Capítulo 13: Cartas de amor fallidas


Mientras tanto, Malena estaba aprovechando la mañana libre para acomodar algunas de sus cosas. Entre todas las chicas habían decidido limpiar y ordenar los dormitorios ellas mismas (tanto el de mujeres como el varones) para que Soledad, quien siempre se esforzaba mucho por todos, tuviera finalmente algo de descanso. Los chicos, por el contrario, habían decidido limpiar y acomodar la cocina y el comedor; a excepción de Sebastián, quien aprovechaba el domingo para ir a visitar el hogar de su padre y su hermana.
Mientras las chicas ordenaban, se dedicaban cantar y bailar algunas canciones para que el trabajo no sea tan aburrido. Malena se dio cuenta entonces de que estaba teniendo uno de esos instantes especiales: momentos que solo las chicas podían vivir y comprender. Todas reían, hablaban, gritaban, bailaban, cantaban… Esa clase de sensaciones no había podido experimentarlas bajo su falsa identidad como «Coco».
Pero su «momento femenino» llegó a su mayor nivel cuando, al acomodar la cama de Amir, halló bajo la almohada lo que parecía una carta de amor: un sobre perfectamente doblado y hecho a mano, una caligrafía perfecta, y hasta un leve aroma a lavanda. Por supuesto, dos segundos después de que la vio, llamó al resto de sus amigas para compartir su hallazgo. Todas se amontonaron a su alrededor.
Abrieron el sobre, sacaron el papel, y leyeron su contenido:


«Me pasan cosas que no comprendo,
estás en todo lo que yo pienso.
Sueño despierto con tu mirada.
y si me miras me siento raro.

Me pasan cosas cuando te veo,
estoy distinto, hay algo nuevo;
me da vergüenza que lo descubras,
es tan difícil decir te quiero»

Las palabras «te quiero» estaban escritas con un lápiz rojo, mientras que el resto estaban escritas con bolígrafo negro.
Malena se ruborizó y Carola casi se vuelve loca.
—¿Qué hace Amir con esto? —preguntó Laura.
—¡Ay, por favor! ¡Tiene una enamorada secreta! —explicó Tali.
—¿«Secreta»? Para mí no hay nada de secreto en esto. —Carola parecía hablar con mucha seguridad.
—¿Qué querés decir? ¿Vos sabés a quién le escribió esto? —preguntó Malena con interés.
—¡Obvio que sí, Male! ¡A vos!
—¡¿A mí?!
—¡Sí, a vos!
—Caro tiene razón. ¿Cómo no nos dimos cuenta antes? —comentó Tali.
—¿Amir está tan loco por vos? ¿Como hechizado? —preguntó Úrsula.
—No digan pavadas, nada que ver. Amir y yo somos solamente amigos.
—A lo mejor para vos, pero él te ve como mucho más que solo eso. Sino no te escribiría esta carta —le aseguró Carola.
—Se la pudo haber escrito a cualquiera de nosotras —espetó Malena.
—Sí, claro —contestó sarcásticamente Tali, y luego añadió—: Seguro que a ese refinadito le gusta una que ni siquiera conoce. Cualquiera, menos la que estuvo con él, sola, en el bosque, un montón de tiempo.
—¿Ustedes dicen…? No creo, pero… ¿será así?
Malena se quedó pensando mientras el resto de las chicas seguían limpiando y hablando sobre Amir y su extraño enamoramiento por Malena, que de extraño en realidad no tenía nada. Por su parte, ella no pensaba quedarse con la duda solo por los comentarios de sus amigas; iba a averiguar en ese preciso instante si Amir había escrito esa carta para ella o no.

En ese mismo momento Lucas se encontraba en la puerta de la casa vecina. Era la residencia Caride, lugar donde vivían el padre y la hermana de Sebastián (y Sebastián mismo, antes de ser castigado por su padre a llevar la vida de un huérfano). Había tocado el timbre y, cuando el Dr. Caride abrió la puerta, no dudó en invitarlo a pasar.
Lo guió por dos o tres habitaciones enormes (la familia Caride era muy adinerada) hasta que finalmente se sentó junto a él en un cuarto cuya función Lucas desconocía: tenía revistas, libros, sillones, y una mesita pequeña en el medio. Dos segundos después de que se sentaron en uno de los sillones, una empleada doméstica ingresó y dejó dos pequeñas tazas de té sobre la mesa, frente a ellos.
—Supongo que ya sabe por qué vine a verlo, Caride —dijo Lucas, y luego bebió un sorbo del té. Estaba tan caliente que le quemó la lengua. Caride lo notó al instante.
—¿Está muy caliente, Lucas?
—Me quemé, pero está bien —dijo él. Sin embargo, de inmediato Caride llamó a otra empleada que vino con otra taza de té, este a una temperatura más agradable.
—Sí. ¿Qué me decías? —retomó Caride.
—Bueno… como sabrá, vine a preguntarle si había novedades sobre mi hermana.
Lucas tenía una hermana menor de la cual había separado hacía mucho tiempo. Después de que Sebastián le juegue una broma de mal gusto haciéndose pasar por ella, Caride lo castigó y le prometió a Lucas hacer todo lo posible por ayudarlo a encontrarla.
—Lamentablemente no me llegó ninguna novedad todavía. Pero no te preocupes, la voy a encontrar. Estoy moviendo cielo y tierra para ubicarla.
—Gracias. Se lo agradezco mucho. —Lucas se sentía extraño hablándole a alguien de «usted» y con tanto respeto, y más tratándose del padre de su peor enemigo, pero ese hombre había demostrado ser una buena persona desde el comienzo. No se explicaba cómo pudo haber criado dos hijos tan egoístas y crueles.
—Lamento haberte hecho venir para nada, pero ya que estás acá: ¿Cómo le está yendo a Sebastián en el hogar? Le pregunté varias veces, pero se niega a contarme. Todavía sigue enojado conmigo.
—¿Sebastián? Bueno… digamos que está sobreviviendo.
—¿Eso es algo bueno o malo?
Lucas, aunque dubitativo, estaba a punto de responderle con alguna evasiva, pero en ese momento oyó una voz desagradable que conocía muy bien.
—¡Lucas! ¡Amigo! —Sebastián acababa de ingresar al cuarto y se sentó junto a Lucas, saludándolo con un cálido abrazo. Sorprendido y asqueado, Lucas respondió con indiferencia. Aparentemente este era uno de esos fines de semana en los que Sebastián tenía permitido regresar a su casa por unas horas para pasar tiempo con su familia. O su «familia biológica», como decía su padre, quien tenía intenciones de que llegue a querer tanto a los chicos del hogar a tal punto de considerarlos su familia del corazón.
—¿«Amigo»? —preguntó Caride.
—Sí, papá. Nos hicimos re amigos desde que tenemos que vivir juntos, por fin logramos superar nuestras diferencias. ¿O no, Luquitas?
Lucas no sabía si seguirle la mentira o no. A lo mejor, si lo hacía, Caride le levantaba el castigo a Sebastián y ya no tenía que soportarlo las veinticuatro horas del día. Aunque eso significaría dejarlo libre de castigos, después de lo horrible que le había hecho.
—Sí, claro… —respondió, sin estar muy seguro de qué debía decir.
—Me alegra mucho de que todo esto te esté sirviendo.
Sin tener más ganas de mentir ni soportar a Sebastián, y viendo que no tenía nada más que hacer allí, Lucas inventó una excusa cualquiera y regresó al hogar tan pronto como pudo. La sensación de asco que le produjo haber abrazado a Sebastián, la persona que más detestaba en el mundo, no parecía dejarlo sentirse cómodo.
Estaba por ingresar a su cuarto, pero se detuvo cuando vio a Malena y a Amir juntos a través de la puerta entreabierta. ¿Qué hacían ellos dos ahí? Y más específicamente: ¿Qué hacían solos?
—Dale, Amir. No te vengas vergüenza. Podés decirme la verdad, no me voy a enojar —le decía Malena mientras le enseñaba un papel a la cara—. Ya sé que esto lo escribiste para mí.
—¿De qué estás hablando? Yo no escribí nada.
—¿Ahora me vas a decir que esta no es tu letra? Te conozco, principito.
—Bueno, sí… está bien, lo escribí yo.
—¿O sea que estás enamorado de mí?
Lucas sintió como su corazón se detuvo por un segundo.
—¡No! ¡No la escribí para vos!
—¿Ah, no? No soy tarada, Amir. ¿A quién más se la pudiste haber escrito? ¿A Tali? ¿A Carola? No creo que a Julián le guste que le escribas estas cosas a su ex.
—No se lo escribí a ninguna de ellas.
—¿Entonces a quién? ¡Laura y Úrsula son chiquitas, degenerado!
—¡No escribí esto para nadie del hogar!
—No me tomes por imbécil, Amir. Sé perfectamente que no conocés a nadie en esta ciudad más que a nosotros. Yo misma te traje acá.
—Bueno, basta. ¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio? ¡No voy a tolerar más este tipo de tratos y acusaciones carentes de evidencia! ¡Me voy! —Amir salió disparando para la puerta y se topó con Lucas—. Parece que hasta tenemos testigos y todo —dijo, y luego se marchó. Avergonzado y preocupado, Lucas ingresó con paso lento a su cuarto.
—¿Me estabas espiando? —preguntó Malena con los brazos cruzados.
—¿Qué? ¡No, nada que ver! Estaba por entrar pero no quería interrumpirlos.
—Sí, claro. Bueno, me tengo que ir.
—¡Esperá! —Lucas la tomó por un brazo con cuidado y la detuvo, luego preguntó—: ¿Amir está enamorado de vos?
—¿Te importa? Es privado.
—¡No! ¿Qué me va a importar? Pregunto solamente… lo que pasa es que ese chico está un poco loco, nada más.
—Sí, claro. ¿No será que estás celoso?
Lucas soltó una risa sarcástica. —¿Celoso yo? ¿De vos? No me hagas reír.
—Sí, celoso de que otro chico se fije en mí. Y uno mucho más lindo que vos, por cierto.
—¿Más lindo que yo? ¡¿Qué decís?! Amir es un perdedor. ¿No serás vos la que está interesada en mí y por eso tratás de darme celos? —preguntó dando un paso adelante y quedando a tan solo unos centímetros de distancia.
Malena se sorprendió y no supo muy bien qué decir. Lucas seguía acercándose a ella cada vez más.
—¡Lucas! ¡Lucas! ¡Al fin te encuentro! —Mateo entró gritando y corriendo al cuarto. Inmediatamente Lucas y Malena se separaron, sus ojos clavados en el suelo.
—Los dejo solos —anunció Malena y se fue.
—¿Qué pasa, Mateo?
—¡Mentiritas se quiere ir del hogar! ¡Tenés que ayudarme a que se quede!
—¿Quién te dijo que se va? Debe ser otra de sus mentiras. Acordate que no por nada le dicen así.
—¡No, es verdad!
—Bueno, Mateo. Calmate. Estaba en el medio de algo. ¿No podías venir en otro momento? Me voy, tengo que retomar lo que dejé.
Entonces Lucas salió en busca de Malena, pero ella ya estaba ocupada con Carola y Tali.
Amir se quedó sin que su carta llegue a destino.
Mateo sin quedó sin el plan maestro de su amigo.
Malena se quedó sin saber a quién le escribía Amir.
Lucas se quedó sin novedades de su hermana y sin concretar lo que sintió por Malena en el momento.

Todo había fallado.

4 comentarios:

  1. Mil lios en el hogar... no sé porque tengo el presentimiento de que pronto aparecerá Pía en esta historia :)

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  2. Mil lios en el hogar... no sé porque tengo el presentimiento de que pronto aparecerá Pía en esta historia :)

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  3. Este capítulo me divertió un montón, la verdad que las cosas se estan poniendo cada vez más interesantes:D

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  4. me encanto el momento de malena y lucass, ya quiero un beso

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"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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