Capítulo 25: Buscá la luz (Final de temporada)


Se habían hecho ya las cinco de la mañana, faltaba alrededor de una hora y media para el amanecer, los chicos se quedaban sin tiempo: Pedro había asegurado asesinar a Soledad si no se deshacían de Mentiritas antes de que saliera el sol.

Carola y Malena habían pasado la mayor parte de la trasnoche buscando a Pedro en cuartos de la casa. Era tan grande que recién ahora habían desistido en su búsqueda sin resultados.

Estaban cansadas y tristes, sin mencionar el grande sentimiento de impotencia que las invadía.

—¿Y ahora qué hacemos? ¡Soledad y Pedro no están por ninguna parte! —dijo Carola casi llorando.

—Pensemos… ¿Qué haría Soledad en una situación así? —preguntó Malena.

—Seguro que ella encontraría la forma de solucionarlo. No sé cómo hace, pero siempre soluciona todo.

Se quedaron pensando unos segundos. Fantaseaban con que Soledad despertaba y llamaba secretamente a la policía, entonces Pedro seguía creyendo que Soledad estaba inconsciente hasta que aparecía un oficial armado y lo condenaba a cadena perpetua.

—¡Ya sé! —soltó Carola, interrumpiendo la fantasía de Malena. –Vení –le dijo y la tomó del brazo, mientras comenzaba a correr.

Fueron al cuarto de Soledad y subieron al ático.

—Estoy segura de que esto es lo que Soledad nos aconsejaría que hagamos en un momento así –dijo Carola mientras se acomodaban entre los almohadones y las velas.

—¿Mirar por el caleidoscopio? ¿Vos decís que servirá? —Malena se mostró escéptica.

—Por supuesto que sí, Soledad venía acá siempre que estaba triste o tenía muchos problemas. Pero bueno… ¿Quién mira por el caleidoscopio? ¿Vos o yo?

—Mirá vos que sabés interpretarlo mejor, yo soy medio cabeza dura para esas cosas –le ofreció Malena. Carola aceptó, tomó el caleidoscopio, y miró apuntando hacia la ventana.

Vio a Lucas, Julián, y a Mateo; los tres llevaban puesto el uniforme del hogar. Estaban caminando en medio de la ruta, en una noche sin estrellas, sobre el asfalto que lo rodeaba un enorme desierto que parecía no tener fin.

De la arena del desierto salieron una especie de escorpiones verdes del tamaño de un televisor; cada uno de una tonalidad verde distinta, los más oscuros eran los más grandes. Uno de ellos se arrojó sobre Mateo y estaba a punto de clavarle el aparentemente venenoso aguijón, pero algo extraño sucedió: Lucas y Julián lo tomaron de las manos, y se tomaron de las manos entre sí también, entonces los tres comenzaron a brillar y los escorpiones se esfumaron.

Los tres siguieron caminando, tomados de las manos. —¿Qué ves?— le preguntó Malena.

—Esperá, necesito concentrarme, es difícil de interpretar –le pidió Carola. Malena obedeció y se quedó callada, esperando.

Los chicos siguieron caminando por varios minutos; si cualquiera pudiera haber visto eso, creería que ya había terminado, pero Carola tenía una corazonada que le decía que lo más importante todavía no había sucedido, y así era, ya que después de caminar varios metros algo nuevo apareció: Pedro salió del asfalto, tan solo a un metro delante de ellos, sacó un cuchillo, y en ese momento todo se puso en negro: Carola no vio nada más.

—¡Malena, por Dios, es terrible! —Carola estaba horrorizada. —¡Est-est-estaban…!

Malena no se quedaba atrás. —¿Qué? ¡¿Qué?! ¡Reaccioná, Carola! ¡¿Qué viste, qué pasó?! ¡¿Está bien Soledad?!

—P-Pedro… Pedro está en los túneles, con un cuchillo, y quiere lastimar a los chicos.

—¡¿Qué?! ¡Tenemos que ir ya mismo allá!

Ambas salieron del cuarto y bajaron corriendo las escaleras hacia la sala principal, donde encontraron a Tali sentada en el sillón, con la bola de cristal en su regazo.

—¡Tali, pasó algo horrible, están todos en peligro, vení con nosotras a los túneles! ¡Pedro está ahí! —le dijo Carola.

—¡¿Pedro está ahí?! ¡Por fin lo encontraron! Vamos a hacer justicia. –Se levantó y esperó mientras Carola abría las rejas de la chimenea mientras se metía. —¿Y cómo saben eso ustedes? Si yo estuve por acá y no las vi bajar en ningún momento.

—Después te explicamos, ahora no tenemos tiempo, Pedro puede encontrar a los chicos en cualquier momento –le dijo Malena, mientras las tres bajaron a los túneles.

—¿Era necesario que te traigas esa cosa? —preguntó Carola, refiriéndose a la bola de cristal de Tali.

—No es una cosa, es una herramienta de visión muy importante. La necesito.

—Bueno, ya estamos acá. ¿Ahora dónde buscamos? –preguntó Malena.

—Vamos a encontrarlos más rápido si nos separamos. Tomemos caminos diferentes, y si alguna lo encuentre, que grite, ¿ok?  —propuso Tali.

Tanto Malena como Carola asintieron, aunque esta última un poco más asustada todavía de solo pensar que podría llegar a tener que estar cara a cara a solas con Pedro.

Apenas Tali estuvo sola, llamó a Úrsula y ésta apareció.

—¿Otra vez vos, nena? Te dije que no puedo venir más a tu mundo, me lo prohibieron –dijo Úrsula, como si hubiera ensayado esas palabras muchas veces antes de decirlas.

—Esto es todavía más importante que lo anterior, ahora no solamente está en peligro Soledad, mi celadora, sino que también tres compañeros míos del hogar. Un hombre muy feo estaba viviendo en nuestra casa y ahora los está persiguiendo por acá para lastimarlos o matarlos.

—Nunca un día tranquilo, ¿no? No me llamás cuando querés bailar, no me llamás para saludarme… no. Siempre para salvarte de los líos en los que te metés.

—¡Esto no es mi culpa! Además, si fuese por mí estaríamos todo el día juntas, pero vos me dijiste que no te dejan venir a mi mundo, así que solamente te llamo si es un caso de vida o muerte, como ahora.

—Bueno, está bien. ¿Qué querés que haga?

—Necesito que me digas en qué parte de estos túneles está Pedro. Es el único hombre grande que hay acá, así que aunque no lo conozcas no creo que tengas problema en ubicarlo.

—¿Qué te pensás que soy? ¿Un GPS? No se puede usar magia para eso.

—¡Uh, por Dios! ¡No pego una hoy! ¿Por lo menos me podés acompañar por si aparece? Así le hacés algo y no me puede lastimar.

—Bueno, está bien, pero me las vas a pagar cara, ¡Son más de las cinco de la mañana!

 

 

Los chicos estaban totalmente seguros de haber roto un nuevo récord en agotamiento: entre el sueño, el susto, y la excesivamente larga cantidad de tiempo que habían estado caminando, aseguraban que debían reclamar un premio muy gordo.

Lo único que era peor que el cansancio era la monotonía y el silencio de aquellos túneles. El único sonido que oían provenía de sus propios pasos, y ocasionalmente, de sus propias voces hablando.

—Este lugar está muy silencioso. Es como si en el ambiente se respirara muerte –comentó Mateo. Julián se escandalizó.

—¡No digas eso, Mateo! –le dijo, más para sí mismo que para su amigo.

—Que no haya sonido es, en parte, algo bueno; eso significa que si Soledad está por acá, vamos a poder escucharla –comentó Lucas. Sus amigos coincidieron.

Siguieron caminando algunos minutos más, hasta que Lucas les hizo una señal para que se detengan, en silencio.

—¿Qué pa… —comenzó a decir Mateo, pero Lucas le tapó la boca.

—No hables –le susurró—. Creo que acabo de escuchar unos pasos.

—¿Será Soledad? —preguntó Julián también susurrando.

—Vienen de allá. Vamos –ordenó Lucas teniendo cuidado de no elevar la voz, entonces dieron media vuelta y caminaron en la dirección opuesta.

De una de las conexiones a otros túneles en los costados, apareció Pedro y lo enfrentaron cara a cara.

—¿Me estaban buscando? —les preguntó a los chicos.

Julián iba a lanzarse sobre él, pero Lucas lo detuvo porque notó que Pedro sostenía algo afilado en su mano.

—¿Qué es eso que tenés ahí? —le preguntó.

—Un cuchillo, voy a usarlo para deshacerme de ese mocoso Ezequiel, porque veo que ustedes se niegan a obedecerme. –Pedro se veía en muy mal estado, parecía como si hubiese tenido secuestrada Soledad por un mes entero. Lucas supuso que se veía así por no haber descansado en toda la noche, y se imaginó que él debía verse todavía peor.

—No vamos a dejar que le hagas nada a Mentiritas, él es uno de nosotros. ¡Andate de nuestra casa! —le ordenó Julián.

Pedro soltó una risa sarcástica. —¿Tu casa? Esta casa es mía por derecho de piso, yo llegué acá mucho antes que ustedes.

—Pero no era tuya, vos te metiste sin permiso. La casa es de la abuela de Álvaro, y ella se la dio a él para que vivamos nosotros –lo corrigió Mateo.

—¡No me importa! Sea de quien sea esta casa, ahora no solamente se va a tener que ir Ezequiel, sino también TODOS USTEDES.

—Nosotros no nos vamos a ningún lado, dejá a Soledad en paz –dijo Lucas, desafiante.

—Muy bien, entonces si no se van por cuenta propia, voy a tener que deshacerme de ustedes igual que voy a hacer con su amigo el metido: A CUCHILLAZOS. –Pedro se lanzó hacia ellos apuntándoles con el cuchillo, pero los tres se echaron a correr. Los siguió.

—¡Separémonos, así va a ser más difícil que nos alcance! —ordenó Lucas. Le hicieron caso y se fueron cada uno por un túnel diferente.

Pedro decidió perseguir a Mateo, ya que era el más chico y por lo tanto el más débil y lento de los tres.

Ninguno recordaba cuándo había sido la última vez que había corrido con tantas energías. Todo el cansancio, el agotamiento, la impotencia, la frustración, se habían convertido en energías para escapar, y estaban siendo eficaces. Lamentablemente Pedro también logró convertir en energía su odio, sus malas intenciones, y su ira.

Tali estaba caminando como si nada, atenta, hasta que escuchó sonidos no muy lejanos. Se acercó a paso lento y entonces vio algo terrible: Pedro tenía acorralado a Mateo contra un lateral del túnel, apuntando su cuchillo en su garganta.

—Todo esto podría haberse evitado si no metías las narices donde no te correspondía. Vos fuiste el que más se metió conmigo después de tu amiguito. Ahora vas a pagar por los dos –le decía Pedro. Mateo le respondía unas palabras, pero Tali no llegó a escucharlas por la distancia. Estaba a unos metros detrás de Pedro y apenas alcanzaba a ver la expresión de terror de su víctima.

—¡Úrsula, hacé algo! ¡Lo quiere matar! —le imploró Tali, lo más silenciosa que pudo.

Úrsula hizo un movimiento con las manos, pero no sucedió nada. –No puedo. No hay suficiente luz en este lugar. ¿No ves lo oscuro que es? Necesito energía para hacer un hechizo tan poderoso que salve a tu amigo.

Justo en ese momento, las tuberías comenzaron a temblar. Todos cayeron al suelo, incluyendo a Pedro y Mateo, pero él lo aferró muy fuerte para que no pueda escaparse. Lo levantó del suelo y, siempre sin dejar de amenazarlo, comenzaron a caminar lentamente ambos. Tali, sorprendida, los siguió asegurándose de que no los vea mientras pensaba cómo idear una forma de iluminar.

 

 

Cuando comenzó el temblor, Lucas se cruzó con Malena.

—¡¿Qué hacés vos acá?! ¡Es peligroso! —le dijo él, sorprendido.

—El caleidoscopio nos dijo que Pedro los estaba persiguiendo, así que vinimos a ayudarlos –le explicó mientras intentaban mantener el equilibrio.

—¿El caleidos-qué? ¿Qué es eso? —Lucas creyó por un segundo que Malena estaba alucinando del miedo.

—No importa. Tenemos que encontrar a Pedro rápido. ¡Vamos! —exclamó, y ambos empezaron a correr tan rápido como podían con ese temblor.

Después de un rato corriendo, comenzaron a caer rocas de la parte superior. Eran de distinto tamaño, la mayoría no eran más que una pequeña molestia, otras dolían bastante, y la roca en particular que Lucas vio cayendo por encima de Malena, era lo suficientemente grande como para dejarla inconsciente. Inmediatamente saltó sobre ella y la alejó, haciendo que ambos caigan a una distancia prudente, sobre el suelo.

—¡¿Qué hacés?! —le gritó Malena. Evidentemente no había visto lo que estaba a punto de suceder.

—Tuve que empujarte, te estaba por caer una piedra enorme en la cabeza. Ibas a quedar inconsciente, capaz hasta te hacía algo mucho peor –explicó él. Malena inmediatamente cambió la expresión de su cara por una mucho más blanda.

—¿…O sea que arriesgaste tu vida por mí?

—…Y, eso creo. –Ambos se quedaron mirándose a los ojos por un segundo, sus caras estaban a poca distancia.

—Bueno… —dijo Malena, alejándose y levantándose, muy inhibida y ruborizada. –Vamos antes de que le pase algo malo a Soledad o a los chicos.

—Sí, vamos —aceptó Lucas, y siguieron camino, sorprendidos de ver que los túneles se habían iluminado un poco, pero no tanto como quisieran.

Úrsula intentó conjurar su hechizo, pero la luz seguía sin ser suficiente.

 

 

Tan solo unos segundos después de que haya empezado el temblor, Julián y Carola se encontraron.

—¡Carola! ¿Qué hacés acá? ¡Es muy peligroso, Pedro tiene un cuchillo! ¡Tenés que irte ya mismo! –le pidió Julián.

—¿Qué? ¡¿Un cuchillo?! ¡No puede ser, Julián! ¡Tenemos que hacer algo!

—Vos andate, por favor. No quiero que te pase nada.

—No me voy a ir, tengo que ayudarte. ¡Mirá si le pasa algo a Soledad! –Carola comenzó a llorar y exclamó—: ¡Te juro que me muero, Julián! ¡Por favor, vamos a buscarla!

Julián la abrazó para contenerla como pudo, pero era algo difícil debido a los temblores. –Gracias… —dijo Carola un poco más calmada, cuando terminaban de abrazarse. –Ahora busquemos, que si le pasa algo a alguien, no me lo voy a perdonar nunca.

Carola había empezado a correr, pero Julián la detuvo tomándola por el brazo. Ante el riesgo de la posible muerte de uno o ambos de ellos, supo que era una situación extrema, y que era ahora o nunca. Sin dejarle hacer una pregunta, sin dejarla reaccionar, sin dejarla respirar siquiera, la acercó a él, la tomó por la cintura, y la besó.

Carola estaba sumamente sorprendida, pero eso no evitó que haya disfrutado del momento. Se besaron de una manera tímida y tierna, pero al mismo tiempo apasionada, apasionada por el amor que habían estado conteniendo dentro suyo casi desde que se conocían.

Cuando terminaron de besarse, Julián notó en Carola una mirada que nunca había visto antes: era su típica mirada enamorada, pero esta vez era tan intensa que le resultaba casi irreconocible. En cambio, a Carola le hizo mucha gracia la mirada de Julián, ya que estaba tan asustado de lo que había hecho que temía que Carola no vuelva a hablarle más.

—Eso fue… —comenzó a decir Carola. Julián puso su dedo en sus labios, para callarla.

—Shh…—le dijo suavemente. –No digas nada, solamente quiero una respuesta: ¿Querés ser mi novia?

Carola sintió como el corazón se le detenía un segundo, este era uno de esos momentos que creía que solo sucedían en las telenovelas y películas que veía. Sin dudarlo ni un poco, asintió. —¡Sí! ¡Claro que quiero! —exclamó felizmente.

Volvieron a besarse antes de volver a correr, pero esta vez no duró ni dos segundos porque algo extraño sucedió que atrajo toda su atención: el túnel comenzó a iluminarse de lleno; primero era una luz que permitía ver perfectamente todo, pero luego era tan blanca que, irónicamente, les permitía ver todavía menos que la oscuridad.

Úrsula no dudó en aprovechar la oportunidad, y exclamó más enérgica que nunca “¡Insicius Benedicterfecto!”. Un rayo celeste y blanco salió de sus manos, alcanzó a Pedro, y no pudo ver más debido al exceso de luz. Entonces exclamó “¡Temperare Dolor!”, y un humo gris dispersó el exceso de luz, permitiéndoles ver completamente lo que tenían en frente.

Al ver, Úrsula inmediatamente volvió a bola de cristal para que no la descubran, pues si bien Pedro estaba inconsciente, y Mateo tenía los ojos cerrados, éste no estaba solo, sino que estaba abrazando a una mujer de pelo lacio y vestimenta colorida: se trataba de Soledad.

4 comentarios:

  1. Me ENCANTO este Cap.!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!Especialmente la parte de Julián y Carola!!!!
    Espero que sigas con los Caps, porque acabo de mirar y solo has subido 16 caps de la segunda temporada :-(
    Espero que vuelvas a subir, yo también voy a subir una novela de RDL, chau !!
    =D

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    1. hola, gracias por leer y comentar! no te preocupes, voy a subir todos los 31 capítulos de la segunda temporada en lo que queda del año :3 cuando subas tu novela podés dejarme el link y con gusto la leo, saludos!

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  2. me encantaron lo momentos male-lucas y julian-carola...lastima q desp vayan a cortar (ya me spoile jaja) me gusta q pongas cosas q no estan en la novela, me lo trato de ir imaginando mientras lo leo como si pasara. esta muy buena tu novela, podrias mandarle ideas a cris morena jaja

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    1. jaja cuidado con los spoilers! siempre hay esperanza para julián y carola. muchas gracias por los buenos comentarios, me alegro muchísimo de que te haya gustado. saludos! :3

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¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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