¡Tercera temporada! Capítulo 01: Un nuevo día


La noche en que Malena había vuelto al hogar había sido mucho más estrellada de lo que cualquiera hubiera podido predecir para una noche de invierno. El brillo de las estrellas parecía estar festejando junto con los chicos su regreso, y al mismo tiempo parecía ser un reflejo del corazón de Malena: a pesar de todo lo malo, ella había logrado regresar a Rincón de Luz; y no solo eso, sino que Lucas le había dado la mejor de las bienvenidas.
En el cuarto de las chicas, durante la madrugada, todas estaban durmiendo plácidamente; sus sueños eran tan profundos que ni siquiera los gritos de Mateo podrían haberlas despertado.
El sueño de Malena no había necesitado mucha imaginación de su parte para ser creado. Era básicamente una recreación del encuentro que había tenido con Lucas hace unas horas en el altillo. Revivía ese beso una y otra vez en su mente mientras su cuerpo descansaba en algo tan sencillo como una cama, pero que valoraba tanto después de haber pasado muchos días durmiendo con Amir sobre la tierra húmeda del bosque.
Tali y Carola eran igualmente predecibles: ambas soñaban con un futuro donde se consagraban como las mejores en su área. Tali dominaba el mundo mágico, y Carola era una cantante y bailarina famosa con reconocimiento internacional (¡y se casaba con su cantante favorito, Agustín Almeyda! A Julián no le hubiera gustado saber eso).
Laura, en cambio, era mucho más humilde: soñaba con encontrar a su mamá nuevamente y poder ser feliz con ella.
Por último, Úrsula tenía algo que era muy común en las brujas: un sueño abstracto. La imagen que su mente le mostraba al descansar era una serie de formas de los colores y tamaños más variados que pudiera imaginar, las cuales estaban en constante movimiento y cambiaban de un segundo a otro. A cualquier humano le hubiera parecido un sueño bastante extraño, pero en el mundo mágico eso no solo era común, sino que además era un indicio de estar teniendo un buen descanso y un presagio de buena suerte.
De repente, como si alguien estuviese interfiriendo, Úrsula despertó muy agitada. Se había mareado tanto que por un momento creyó que había habido un temblor en el hogar. Al ver, con ayuda de la luz lunar que ingresaba por la ventana, que sus compañeras de cuarto seguían durmiendo sin interrupción, ella decidió hacer lo mismo.
Cerró los ojos para intentar descansar, pero nuevamente sintió el temblor. Esta vez no había duda al respecto: algo o alguien estaba haciéndole una broma de mal gusto.
Se sentó sobre su cama y miró nuevamente cada rincón del cuarto, pero todo parecía estar en orden. La ropa, las camas, las chicas, la ventana… nada se veía fuera de lo normal. Caminó alrededor del cuarto para verlo más de cerca, pero solo logro confirmar que había soñado el temblor.
Fue justo cuando estaba a punto de volver a dormir que se le ocurrió revisar en el único lugar que no había revisado: debajo de la cama. Se puso de rodillas frente a ella y se agachó. Al principio no veía nada, pero de repente entre la oscuridad surgieron dos ojos verdes y tenebrosos que le helaron la sangre.
El monstruo de ojos verdes se acercó hacia ella y le cubrió la boca con la mano, reprimiendo el grito que Úrsula había dejado escapar al aire.
¡Shhh! ¡¿Estás loca?! ¡¿Cómo vas a gritar?! ¡¿Acaso querés que me descubran?! —le susurró desesperado.
Mirándolo mejor, y habiendo él salido de debajo de la cama, Úrsula notó que esa criatura no era ningún monstruo ni nada parecido. Reconoció su figura al instante y, lejos de agradarle, lo tomó por el brazo y lo llevó hacia el pasillo antes de que alguna de las chicas se despierte y lo vea.
¡¿Sos idiota, Jaudín?! ¡¿Cómo me vas a despertar así?! ¡Por poco me matás del susto!
¡Bueno, nena! ¿Qué querés que haga? Había probado despertarte de mil formas y no había caso. ¡La próxima te tiro un vaso de agua encima y listo!
Úrsula no se había dado cuenta hasta entonces de que algo andaba mal.
¿Qué hacés vos acá? ¿No estabas en el pozo de los lamentos? ¿Por qué a vos te dejan visitar a los humanos y a mí casi me quitan mis poderes por haberlo hecho? —se quejó.
—Pará un poco con tantas preguntas, ¿querés? Vine porque las brujas me dieron libertad condicional a cambio de que sea su mensajero… —el gnomo agachó la cabeza como sintiéndose avergonzado.
¿Jaudín haciéndole mandados a las brujas mayores? ¿Desde cuándo? —rió Úrsula.
—Yo que vos no me reiría tanto. Nunca traigo buenas noticias, y si vengo a darte el mensaje es justamente porque, a diferencia de mí, vos hiciste mal tu trabajo.
¿Qué trabajo?
—El de la chica esa… la que vive acá con vos, que te dijeron que cuides. ¿Cómo se llamaba…? —preguntó Jaudín frotándose la cabeza.
¡Laura! ¿Y ahora qué tienen con ella esas brujas pesadas?
—Esto es serio, Úrsula. Nunca las había visto así. ¿Te pensás que me hubieran dejado ir si hubiese sido cualquier cosa? —explicó Jaudín con su voz ronca—. Y eso no es todo… antes de mí le ofrecieron este trabajo a muchos más, pero ninguno quería meterse con Laura. Parece que el asunto es más peligroso de lo que todos pensábamos.
—Esas brujas son unas exageradas. Laura es inofensiva, nunca le haría nada a nadie. Yo, en el poco tiempo que estuve viviendo con ella, llegué a conocerla bastante bien. Te doy mi palabra de bruja.
—Tu palabra de bruja no significa nada para mí.
—Bueno, como quieras —respondió Úrsula sin demasiado interés, y luego preguntó—: ¿Algo más? Quisiera seguir durmiendo, anoche volvió una de las chicas y quiero estar bien descansada para su primer día de regreso.
¿«Descansada»? ¡Con razón estás haciendo las cosas tan mal! ¡Las brujas están furiosas! ¡Les prometiste que ibas a ayudar a esa Laura a dominar sus poderes, pero la pobre vive con miedo a usarlos porque puede lastimar a alguien! ¡Y lo peor es que tiene razón!
¡Bueno, pará un poco! ¡Te recuerdo que hace unos meses yo misma vine a decirle esto a Tali! ¡No es mi culpa que ella no me haya hecho caso!
—Pero sí es tu culpa que no hayas hecho nada para ayudar a ninguna de las dos desde que volviste del pozo de los lamentos. Fue por eso que te convirtieron en humana, no para que vengas a jugar a la huerfanita bailarina.
—Bueno, está bien… —reconoció Úrsula—. Puede que haya descuidado un poco la misión, pero ¿qué importancia tiene ya? Laura va a dominar sus poderes tarde o temprano, no me parece tan grave. No es el fin del mundo.
—El fin del mundo quizás no, pero puede ser algo todavía peor. Vos sabés lo importante que es Laura en nuestro mundo, y si le llega a pasar… —comenzó a explicar Jaudín, pero Úrsula lo interrumpió.
—Ya sé todo eso, no necesito que me lo repitas. De todos modos no veo por qué el apuro.
—Porque ya está llegando la hora, Úrsula —dijo Jaudín con un tono que nunca antes había oído—. Parece que se vienen tiempos difíciles, de cambio…. Las cosas en el mundo mágico están más tensas que nunca, y el cambio va a ser tanto allá como acá. Va a ser tiempo de separar la paja del trigo, de decidir de qué lado se está; y la manera en que esto afecte a Laura, las cosas que esto va a despertar en ella, pueden llegar o no a ser muy graves… tanto en ella como en ustedes, y como en el mundo mágico.
¿No te parece que estás exagerando un poco?
¿Exagerando? Volvé un día a nuestro mundo y decímelo vos. Esa pobre chica no tiene idea de lo mucho que puede llegar a sufrir… y nosotros ni te imaginás. Para nosotros sí que puede ser el fin definitivo.
—Pero… no me respondiste. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes o después?
—Porque ahora acá, en el mundo de los humanos, más precisamente en esta casa, van a empezar a cambiar mucho las cosas y todos pueden llegar a pasarla muy mal. Algo va a venir acá a cambiar todo de una vez y para siempre… algo que tarde o temprano iba a tener que llegar, pero que casi nunca es bien recibido. Hay que aprender a tratarlo bien.
¿«Algo»? ¿Qué «algo»? —preguntó Úrsula con atención.
—Ese algo… es lo que todos quieren y no quieren a la vez: la verdad.


La mañana siguiente era húmeda y fresca, una típica mañana de invierno. El cielo estrellado de la noche anterior parecía haber sido solo un pequeño regalo de la naturaleza.
Todos podían decir que tenían motivos de sobra para estar de mal humor: era la primera mañana que tenían que compartir cuarto con dos chicos nuevos (Amir, el príncipe que acompañó a Malena durante su odisea en el bosque; y Sebastián, el vecino que había jugado con las esperanzas de Lucas y como castigo se había ganado llevar la vida de un huérfano), y esto no resultaba algo agradable para nadie. Sin embargo, el hecho de que Malena haya vuelto era motivo suficiente como para despertarse con el pie derecho. O al menos eso parecía…
Ninguno de los chicos había terminado de abrir un ojo cuando, media hora antes del horario en el que se suponía que iban a despertar, una música como de yoga interrumpió el sueño de todos.
—No molestes, Mateo. Apagá la música y dejá dormir —dijo Lucas sin despegar la cabeza de la almohada.
Como Mateo no respondió y la música continuaba, se decidió por incorporarse sobre la cama. Para su sorpresa, la música no la había puesto Mateo, sino que era uno de los chicos nuevos: Amir.
¿Me podés explicar por qué estás escuchando esa música horrible tan temprano?
¿Cómo te atrevés a calificar de «horrible» a la música zen? Es el estilo musical más sagrado que existe. Purifica el cuerpo y el espíritu —le explicó Amir.
¿Y a mí qué me importa? ¡Apagá eso y dejanos dormir!
¡Lucas tiene razón! ¡Es re temprano, Amir! ¡Andate a escuchar tu música rara a otra parte! —lo apoyó Mateo.
Mentiritas seguía durmiendo, mientras Sebastián y Julián observaban la escena en silencio, ya con los ojos abiertos.
¿Cómo pretenden que inicie mi día purificado si no hago mi meditación y mi relajación al despertar?
—Me importa un cuerno tu purificación. ¡Hacela más tarde o hacela en otro lado! —le ordenó Lucas. No iba a dejar que el nuevo venga a imponer sus propias reglas, y mucho menos en su primera mañana en el hogar.
—Entonces lo lamento mucho, porque no pienso cambiar mis tradiciones. El cuarto es todos, así que van a tener que acostumbrarse.
¡Vos te vas a tener que acostumbrar a ésta! —respondió Lucas enseñándole su puño mientras se ponía de pie y se dirigía hacia él con claras intenciones de golpearlo. Amir, sin saber muy bien cómo reaccionar, se quedó quieto esperando, y agradeció mucho cuando Julián acudió a su rescate: bajó corriendo de su cama y sujetó a Lucas antes de que siquiera pudiera tocarlo.
¡Dejalo, Lucas! Es su primer día acá, démosle un poco de tiempo para adaptarse.
¿Qué? ¿Te vas a poner de su lado? ¡Yo soy tu mejor amigo! —reclamó indignado.
—Ya lo sé, pero no creo que Malena esté muy contenta de que hayas lastimado a la persona que la ayudó todo este tiempo que estuvo perdida. Pensalo.
—Tenés razón… —admitió Lucas luego de un momento—. Disculpame, Amir. Por hoy podés hacer esas cosas que hacés… ¡pero más te vale que mañana nos dejes dormir! ¿Me escuchaste?
Antes de que Amir pudiera responder, se escuchó el grito de Soledad desde el pasillo.
¡Chicos, bajen a desayunar!
¿Tan temprano? —preguntó Julián, más para sí mismo que para sus amigos.
—Es porque hoy es el primer día de clases después de las vacaciones de invierno —explicó Mentiritas, quien ya se estaba vistiendo—. Hace un desayuno especial todos los años en este día. Dice que para empezar bien las clases con tanto frío hay que comer más y mejor de lo normal.
¿Seguro que no vas a decir que es porque nos quiere entregar a los extraterrestres o algo así? —bromeó Mateo, simpático.
—No, yo ya no digo mentiras —aseguró, y enseguida agregó al ver la mirada de sus compañeros de cuarto—: Bueno, casi…
A esta altura de las circunstancias, muy lejos estaban de lo que había sido su primer día de clases en otoño. La primera mitad del año había sido muy dura: no solo había desaparecido Malena y se habían tenido que acostumbrar a madrugar todos los días para ir al colegio, sino que además María Julia, la tía de Álvaro y nueva directora del hogar, se había encargado de torturarlos cada uno de sus días. Afortunadamente, esto ya no era así. Eso era lo único bueno que podían rescatar de la odisea de Malena en el bosque: después de la muerte de su tía, Trinidad, quien también resultaba ser la mejor amiga de María Julia, esta inmediatamente se volvió mucho más sensible y empática.
No solo ya no torturaba a los chicos ni Soledad tenía que esconderse para que puedan comer alimentos que no tengan sabor a cartón, sino que también, muy de vez en cuando, hasta les preguntaba cómo se habían sentido en el día. Sin embargo, a pesar de ya no ser tan malvada como antes, su esencia oscura seguía presente… solo que ya casi no molestaba más que con su mal humor.
Los últimos en bajar a desayunar fueron, naturalmente, los dos nuevos: Amir y Sebastián. El resto de los chicos bajó casi al instante, corriendo, mientras ellos todavía estaban terminando de vestirse en silencio, sin decir una sola palabra.
—También es mi primer día acá. Mi nombre es Sebastián —dijo el exvecino de los chicos mientras ofrecía su mano.
—Amir. Amigo de Malena —se presentó mientras estrechaba su mano.
¿Estás bien?
—Sí, no fue difícil para mí sobrevivir al bosque. Tengo muchas más habilidades de las que parece, tomé clases de…
—No lo decía por eso —lo interrumpió Sebastián con brusquedad, y luego, cambiando su tono por otro más amable, agregó—: Era por lo que te hizo ese salvaje recién. Por poco te golpea como si fueran animales. No tiene códigos éticos.
¿«Códigos éticos»? —preguntó Amir abriendo mucho los ojos—. ¿Manejás esos términos a tu edad? Pensé que era el único chico de trece años que conocía esas palabras.
—Lo que pasa es que los chicos acá son todos un poco burros. ¿No viste que enseguida se van a las trompadas? Pero no te preocupes, yo no soy como ellos; yo soy como vos, ¿sabés?
—Ah… ¿sí? ¿Y como se supone que soy yo?
—Sos un chico muy educado, con valores, con respeto… con cultura. Lucas nunca va a poder apreciar lo que es la meditación, no entra algo tan complejo en su cerebro tan pequeño. Pero yo, a diferencia suya, creo que tus costumbres son dignas de admiración.
—Es lo que siempre dije —respondió Amir con grandeza—. ¿Sabés? Me parece que vos y yo vamos a ser grandes amigos.
—Es exactamente lo que estaba pensando, Amir —admitió Sebastián mientras ponía su brazo por detrás suyo—. Ahora vamos a desayunar, tenemos mucho que saber el uno del otro.
Y tan solo cinco minutos después, el ingenuo de Amir estaba totalmente convencido de que Lucas era una especie de ser salvaje que no valía la pena para Malena y que, en cambio, Sebastián era el único chico con dos dedos de frente en todo el hogar (además de él mismo, claro).

Y antes de siquiera haber llegado a desayunar, Sebastián supo con certeza que acababa de ganarse un aliado en el hogar. Un aliado que, obviamente, iba a usar en contra de Lucas. Después de todo, si iba a tener que vivir la vida de un huérfano, al menos iba hacerlo divirtiéndose. Y nada más divertido que ver a su enemigo sufrir.

5 comentarios:

  1. siiii al fin la 3 temporada! gracias!

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  2. finalmente!!
    las cosas se pondrán muy interesantes con Sebastián en el hogar

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  3. Me encantó el primer cap!!!
    Espero muy pronto el segundo y como dicen el los comentarios:
    las cosas se pondrán muy interesantes con Sebastián en el hogar!!
    me encanta la pareja de Male y Lucas en la nueva temporada, (aunque mi pareja favorita
    es la de Carola y Julián) Espero el 2, cada vez más interesante;)

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  4. Amo tu novela, y este cap, fue muy entretenido! (aunque me quedé con ganas de más)

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  5. gracias a todas por sus comentarios :)

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"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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