Capítulo 13: La pesadilla de Lucas


—No sé, Lau. A mí no me termina de convencer.
Mentiritas y Laura estaban en la sala de juegos, tirados en dos pufs. Ayer por la noche ella había dado la noticia sobre su adopción.
—¿No te ponés contento por mí? Betina es mi tía y Pía es mi prima. Ya son dos familiares, y yo nunca tuve familia. Nunca conocí a mi mamá, lo más parecido a eso que tuve fue Pedro.
—Pero es que siempre te miró raro esa mujer… —le recordó Mentiritas.
—Sí, y tenías razón. Me miraba raro porque ella ya sabía que yo era su sobrina, ya me lo explicó todo: se mudó acá para estar cerca mío, para conocerme.
Ella lo miró, pero él todavía no parecía estar conforme, así que continuó:
—Cuando perdí a mi mamá pensé que no iba a poder tener una familia nunca más, pero ahora que apareció su hermana, y que me quiere adoptar, es como si la vida estuviera dándome una segunda oportunidad.
—¿O sea que ya lo decidiste? ¿Me vas a abandonar?

—Nunca te voy a abandonar, acordate que cuando seamos grandes me voy a casar con vos. Y no, todavía no lo decidí. Le dije a Betina (o sea, a mi tía) que necesitaba unos días para pensarlo, porque va a ser difícil para mí no vivir más con ustedes, por más que me mude solo a la casa de al lado.
—Está bien, sea lo que sea que decidas yo te voy a apoyar. Aparte te voy a tener cerca para vigilar que Betina no te haga nada malo. Pero prometeme que lo vas a pensar bien, ¿sí?
—Te lo prometo —dijo Laura, sonriendo.

A pesar de que Mentiritas parecía tomarse bastante bien la noticia, y que el resto de los chicos también se puso muy alegre cuando Laura lo dijo, en el despacho de la dirección las cosas no eran tan así.
—¿Por qué le dijiste a Laura que sos su tía y que la querés adoptar? ¡Habíamos acordado primero hacer los exámenes médicos correspondientes! —exclamó Soledad.
Sentada frente a ella, Betina conservaba la calma.
—Te pido mil disculpas por no habértelo comentado antes, pero es que estaba tan ansiosa que no me pude contener. Pero no te preocupes, los exámenes médicos ya los hice, y efectivamente soy la tía de Laura.
—Ah, ¿sí? —Soledad la miró con desconfianza.
Betina tomó un papel de su cartera.
—Como veía que Álvaro y vos estaban llenos de trabajo, me tomé el atrevimiento de iniciar yo misma el proceso médico para verificar el parentesco. Acá está el examen de ADN —dijo, entregándole el papel—, en él se comprueba que Laura es la hija de mi hermana, Juana Velasco. Espero que no te haya molestado mi apuro.
Si Soledad supiera algo de medicina, hubiera notado al instante que el supuesto examen de ADN era en realidad una falsificación de muy mala calidad realizada por Juan Ignacio desde la cárcel. Se la había enviado a Betina para acelerar el proceso de adopción de Laura. Pero como Soledad no sabía nada de eso, le devolvió el papel a su vecina creyendo que todo era correcto.
—Bueno, parece que todo está en orden. De todos modos, nadie puede obligar a Laura a ser adoptada. Ella tiene que querer por su propia voluntad vivir con su tía.
—Y con su prima —agregó Betina, ya sin tanta simpatía—. Pero no te preocupes, yo tampoco quisiera hacer algo que a ella le moleste. Le voy a dar todo el tiempo que necesite hasta que venga a vivir con nosotras. Lo cual, como todos sabemos, va a ser lo mejor para ella.
Soledad asintió con disconformidad.
—Sí, supongo. También es importante que sepas que la adopción no es algo de un día para el otro. En el caso de que Laura aceptara, tendría que atraversarse un período de adaptación, y a partir de allí se definiría si se te entrega la custodia definitiva o no.
—Lo sé, pero estoy segura de que no va a haber ningún inconveniente, no creo que extrañe a sus amigos. Vamos a seguir viviendo acá al lado, van a poder visitarnos (y ella a ustedes) cada vez que quieran. ¡Si total se llevan de maravilla conmigo y con mi hija!
En ese momento Laura ingresó a la dirección.
—Permiso. ¿Puedo hablar con vos, Sole?
—Sí, mi amor. Pasá, Betina justo se estaba yendo.
—En realidad —respondió Laura—, quiero que se quede. Lo que vengo a decirte es algo que en realidad va para las dos.
—¿Es sobre la adopción? —preguntó Betina.
—Sí, ya lo decidí.
—¿Qué decidiste? —Soledad sintió cómo se erizó la piel en su espalda.
—Acepto tu invitación, tía. Quiero irme a vivir con vos y con mi prima.

Pía, la supuesta hija de Betina (que en realidad era la hermana), estaba en ese momento en el patio trasero del hogar, más específicamente en la entrada al laberinto.
—¿Qué pasa? ¿Por qué me trajiste acá, tan lejos del resto? —preguntó.
Lucas miró a su alrededor, y luego de nuevo a Pía.
—Quería que estemos solos, tengo que hablar con vos.
Pía sonrió. —¿En serio? Bueno, decime. ¿De qué tenemos que hablar?
—Bueno, este… yo…
Lucas ni siquiera se atrevía a mirarla a los ojos, y Pía estaba totalmente segura de las palabras que iban a salir de su boca. Emocionada, dio un paso acercándose a él.
—Estás temblando.
—Es que estoy un poco nervioso —admitió Lucas—, no es fácil esto que te voy a decir.
—Sabés que a mí me podés decir lo que quieras.
—Bueno, estuve pensándolo mucho, y creo que me están empezando a pasar cosas con vos, y…
Ahora, lo que sucedió a continuación fue totalmente opuesto a lo que Lucas tenía planeado: su idea era confesarle a Pía que tenía sentimientos por ella, y que por el bien de su relación con Malena iban a tener que distanciarse. Sin embargo, Pía se acercó y lo besó sin siquiera dejarlo terminar la oración.
Y peor se hubiera sentido si hubiera descubierto que Lucía, su hermana, estaba observando toda la escena desde la ventana del hogar. Furiosa, salió corriendo hacia su cuarto.
Una vez que se hubo ido, Lucas finalmente se alejó de Pía, sin saber que acababa de ser observado por su hermana.
—Esperá, creo que… —dijo, pero Pía lo interrumpió poniendo un dedo sobre sus labios.
—Sh, no digas nada. No arruines el momento. Ahora me tengo que ir, mi mamá me está esperando, pero después seguimos con esto. Nos vemos —dijo, y se despidió besándolo nuevamente.
Y entonces Lucas se dio cuenta de que, casi por accidente, estaba engañando a Malena con su vecina.

Lucía, por su parte, acababa de descubrir que detestaba cómo era su hermano con su amiga. Y no iba a dudar en contarlo.

0 personas dejaron volar sus sueños:

¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

Escrito por Fundador

Twitter

Soñamos juntos con:



Soñamos juntos con:


PLL Arg

Ediciones Frutilla

Una nueva aventura comienza

Letra por letra

Seamos aliados



Seamos aliados


Busca la Luz