Capítulo 31: Feliz cumpleaños (Epílogo)
14:50
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Buscá la Luz
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“Feliz cumple, Malena” decían los improvisados carteles
hechos con fibra negra sobre cartulina por los chicos y Álvaro rápidamente
mientras distraían a la cumpleañera. Los habían colocado en el comedor durante
la cena y, aunque estéticamente resultaban algo incómodos, a Malena le parecían
los carteles más lindos que había visto jamás.
Sebastián y Amir estaban en el cuarto de los varones terminando de acomodar sus cosas mientras el resto de los chicos, junto con Álvaro y Soledad, estaban teniendo su primera cena juntos en muchísimo tiempo.
Sebastián y Amir estaban en el cuarto de los varones terminando de acomodar sus cosas mientras el resto de los chicos, junto con Álvaro y Soledad, estaban teniendo su primera cena juntos en muchísimo tiempo.
En el momento del postre, después de que le canten el feliz
cumpleaños y mientras comían la torta que había comprado Álvaro en un apuro,
Malena se tomó un momento para mirar a su alrededor:
Lucas estaba a su izquierda, en la punta de la mesa, su
lugar predilecto de líder. A su izquierda, Julián y Carola comían más unidos
que nunca; incluso intercambiaban trozos de pastel innecesariamente y se
servían comida el uno al otro.
Laura ya no era la misma chica que había vivido secuestrada
en un oscuro y horrible sótano toda su vida. Ahora se la veía alegre, sonreía
siempre, y gracias a su amigo Mentiritas —quien ya no mentía tanto, y se
acercaba cada vez más a lograr ser llamado por su nombre— había logrado
desenvolverse un poco más. Esto avanzó hasta tal punto de llegar a hacerle un lugar
en su corazón a alguien nuevo: Mateo. Lucas se había distanciado un poco de
Mateo últimamente, pero sabía que era por su bien: Mateo tenía que estar
también con gente de su edad, y hacer cosas de su edad. Afortunadamente Laura y
Mentiritas compartían cada vez más de su tiempo con él, lo cual avanzaba en una
segura futura amistad.
Úrsula, por debajo de la mesa, hacía levitar su trozo de
pastel y agrandaba su tamaño con un conjuro extraño. Malena no alcanzó a ver
eso, pero sí vio y oyó a Tali retándola por lo bajo. No pudo entender el
“¡Comportate como humana!” que le reprochó, pero por la expresión en su cara
estaba más que claro que la estaba regañando por algo.
Y por último, Álvaro y Soledad estaban en el extremo opuesto
al de Lucas. El suceso de Mencha, las mentiras, y las farsas no parecían tan
graves ahora. Sus secuelas habían sido eliminadas casi por completo, y ahora
los dos podían conversar alegremente y hasta reírse de chistes que Álvaro hacía,
chistes que, según Malena suponía, eran terriblemente malos, pero aun así
Soledad reía por compromiso. Le costaba creer que esa mujer, tan alegre, tan
carismática, tan simpática, y sobre todo tan buena, hubiera llegado al hogar
con malas intenciones; pero después de todo, Soledad tenía un rasgo que era aún
más característico en ella: su lealtad. De todos modos no iba a preocuparse por
eso. Era su primera noche en el hogar en mucho tiempo, y el tema Soledad aún
podía esperar un tiempo más.
Cuando terminó de cenar, mientras todos se lavaban los
dientes, Malena se apresuró a terminar y, antes de dormir, decidió subir al
altillo por un momento. Permaneció allí varios minutos, sentada en uno de los
almohadones, con la vista perdida en la pequeña ventanita circular. Vio el
caleidoscopio junto a ella, pero no sentía la necesidad de mirar por él.
Cerró los ojos por un segundo y, mientras una lágrima caía
por su mejilla, sintió la calidez del abrazo de su padre. En ese momento Lucas
ingresó y se sentó junto a ella, interrumpiéndola.
—Sabía que estabas acá. Te estábamos buscando por todos
lados —le dijo, y entonces notó que Malena había estado sollozando—. ¿Qué te
pasa? ¿Por qué llorás?
—Es por mi papá —respondió Malena con sinceridad, y sin
vergüenza—. Lo extraño mucho, y ya nunca más voy a poder verlo.
Sin saber muy bien qué decir, Lucas se dedicó a abrazarla,
sentado junto a ella.
—¿Sabés qué es lo que más bronca me da? —dijo ella luego de
varios momentos de silencio—. Que todo este tiempo yo pensaba que me había abandonado,
y no. Había sido todo una trampa de mi tía…
—Bueno, pero ella ya pagó por lo que hizo… está muerta
—susurró Lucas.
—Sí, pero que se haya muerto no me devuelve el tiempo
perdido con mi papá. Nada me lo va a devolver.
Pasaron varios minutos más así, en silencio, abrazados,
contemplando la ventanita.
—Por mucho tiempo yo estaba igual que vos, aunque con una
duda más que una certeza —dijo Lucas entonces.
—¿Cómo es eso?
—Es por vos. Cuando estabas perdida en el bosque tenía
muchísimo miedo de que te pase algo, no tenés idea de lo mal que estaba. Si en
ese accidente te morías vos en vez de tu tía… te juro que no sé qué iba a
hacer. No sé cómo iba a seguir viviendo.
Malena se ruborizó. —Yo también pensé mucho en vos mientras
estuve allá perdida —confesó entonces.
—¿En serio? ¿Qué pensabas?
—Pensaba que si en ese bosque hubiera estado con vos, y no
con Amir, hubiéramos vuelto al hogar en menos de dos días.
Lucas rió simpática y silenciosamente. —Gracias, pero
explorador por ahora no soy.
—No, pero de alguna forma siempre hacés todas las cosas
bien. Todo. No sé cómo, pero te las ingeniás para solucionar los problemas de
todo el mundo.
—Los de todo el mundo menos los míos, aparentemente.
Malena comprendió al instante lo que Lucas quería decir.
—Sí… bueno, yo también sé lo de tu hermana… y no es momento de que te rindas,
ella está viva, no es como mi caso. No tenemos que perder tiempo… yo te voy a
ayudar a encontrarla, te lo prometo.
—Gracias… —Lucas la miró entonces a los ojos, muy serio—.
¿Me podés prometer una cosa más?
—¿Q-qué cosa…? —preguntó Malena tartamudeando.
—Nunca más en tu vida me dejes. Te llega a pasar algo y yo
me muero.
Malena rió nerviosa. —G-gracias… te prometo que no me voy a
perder en el bosque nunca más, o eso espero.
Lucas la miró tan profundamente que por un momento Malena
creyó que iba a besarla, pero entonces él la soltó y se puso de pie, sacando
algo de su bolsillo. Ella lo siguió y se puso de pie también. Lucas sacó
entonces una foto de su bolsillo.
—Mirá —le dijo, enseñándosela—. ¿Te acordás cuando eras así?
La imagen era del día en que habían estrenado los uniformes
del hogar. Malena tenía puesto el uniforme de varón, tenía el pelo un poco más
corto, y aún se ocultaba bajo la identidad de “Coco”.
—Cambiaste tanto… —dijo Lucas— pensar que antes creía que
eras un varón. Mirate, con el uniforme ese… y hasta ahí te veías bien.
—¿Me estás diciendo que Coco es más lindo que Malena?
—bromeó ella, algo nerviosa.
—No, mirate ahora.
Con el uniforme de mujer… sos todavía más hermosa.
—Bueno, cortemos con los halagos que voy a pensar que gustás
de mí —volvió a bromear ella, riendo.
—¿Y qué si gusto de vos? —soltó él, mirándola a los ojos, y
volviendo a guardar la foto en su bolsillo.
—No… nada, todo bien, pero no creo que… o no sé si… —murmuró
Malena— ¿Vos gustás de mí?
Lo que sucedió entonces ambos lo recordarían por el resto de
sus vidas. Lucas dio un paso adelante y, sin dudarlo un segundo, la tomó por la
cintura y puso sus labios sobre los de ella. La besó. Le dio un beso que le
quitó la respiración a ambos y que era tan mágico que hasta por un instante
creyeron que era todo una ilusión del caleidoscopio. El resto del mundo se
desvanecía de repente, todo había pasado a un segundo plano. Eran solo ellos
dos, sin nadie más.
—¿Eso responde tu pregunta? —dijo Lucas mientras le guiñaba
un ojo. Regresó a la escalera y bajó para dirigirse a su cuarto, dejando a
Malena sola y como bajo el efecto de algún hechizo.
Unos momentos después bajó y se acomodó en su nueva cama en
el cuarto de chicas. Sus amigas ya habían apagado la luz y estaban durmiendo;
no se dio cuenta hasta ese entonces de que Lucas la había hecho perder la
noción del tiempo. Probablemente ya era muy tarde.
Se acostó y, justo antes de quedarse dormida, sin saber si
lo soñó o sucedió de verdad, Malena tuvo la sensación de que su padre la
acariciaba mientras susurraba unas palabras en su oído: “Feliz cumpleaños,
hija”.
De repente, entre sueños, sintió que el beso con Lucas había
marcado un antes y un después en su vida. Definitivamente eso no hubiera
sucedido si ella siguiera siendo Coco. Si tuviera que seguir ocultándose. Si
tuviera que mentirles a las personas que más quería en el mundo.
No, Malena ahora era Malena. Coco había quedado atrás. Ella
era mujer. Y a pesar de todo el dolor, de todo el sufrimiento, y de que pensar
algo así resultara una locura, de repente tuvo la sensación de que todo había
valido la pena para vivir ese momento. Y de que su vida recién acababa de
comenzar, porque lo mejor todavía la estaba esperando.
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¿Qué es "Buscá la luz"?
"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.
En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.
Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.
Escrito por Fundador
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Bieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeennnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Malena y Lucas se dieron un beso y confesaron todo!! :-) ;-D
ResponderEliminarDemasiado largo el comentario que puse antes, ja ja ja!
ResponderEliminarAmo tu novela y las parejas de Carola y Julian, Male y Lucas y la de Alvaro y Sole (aunque no esten de novios) GRACIAS por Esta MARAVILLOSA NOVELA!!! Espero la 3 temporada!
ResponderEliminargracias chicas por leer y comentar :) las espero en el 2015, feliz año nuevo!
ResponderEliminarDe nada c:
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