Capítulo 26: Malena y la naturaleza



Esa mañana Malena se había despertado llena de energía y optimismo. El sol no brillaba, hacía frío, y seguía varada en medio de un bosque que le resultaba totalmente desconocido, pero aun así sentía que estaba cada vez más cerca de regresar al hogar. Sin embargo, no bien hubo abierto los ojos, pudo detectar con la vista a dos hombres caminando en la distancia.
—Despertate, Amir. ¡Creo que nos vinieron a rescatar!
—¿Qué...? —Amir despertó con un gran dolor en el cuello y no podía concentrarse fácil. El césped no era tan cómodo como su colchón de plumas.
—Mirá —le indicó ella, señalando en dirección a los hombres.
—Esos no son policías...
—¿Qué? —Los hombres estaban más cerca.
—Son los empleados de mis padres. Los enviaron para que vengan a llevarme de vuelta a mi país... ¡Nos vieron! ¡Vienen para acá! ¡Corramos!
Sin poder procesar muy bien la información, los dos tomaron sus cosas y corrieron a toda velocidad en dirección indefinida.
—¡Ayuda! ¡Socorro! ¡Por favor, alguien! —gritaba Malena cada veinte pasos. A Amir eso le pareció ridículo. ¿Quién iba a poder ayudarlos en el medio del bosque?
Cuando ya casi no tenían aire, tuvo que tragarse sus palabras. Desde detrás de un gran árbol que los cubría de ser vistos, alguien se lanzó sobre ellos y los llevó dentro de unos grandes arbustos.
—¡¿Pero qué...?! —comenzó Malena, pero el chico la tranquilizó y le pidió silencio susurrando. Desde dentro del gran arbusto vieron a los hombres seguir de largo varios metros, y finalmente desaparecer en la distancia.
Ya a salvo, salieron de nuevo al aire libre. Allí, en la luz, Malena y Amir pudieron observar mejor a quien acababa de ser su salvador: era un chico de unos diez años, tez clara, pelo castaño claro desprolijo, y con la piel algo sucia por la tierra. Llevaba únicamente una tela marrón decorada con hojas de árbol que cubrían su entrepierna, y andaba descalzo.
—¿Quién sos? —preguntó Amir, descortés.
—¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hacen acá? Puede ser peligroso —respondió el chico. Parecía amigable.
—No le hagas caso, es un consentido —se disculpó Malena—. Se llama Amir y es un príncipe, o eso se supone; yo me llamo Malena y soy de la ciudad. Vivo en un hogar de chicos huérfanos que se llama Rincón de Luz.
—Rincón de luz —repitió el chico, con interés—. Yo me llamo Iñaki, y esta es mi casa.
—¿Estos arbustos son tu casa? —preguntó despectivamente Amir.
—No, no solo los arbustos. El bosque entero. El mundo entero —se corrigió.
—¿No te da frío vivir acá con la poca ropa que tenés? Si querés puedo conseguirte algunas telas reales, o...
—No, no tengo frío. Mi cuerpo está en completa armonía con la naturaleza. Ella me da lo que le pido, y yo le doy lo que me pide.
Malena y Amir se miraron, un poco desconcertados.
—Bueno, chico armonioso... ¿Creés que puedas ayudarnos a volver a la ciudad? —preguntó ella.
—¿La ciudad? ¿Para qué quieren ir ahí? —Iñaki parecía ofendido—. Lleno de edificios, de humo, con el aire viciado, gente que solo se preocupa por sí misma...
—Bueno, no quiero sonar grosero, pero acá tampoco parece que haya mucha gente con vos —señaló Amir.
—Gente quizás no, pero animales sí. Tengo con ellos una conexión espiritual muy profunda. Nos ayudamos mutuamente... déjenme mostrarles. —Iñaki emitió un silbido y un animal se acercó a él a toda velocidad.
Malena se puso pálida y retrocedió tres pasos. —¡El lobo! ¡Ese lobo quiso matarme!
—¿Prometeo? ¿Matarte? Él nunca le haría daño a nadie que no lo merezca. Probablemente hayas estado dañando el entorno natural o te haya confundido con uno de ellos —explicó con calma, mientras acariciaba al lobo.
—Bueno... igual, por las dudas, que no se me acerque mucho... —dijo Malena sin sonar muy convincente—. ¿Entonces nos vas a ayudar a volver a Rincón de Luz?
—No voy a ayudarlos a que empobrezcan sus almas contaminándolas con el calor gris de la ciudad.
—Por favor, Iñaki. Ahí está mi familia, mis amigos... ahí está quien de verdad soy —suplicó Malena, pero Iñaki seguía firme en su decisión—. Hace poco perdí a mi papá. Bah, lo perdí hace mucho... es una historia larga, pero ellos, los chicos del hogar, son lo único que me queda en la vida. Por favor, ayudame a volver con ellos. Sos mi única esperanza.
—Esperá... ¿Me dijiste que tu nombre era Malena?
—Sí. ¿Por qué?
—¿Por casualidad tu padre se llama Mario Cabrera?
Malena detuvo su respiración por un instante. —¡Sí! —exclamó— ¿Por qué? ¿Conocías a mi papá?
—Lo conozco, sí. Estuvo acá hace poco... me preguntó por vos. Te estaba buscando, ¿sabés?
—No... creo que te estás confundiendo. Mi papá se murió hace mucho.
—No, no se murió, aunque sí estaba bastante enfermo cuando lo vi. No tenía muy buena apariencia... parece que el invierno le estaba afectando bastante. Viniste hasta acá con tu tía, ¿no?
—¿Có... cómo sabés eso? —tartamudeó Malena.
—Tu papá me lo contó todo. Quiso que lo sepas en caso de que yo te encuentre y él no... tu tía te quiso alejar de él y te hizo creer que había muerto para sus propios beneficios. Una muy mala mujer, no le hubiera venido nada mal un poco de naturaleza en su vida. Esos males son provocados por la ciudad.
—¿Qué más sabés? ¡Hablá! —le ordenó Amir.
—Ella había secuestrado a tu padre para quedarse con vos y así poder cobrar la herencia de tu abuela —dijo, dirigiéndose a Malena—. Creo que había especificado que su fortuna iba a quedarse con quien tuviera hijos... y como ella tenía problemas de fertilidad, decidió quedarse con vos y criarte como si fueras su hija.
—¿Ves? Estás mintiendo. Mi abuela está muerta también, hace mucho.
—Sí, lo sé. En su testamento especificó que quería que su fortuna fuese enteramente destinada a la educación de sus nietos... se ve que no estaba muy conforme con sus hijos. Por eso tu tía secuestró a tu padre y lo hizo dar por muerto. Cuando te escapaste dejó de recibir dinero de tu abuela, el cual recibía en cuotas, y por eso no pudo pagar más para hacerlo desaparecer a Mario. Ahí lo dejaron libre y él fue a dar aviso a la policía... pero antes envió un SMS a tu tía avisándole todo. Él supone que fue en ese momento en el que ella entró en pánico y decidió secuestrarte a vos, y bueno... ya sabemos cómo acabó todo. Tuvieron un accidente y por eso estás perdida acá, ¿no?
Malena experimentó una serie de sentimientos muy difíciles de controlar. Primero rabia, por haber tenido que vivir sin su padre por culpa de su tía. Ella le había arrebatado todo lo que le importaba en la vida, le había mentido, y la había hecho vivir en una farsa. Pero luego vino la esperanza: eso significaba que todavía podía recuperar el tiempo perdido, que su padre estaba vivo y podía encontrarlo y vivir con él.
—¿Eso significa que mi papá está acá, buscándome?
—Así es. Puedo ayudarte a encontrarlo, eso seguro; pero no voy a ayudarlos a volver a la ciudad.
—¡Sí! ¡Ayudame a encontrarlo, por favor! ¡Hace años que no lo veo, lo necesito!
—Claro —asintió simpáticamente Iñaki, entonces le hizo unas señas a Prometeo, el lobo, y este salió corriendo a toda velocidad—. Fue a buscarlo con su olfato, y le fue a pedir ayuda a otros de los animales del bosque. No te preocupes, lo van a encontrar enseguida; pero vas a tener que quedarte conmigo hasta entonces. Y eso significa no ir a la ciudad.
Nos vamos a tener que quedar con vos. Estamos juntos en esto —declaró Amir.

—Muy bien, como quieran. Entonces relájense y descansen, que mientras conectan con la naturaleza solo van a tener que hacer una cosa para lograr lo que quieren: esperar.

4 comentarios:

  1. siii ojala male encuentre a su papa :)

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  2. Que lindo capitulo, estaré hasta el próximo Domingo ANSIOSA por saber lo que pasa (je, je, je):-)

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  3. Lindisimo el capitulo c:

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  4. Por cierto, yo siempre leo tu novela, pero no comento mucho :(

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¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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