¡Tercera temporada! Capítulo 01: Un nuevo día
16:55
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Buscá la Luz
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La noche en que
Malena había vuelto al hogar había sido mucho más
estrellada de lo que cualquiera hubiera podido predecir para una noche de
invierno. El brillo de las estrellas parecía estar festejando junto con los
chicos su regreso, y al mismo tiempo parecía ser un reflejo del corazón de
Malena: a pesar de todo lo malo, ella había logrado regresar a Rincón de Luz; y
no solo eso, sino que Lucas le había dado la mejor de las bienvenidas.
En el cuarto de
las chicas, durante la madrugada, todas estaban durmiendo plácidamente;
sus sueños eran tan profundos que ni siquiera los gritos de Mateo podrían
haberlas despertado.
El sueño de
Malena no había necesitado mucha imaginación de su parte para ser creado. Era básicamente
una recreación del encuentro que había tenido con Lucas hace unas horas en el
altillo. Revivía ese beso una y otra vez en su mente mientras su cuerpo
descansaba en algo tan sencillo como una cama, pero que valoraba tanto después
de haber pasado muchos días durmiendo con Amir sobre la tierra húmeda del
bosque.
Tali y Carola eran
igualmente predecibles: ambas soñaban con un futuro donde se
consagraban como las mejores en su área. Tali dominaba el mundo mágico, y Carola
era una cantante y bailarina famosa con reconocimiento internacional (¡y se
casaba con su cantante favorito, Agustín Almeyda! A Julián no le hubiera
gustado saber eso).
Laura, en cambio,
era mucho más humilde: soñaba con encontrar a su mamá
nuevamente y poder ser feliz con ella.
Por último,
Úrsula tenía algo que era muy común en las brujas: un sueño abstracto. La
imagen que su mente le mostraba al descansar era una serie de formas de los
colores y tamaños más variados que pudiera imaginar, las cuales estaban en
constante movimiento y cambiaban de un segundo a otro. A cualquier humano le
hubiera parecido un sueño bastante extraño, pero en el mundo mágico eso no solo
era común, sino que además era un indicio de estar teniendo un buen descanso y
un presagio de buena suerte.
De repente, como
si alguien estuviese interfiriendo, Úrsula despertó muy agitada.
Se había mareado tanto que por un momento creyó que había habido un temblor en
el hogar. Al ver, con ayuda de la luz lunar que ingresaba por la ventana, que
sus compañeras de cuarto seguían durmiendo sin interrupción, ella decidió hacer
lo mismo.
Cerró los
ojos para intentar descansar, pero nuevamente sintió el temblor. Esta vez no
había duda al respecto: algo o alguien estaba haciéndole una broma de mal gusto.
Se sentó
sobre su cama y miró nuevamente cada rincón del cuarto, pero todo parecía estar
en orden. La ropa, las camas, las chicas, la ventana… nada se veía fuera de lo
normal. Caminó alrededor del cuarto para verlo más de cerca, pero solo logro
confirmar que había soñado el temblor.
Fue justo cuando
estaba a punto de volver a dormir que se le ocurrió
revisar en el único lugar que no había revisado: debajo de la cama. Se puso de
rodillas frente a ella y se agachó. Al principio no veía nada, pero de repente
entre la oscuridad surgieron dos ojos verdes y tenebrosos que le helaron la
sangre.
El monstruo de
ojos verdes se acercó hacia ella y le cubrió la boca con la mano,
reprimiendo el grito que Úrsula había dejado escapar al aire.
—¡Shhh!
¡¿Estás loca?! ¡¿Cómo vas a gritar?! ¡¿Acaso querés que me descubran?! —le
susurró desesperado.
Mirándolo
mejor, y habiendo él salido de debajo de la cama, Úrsula notó que esa criatura
no era ningún monstruo ni nada parecido. Reconoció su figura al instante y,
lejos de agradarle, lo tomó por el brazo y lo llevó hacia el pasillo antes de
que alguna de las chicas se despierte y lo vea.
—¡¿Sos
idiota, Jaudín?! ¡¿Cómo me vas a despertar así?! ¡Por poco me matás del susto!
—¡Bueno,
nena! ¿Qué querés que haga? Había probado despertarte de mil formas y no había
caso. ¡La próxima te tiro un vaso de agua encima y listo!
Úrsula no se había dado cuenta hasta entonces de
que algo andaba mal.
—¿Qué
hacés vos acá? ¿No estabas en el pozo de los lamentos? ¿Por qué a vos te dejan
visitar a los humanos y a mí casi me quitan mis poderes por haberlo hecho? —se
quejó.
—Pará un
poco con tantas preguntas, ¿querés? Vine porque las brujas me dieron libertad
condicional a cambio de que sea su mensajero… —el gnomo agachó la cabeza como
sintiéndose avergonzado.
—¿Jaudín
haciéndole mandados a las brujas mayores? ¿Desde cuándo? —rió Úrsula.
—Yo que vos no me
reiría
tanto. Nunca traigo buenas noticias, y si vengo a darte el mensaje es
justamente porque, a diferencia de mí, vos hiciste mal tu trabajo.
—¿Qué
trabajo?
—El de la chica
esa…
la que vive acá con vos, que te dijeron que cuides. ¿Cómo se llamaba…? —preguntó
Jaudín frotándose la cabeza.
—¡Laura!
¿Y ahora qué tienen con ella esas brujas pesadas?
—Esto es serio, Úrsula.
Nunca las había visto así. ¿Te pensás que me hubieran dejado ir si hubiese sido
cualquier cosa? —explicó Jaudín con su voz ronca—. Y eso no es todo… antes de mí
le ofrecieron este trabajo a muchos más, pero ninguno quería meterse con Laura.
Parece que el asunto es más peligroso de lo que todos pensábamos.
—Esas brujas son
unas exageradas. Laura es inofensiva, nunca le haría
nada a nadie. Yo, en el poco tiempo que estuve viviendo con ella, llegué a
conocerla bastante bien. Te doy mi palabra de bruja.
—Tu palabra de
bruja no significa nada para mí.
—Bueno, como
quieras —respondió Úrsula sin demasiado interés, y luego preguntó—:
¿Algo más? Quisiera seguir durmiendo, anoche volvió una de las chicas y quiero
estar bien descansada para su primer día de regreso.
—¿«Descansada»?
¡Con razón estás haciendo las cosas tan mal! ¡Las brujas están furiosas! ¡Les
prometiste que ibas a ayudar a esa Laura a dominar sus poderes, pero la pobre
vive con miedo a usarlos porque puede lastimar a alguien! ¡Y lo peor es que
tiene razón!
—¡Bueno,
pará un poco! ¡Te recuerdo que hace unos meses yo misma vine a decirle esto a
Tali! ¡No es mi culpa que ella no me haya hecho caso!
—Pero sí es
tu culpa que no hayas hecho nada para ayudar a ninguna de las dos desde que
volviste del pozo de los lamentos. Fue por eso que te convirtieron en humana,
no para que vengas a jugar a la huerfanita bailarina.
—Bueno, está bien…
—reconoció Úrsula—. Puede que haya descuidado un poco la misión, pero ¿qué
importancia tiene ya? Laura va a dominar sus poderes tarde o temprano, no me
parece tan grave. No es el fin del mundo.
—El fin del mundo
quizás
no, pero puede ser algo todavía peor. Vos sabés lo importante que es Laura en
nuestro mundo, y si le llega a pasar… —comenzó a explicar Jaudín, pero Úrsula
lo interrumpió.
—Ya sé todo
eso, no necesito que me lo repitas. De todos modos no veo por qué el apuro.
—Porque ya está
llegando la hora, Úrsula —dijo Jaudín con un tono que nunca antes había oído—.
Parece que se vienen tiempos difíciles, de cambio…. Las cosas en el mundo mágico
están más tensas que nunca, y el cambio va a ser tanto allá como acá. Va a ser
tiempo de separar la paja del trigo, de decidir de qué lado se está; y la
manera en que esto afecte a Laura, las cosas que esto va a despertar en ella,
pueden llegar o no a ser muy graves… tanto en ella como en ustedes, y como en
el mundo mágico.
—¿No te
parece que estás exagerando un poco?
—¿Exagerando?
Volvé un día a nuestro mundo y decímelo vos. Esa pobre chica no tiene idea de
lo mucho que puede llegar a sufrir… y nosotros ni te imaginás. Para nosotros sí
que puede ser el fin definitivo.
—Pero… no
me respondiste. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes o después?
—Porque ahora acá, en
el mundo de los humanos, más precisamente en esta casa, van a empezar a cambiar
mucho las cosas y todos pueden llegar a pasarla muy mal. Algo va a venir acá a
cambiar todo de una vez y para siempre… algo que tarde o temprano iba a tener
que llegar, pero que casi nunca es bien recibido. Hay que aprender a tratarlo
bien.
—¿«Algo»?
¿Qué «algo»? —preguntó Úrsula con atención.
—Ese algo… es
lo que todos quieren y no quieren a la vez: la verdad.
La mañana
siguiente era húmeda y fresca, una típica mañana de invierno. El cielo
estrellado de la noche anterior parecía haber sido solo un pequeño regalo de la
naturaleza.
Todos podían
decir que tenían motivos de sobra para estar de mal humor: era la primera mañana
que tenían que compartir cuarto con dos chicos nuevos (Amir, el príncipe que
acompañó a Malena durante su odisea en el bosque; y Sebastián, el vecino que
había jugado con las esperanzas de Lucas y como castigo se había ganado llevar
la vida de un huérfano), y esto no resultaba algo agradable para nadie. Sin
embargo, el hecho de que Malena haya vuelto era motivo suficiente como para
despertarse con el pie derecho. O al menos eso parecía…
Ninguno de los
chicos había terminado de abrir un ojo cuando, media hora
antes del horario en el que se suponía que iban a despertar, una música como de
yoga interrumpió el sueño de todos.
—No molestes,
Mateo. Apagá la música y dejá dormir —dijo Lucas sin
despegar la cabeza de la almohada.
Como Mateo no
respondió y la música continuaba, se decidió por
incorporarse sobre la cama. Para su sorpresa, la música no la había puesto
Mateo, sino que era uno de los chicos nuevos: Amir.
—¿Me
podés explicar por qué estás escuchando esa música horrible tan temprano?
—¿Cómo
te atrevés a calificar de «horrible» a la música zen? Es el estilo musical más
sagrado que existe. Purifica el cuerpo y el espíritu —le explicó Amir.
—¿Y a mí
qué me importa? ¡Apagá eso y dejanos dormir!
—¡Lucas
tiene razón! ¡Es re temprano, Amir! ¡Andate a escuchar tu música rara a otra
parte! —lo apoyó Mateo.
Mentiritas seguía
durmiendo, mientras Sebastián y Julián observaban la escena en silencio, ya con
los ojos abiertos.
—¿Cómo
pretenden que inicie mi día purificado si no hago mi meditación y mi relajación
al despertar?
—Me importa un
cuerno tu purificación. ¡Hacela más tarde o hacela en otro lado! —le
ordenó Lucas. No iba a dejar que el nuevo venga a imponer sus propias reglas, y
mucho menos en su primera mañana en el hogar.
—Entonces lo
lamento mucho, porque no pienso cambiar mis tradiciones. El cuarto es todos, así que
van a tener que acostumbrarse.
—¡Vos
te vas a tener que acostumbrar a ésta! —respondió Lucas enseñándole su puño
mientras se ponía de pie y se dirigía hacia él con claras intenciones de
golpearlo. Amir, sin saber muy bien cómo reaccionar, se quedó quieto esperando,
y agradeció mucho cuando Julián acudió a su rescate: bajó corriendo de su cama
y sujetó a Lucas antes de que siquiera pudiera tocarlo.
—¡Dejalo,
Lucas! Es su primer día acá, démosle un poco de tiempo para adaptarse.
—¿Qué? ¿Te
vas a poner de su lado? ¡Yo soy tu mejor amigo! —reclamó indignado.
—Ya lo sé,
pero no creo que Malena esté muy contenta de que hayas lastimado a la persona
que la ayudó todo este tiempo que estuvo perdida. Pensalo.
—Tenés razón…
—admitió Lucas luego de un momento—. Disculpame, Amir. Por hoy podés hacer esas
cosas que hacés… ¡pero más te vale que mañana nos dejes dormir! ¿Me escuchaste?
Antes de que Amir
pudiera responder, se escuchó el grito de Soledad desde el pasillo.
—¡Chicos,
bajen a desayunar!
—¿Tan
temprano? —preguntó Julián, más para sí mismo que para sus amigos.
—Es porque hoy es
el primer día de clases después de las vacaciones de
invierno —explicó Mentiritas, quien ya se estaba vistiendo—. Hace un desayuno
especial todos los años en este día. Dice que para empezar bien las clases con
tanto frío hay que comer más y mejor de lo normal.
—¿Seguro
que no vas a decir que es porque nos quiere entregar a los extraterrestres o
algo así? —bromeó Mateo, simpático.
—No, yo ya no digo
mentiras —aseguró, y enseguida agregó al ver la mirada de sus
compañeros de cuarto—: Bueno, casi…
A esta altura de
las circunstancias, muy lejos estaban de lo que había
sido su primer día de clases en otoño. La primera mitad del año había sido muy
dura: no solo había desaparecido Malena y se habían tenido que acostumbrar a
madrugar todos los días para ir al colegio, sino que además María Julia, la tía
de Álvaro y nueva directora del hogar, se había encargado de torturarlos cada
uno de sus días. Afortunadamente, esto ya no era así. Eso era lo único bueno
que podían rescatar de la odisea de Malena en el bosque: después de la muerte
de su tía, Trinidad, quien también resultaba ser la mejor amiga de María Julia,
esta inmediatamente se volvió mucho más sensible y empática.
No solo ya no
torturaba a los chicos ni Soledad tenía que esconderse para que
puedan comer alimentos que no tengan sabor a cartón, sino que también, muy de
vez en cuando, hasta les preguntaba cómo se habían sentido en el día. Sin
embargo, a pesar de ya no ser tan malvada como antes, su esencia oscura seguía
presente… solo que ya casi no molestaba más que con su mal humor.
Los últimos
en bajar a desayunar fueron, naturalmente, los dos nuevos: Amir y Sebastián. El
resto de los chicos bajó casi al instante, corriendo, mientras ellos todavía
estaban terminando de vestirse en silencio, sin decir una sola palabra.
—También es
mi primer día acá. Mi nombre es Sebastián —dijo el exvecino de los chicos
mientras ofrecía su mano.
—Amir. Amigo de
Malena —se presentó mientras estrechaba su mano.
—¿Estás
bien?
—Sí, no
fue difícil para mí sobrevivir al bosque. Tengo muchas más habilidades de las
que parece, tomé clases de…
—No lo decía por
eso —lo interrumpió Sebastián con brusquedad, y luego, cambiando su tono por
otro más amable, agregó—: Era por lo que te hizo ese salvaje recién. Por poco
te golpea como si fueran animales. No tiene códigos éticos.
—¿«Códigos
éticos»? —preguntó Amir abriendo mucho los ojos—. ¿Manejás esos términos a tu
edad? Pensé que era el único chico de trece años que conocía esas palabras.
—Lo que pasa es
que los chicos acá son todos un poco burros. ¿No viste que
enseguida se van a las trompadas? Pero no te preocupes, yo no soy como ellos;
yo soy como vos, ¿sabés?
—Ah… ¿sí?
¿Y como se supone que soy yo?
—Sos un chico muy
educado, con valores, con respeto… con cultura. Lucas nunca va
a poder apreciar lo que es la meditación, no entra algo tan complejo en su
cerebro tan pequeño. Pero yo, a diferencia suya, creo que tus costumbres son
dignas de admiración.
—Es lo que siempre
dije —respondió Amir con grandeza—. ¿Sabés? Me parece que vos
y yo vamos a ser grandes amigos.
—Es exactamente lo
que estaba pensando, Amir —admitió Sebastián mientras ponía su
brazo por detrás suyo—. Ahora vamos a desayunar, tenemos mucho que saber el uno
del otro.
Y tan solo cinco
minutos después, el ingenuo de Amir estaba totalmente
convencido de que Lucas era una especie de ser salvaje que no valía la pena
para Malena y que, en cambio, Sebastián era el único chico con dos dedos de
frente en todo el hogar (además de él mismo, claro).
Y antes de
siquiera haber llegado a desayunar, Sebastián supo con certeza que acababa
de ganarse un aliado en el hogar. Un aliado que, obviamente, iba a usar en
contra de Lucas. Después de todo, si iba a tener que vivir la vida de un huérfano,
al menos iba hacerlo divirtiéndose. Y nada más divertido que ver a su enemigo
sufrir.
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¿Qué es "Buscá la luz"?
"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.
En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.
Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.
Escrito por Fundador
siiii al fin la 3 temporada! gracias!
ResponderEliminarfinalmente!!
ResponderEliminarlas cosas se pondrán muy interesantes con Sebastián en el hogar
Me encantó el primer cap!!!
ResponderEliminarEspero muy pronto el segundo y como dicen el los comentarios:
las cosas se pondrán muy interesantes con Sebastián en el hogar!!
me encanta la pareja de Male y Lucas en la nueva temporada, (aunque mi pareja favorita
es la de Carola y Julián) Espero el 2, cada vez más interesante;)
Amo tu novela, y este cap, fue muy entretenido! (aunque me quedé con ganas de más)
ResponderEliminargracias a todas por sus comentarios :)
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