos son todos unos tarados.

Pero ellas no eran las únicas despiertas. Aunque con menor entusiasmo, los chicos también se sentían inquietados por las noticias del futuro casamiento… algo que no muchos de ellos esperaban.
—Yo pensé que Álvaro no se iba a casar nunca —dijo Mateo—. Siempre le gustan un montón de chicas al mismo tiempo, ¿por qué elegiría quedarse solamente con una? Yo no voy a hacer como él, nunca me voy a casar.
—¡Eligió solo una porque es Soledad! —Mentiritas no podía callarse cuando alguien la despreciaba. —¡Ella vale más que todas juntas!
Amir tenía un punto de vista muy diferente. —Lo que yo no puedo creer es que acá puedan elegir con quién casarse. ¡Qué suerte tienen! Si yo hubiera nacido acá, nunca hubiera tenido que escaparme… aunque tampoco sería un príncipe —dijo, refiriéndose a cuando se escapó de su tierra natal para no participar en un matrimonio arreglado con una chica a la cual ni siquiera conocía.
—Aunque, si no hubieras hecho eso, tampoco te hubieras perdido en el bosque y llegado a Rincón de Luz —señaló Lucas.
—Yo no entendí bien, ¿qué es casarse? —preguntó Guillermo. Todos lo miraron y luego rieron, asumiendo que era un chiste.
—Mejor vamos a dormir, que ya es tarde y los futuros esposos van a venir a retarnos —dijo Lucas, y acto seguido todos apagaron sus respectivas lámparas, dejando el cuarto iluminado apenas un poco por la luz lunar que se infiltraba por los vitrales de las ventanas.
Lucas no se había dado cuenta hasta ese momento de lo cansado que estaba. No habían pasado ni diez minutos desde que había apoyado la cabeza en su almohada azul, que ya estaba durmiendo.
Soñó con una iglesia. Una alfombra roja en el medio de ella, rodeada por varios bancos de personas vestidas con ropa formal. Reconoció varias de las personas paradas: eran sus compañeros del hogar, asistiendo a lo que parecía ser un casamiento.
Se reconoció a sí mismo parado adelante de todos, y no fue hasta ese momento en el que notó que él mismo estaba esperando a su futura esposa para casarse. Inmediatamente las puertas de la iglesia se abrieron, y entró por ella una chica vestida completamente de blanco y con un velo cubriendo su cara.
—Malena… —susurró.
Él tenía apenas catorce años, todavía no quería casarse, pero todo valía la pena si era por ella. El gran amor de su vida.
Al tenerla finalmente en frente, le quitó el velo y se sorprendió mucho al ver que no era Malena quien estaba por contraer matrimonio con él.
—Hola, futuro esposo. ¿Listo para pasar el resto de tu vida conmigo?
Se despertó al instante, todo sudado. Mateo corrió hasta su cama.
—¿Qué te pasó, Lucas? ¿Estás bien? —preguntó, sentándose junto a él.
—Sí, Matu. No pasa nada, fue una pesadilla solamente. Volvé a dormir.
—¿Una pesadilla con Pía?
El corazón de Lucas se detuvo por un momento.
—…¿Pía? ¿Qué tiene que ver ella?
—Te despertaste gritando su nombre.
Hubo un momento de silencio. Sin saber muy bien qué decir, comenzó a hablar con torpeza. —¿Qué? Nada que ver. Volvé a dormir que es tarde, dejate de pavadas.
—Sí, claro —dijo Mateo riendo, y regresó a su cama.
¿Acaso acababa de ser real? El recuerdo del sueño volvió a su mente con claridad cinematográfica.
Había soñado que se casaba, pero no con Malena…
…sino con Pía.

1 comentario:

  1. Ay,no me quiero ni imaginar que quiere decir ese sueño. Igual me pareció muy tierno que al principio halla imaginado que era Malena. Espero que Lucas no empiece a sentir nada fuerte por Pía.

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¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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