Capítulo 12: Registro de fantasmas
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Buscá la Luz
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tarde esa mañana, Soledad y Álvaro iban camino a la comisaría. Ella le había
contado sobre las mentiras de Laura y Álvaro había accedido a ayudarla, pero de
muy mala gana: a Álvaro no le hacía ninguna gracia estar alimentando a una
supuesta huérfana que de huérfana no tenía nada. También le había contado a María
Julia, pero sorpresivamente a ella casi no le interesó: lo que sucedió en el
período previo a su ingreso al hogar no era de su incumbencia, y María Julia
había sido nombrada directora cuando Laura ya estaba viviendo allí.
—El único
motivo por el cual dejo que esa chica mienta y no solo salga ilesa, sino que
además reciba mi ayuda, es porque vos me lo pediste. Quiero que quede claro. —Álvaro
caminaba a paso acelerado por las calles de la ciudad, chocándose casi con
todas las personas que se cruzaban por su camino.
—Estás
equivocado. Lo hiciste porque tenés buen corazón y lo sabés. Aprendiste a
perdonar sin darte cuenta —le dijo Soledad
—. Y a compartir.
—. Y a compartir.
El comisario que
los atendió los derivó al registro de personas, del
registro de personas los derivaron a la comisaría, y nuevamente fueron
derivados al registro de personas aunque a un departamento diferente del mismo.
Cansado de ser enviado de un lugar a otro, Álvaro decidió tomar cartas en el
asunto:
—Lo sentimos
mucho, pero nosotros no tenemos esa información —les decía la encargada del
registro. Tenía cabello corto y oscuro, y una mirada severa; Soledad hubiera
apostado todo a que esa mujer era o iba a ser abogada.
—De verdad, es muy
importante, señora. Se trata de una madre que perdió a su
hija, que se la robaron. Necesitamos saber dónde está residiendo Juana Velasco
en este momento —insistió Soledad.
—Comprendo
perfectamente, pero les repito: no tengo esa información.
—Mire, señorita…
—comenzó Álvaro, acercándose hacia ella y bajando la voz— ¿Sabe quién soy yo?
—Sí, señor.
Usted es Álvaro Del Solar, el hijo menor de la familia Del Solar. ¿Cómo no voy
a saber?
—Muy bien,
entonces usted comprenderá que yo tengo que tener ciertos… «beneficios»
en la localización de personas, ¿entiende?
—Mire, señor
Del Solar; acá todas las personas son iguales, nadie tiene prioridades.
—¿A lo
mejor esto la hace cambiar de opinión? —Álvaro sacó de su bolsillo un montón de
billetes y se los entregó discretamente en la mano a la empleada pública. Esta,
sin saber muy bien cómo reaccionar, se quedó mirándolo con sorpresa. —Para que
se compre algo bonito —le susurró.
—Enseguida regreso
—dijo la señora, y salió por una puerta lateral.
—¡¿Qué
hiciste, Álvaro?! ¡Eso está muy mal! —lo retó Soledad.
—¿Qué
tiene de malo? Es la única forma que tenemos de ayudar a Laura. Era eso o
seguir dando vueltas por toda la ciudad para que no nos digan nada.
—No todo en la
vida puede resolverse de esa manera, ¿sabés? Lo que hiciste fue muy
poco ético.
—No te me enojes,
Sole. Lo hice por Laurita. ¿Tan mal está querer ayudarla a mi manera?
La mujer regresó por
la puerta, apresurada, y mirando hacia todos lados como si alguien estuviera espiándola.
Álvaro notó enseguida que era la primera vez que esta aceptaba un soborno y tenía
miedo de que le quiten el empleo.
—Lamento decirles
que no pude averiguarles mucho. Parece que Juana Velasco está
indocumentada; es algo muy común en las personas que huyen por miedo: utilizan
una identificación falsa y esperan que eso solucione todos sus problemas.
—Y bueno, ¿entonces?
¿Dónde está ella ahora? —la apresuró Álvaro.
—No sé dónde
está residiendo, pero lo último que sé es que alguien realizó una donación a Cáritas
en Buenos Aires bajo su nombre hace muy poco tiempo. Fue una donación muy
grande, ¿usted sabe si la señora Velasco poseía un capital económico
importante?
—No, no sé… yo
ni siquiera la conocía.
—Yo tampoco —añadió
Soledad.
—Entonces lo
siento mucho, pero esto es todo lo que tengo. Pudo haber sido ella, o pudo
haber sido otra Juana Velasco. Buenos Aires es muy grande, y dudo mucho que
haya decidido utilizar su verdadera identidad para algo así
dadas las circunstancias. Lamento no poder ayudarlos más.
—Pero… ¿cómo?
¿Eso solo? ¿No vio toda la plata que le di? —Álvaro comenzaba a elevar su voz
cada vez más.
—¡Álvaro!
—Señor,
le voy a pedir por favor que se retire, me está incomodando. Yo hice todo lo
que pude.
—Vamos, Álvaro
—ordenó Soledad tomándolo del brazo y llevándolo hacia la puerta.
En el camino de
regreso las cosas se calmaron un poco.
—Todo fue un
fracaso, no vamos a poder ayudar a Laura así —se quejaba él.
—¡No
digas eso! ¿No escuchaste lo que dijo la señora? Una Juana Velasco hizo una
donación muy grande para Cáritas, y ella sabía que su hija estaba viviendo en
un orfanato. ¿No ves la conexión?
—Sí,
puede ser que haya pensado que iba a ir a parar a su hija lo que donó… pero ¿por
qué usaría su verdadero nombre?
—Para que su hija
la encuentre, es obvio. Creo que es una especie de señal.
—¿Y se
supone que vamos a viajar a Buenos Aires para comprobarlo?
—No, eso sería muy
difícil… no podemos dejar a los chicos solos. No te olvides que yo soy de allá;
voy a llamar a Clarita, mi mejor amiga, y voy a pedirle que averigüe por mí. En
muy poco tiempo vamos a tener respuestas y Laura va a poder conocer a su mamá.
—No sé,
Soledad. Es una posibilidad en un millón.
—Una posibilidad
en un millón es algo bueno: eso significa que hay
esperanza.
Media hora después,
cuando Soledad estaba hablando por teléfono en su cuarto, Mentiritas interrumpió
su conversación.
—Sí,
Clarita —decía Soledad—. Juana Velasco se llama, no te olvides. Es muy
importante, ¿me prometés que te vas a encargar de averiguar todo lo que puedas?
—¡Clarita!
¡Clarita! ¡Yo también quiero hablar con ella!
—Te paso con un
intruso que te está solicitando desesperado —le avisó Soledad y
entregó el teléfono a Mentiritas.
—¡Clarita!
Escuché que Sole te estaba pidiendo la información de Juana Velasco. Ella es la
mamá de mi mejor amiga, y ¿sabés qué tiene de especial mi amiga?
—¿Es tu
novia? —preguntó Clarita con complicidad.
—¡No!
—rió Ezequiel—. ¡Es una nena fantasma!
—¡Ay! ¡Una
nena fantasma! ¿Y no te da miedo?
—No. Al principio
un poquito sí, pero enseguida me di cuenta de que era re
buena y nos hicimos mejores amigos. ¿La vas a ayudar a encontrar a su mamá?
—Obvio que sí,
pero con una condición.
—¿Cuál?
—Me tenés que
prometer que vas a dejar de decir tantas mentiras.
—¡Ufa!
—exclamó agotado, y luego murmuró algo inentendible que sonó muy parecido a un «sí».
—¿Qué
dijiste? ¡Así no vale! ¡Decilo fuerte y claro!
—¡Sí! ¡Te
lo prometo! —gritó—. Todo sea por Laura…
Siguieron hablando
unos minutos más hasta que Soledad le pidió que cortara, pues
las llamadas de larga distancia eran bastante costosas.
—Qué
sonriente que estás, Eze. ¿Tanto la extrañabas a Clarita?
—Y… no
te puedo mentir, la verdad es que sí. Y a los chicos también.
Soledad se quedó
pensativa.
—¿Querés
volver a vivir allá? Vos decime y yo te llevo de vuelta. ¿Ya se terminó tu
aventura de escabullirte en el hogar Rincón de Luz?
—Eh…
bueno, yo…
—¡¿Qué?!
—Mateo ingresó a toda velocidad por la puerta. —¡¿Cómo que te vas a ir,
Mentiritas?! ¡No te podés ir! ¿Nos vas a abandonar a todos?
—¡Mateo!
—lo reprimió Soledad.
—¡Yo no
dije eso! Eh… no sé, lo voy a pensar.
—¿Y cómo
te pensás que va a reaccionar Laura cuando te vayas? Sos su único amigo
—insistió Mateo.
—A lo mejor ella
se puede venir conmigo…
—Bueno, eso no sé si a
Clarita le va a gustar —aclaró Soledad.
—Ni a Laura —añadió
Mateo—. Ella vivió acá desde mucho tiempo antes que todos nosotros, y no se va
a querer ir. Esta es su casa más que la de cualquier otra persona.
—Bueno, a lo mejor
yo la puedo convencer, no sé… —supuso Mentiritas.
—Pensé que éramos
amigos. Veo que me equivoqué, sos un traidor como todos —espetó Mateo y salió
corriendo tan rápido como había ingresado.
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¿Qué es "Buscá la luz"?
"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.
En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.
Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.
Escrito por Fundador
Alvaro siempre tan cogotudo!
ResponderEliminary noooooooo... mentiritas no se puede ir!!