Capítulo 14: El club de la alegría


Durante la tarde del martes siguiente, la mayoría de los chicos estaban en la sala de juegos pasando el tiempo. Tali, Úrsula, y Carola estaban ensayando una coreografía en un rincón; Sebastián y Amir navegaban por internet en la notebook que él había traído desde su casa en su última visita; Laura y Mentiritas, apartados de los demás, susurraban algo como en secreto; y Mateo estaba pateando una pelota, solo.
Mientras corría y la pateaba, espiaba de reojo a Mentiritas: él había anunciado hace algunos días sus intenciones de retirarse del hogar para regresar a su ciudad, pero eso a Mateo no le gustaba nada. Mentiritas había sido el único chico de su edad además de él en el hogar. Y no, no es que Lucas y Julián —sus dos mejores amigos— ya no le pusieran atención, pero Mateo necesitaba también pasar tiempo con alguien de su mismo tamaño.
Había estado pensando durante los últimos días en una manera de convencer a su amigo de que no se vaya, pero no creía que ninguna de sus ideas funcionen: no podía inventarle ninguna historia ya que Mentiritas era experto en mentiras y las hubiera detectado rápidamente.
También había considerado la posibilidad de irse con él, pero definitivamente no podía abandonar a sus compañeros de toda la vida, Lucas y Julián.
Entonces, tan rápido como la pelota llego de un extremo de la sala al otro, una gran idea vino a su mente.
¡Mentiritas, Laura, Úrsula! ¡Vengan rápido! —los llamó. Los únicos en acercarse fueron Laura y Mentiritas.
¿No ves que Úrsula está ocupada conmigo? —intervino Tali.
—Es un minuto nada más, no seas así.
—Como quieran. Andá, Úrsula —le dijo Tali, como si su amiga tuviera que pedirle permiso para moverse—. Nosotras vamos a ensayar a otro lugar, porque acá como que hay mal olor —agregó mirando intencionalmente a Mateo. Un segundo después, había desaparecido por la puerta junto con Carola.
¿Qué pasa, Mateo? —preguntó Úrsula, ansiosa por seguir bailando.
—Se me ocurrió una idea buenísima.
Sebastián entornó los ojos hacia él. Amir, por su parte, siguió sumergido en la pantalla de la notebook.
¿Cuál? —preguntó Laura. Mentiritas no decía una palabra.
—Bueno… vieron que la mayoría de los del hogar son más grande que nosotros, ¿no?
—Sí, ¿y qué hay con eso? —lo apuró Úrsula.
—Bueno, creo que tendríamos que unirnos los más chicos entre nosotros. Tendríamos que formar un club.
¿Un club? ¿De qué? —preguntó Mentiritas, finalmente hablando.
—No sé de qué, de nosotros. Podemos usarlo para ayudar a los demás o para contarnos cosas que los demás no saben.
—Me gusta ayudar a los demás. Yo me apunto —anunció Laura.
—Si Laura se apunta, yo también. —Mentiritas sonrió a su amiga. A continuación todos miraron a Úrsula, esperando su respuesta.
—Bueno… está bien, supongo que me uno. Propongo que nos llamemos «El club de la alegría».
¡¿Qué?! ¡Estás loca! ¡Ese nombre es re de nena! —se quejó Mateo.
¡Es eso o no me uno!
—A mí me gusta el club de la alegría —opinó Laura.
¿Y quién va a ser el líder? —preguntó Mentiritas.
¿Líder?
—Sí, el líder. El que dirija todo y dé las órdenes. Esas cosas.
—Yo soy la más grande así que voy a ser yo la líder —espetó Úrsula.
¡No! Yo fui el de la idea, así que el líder soy yo.
—Laura vivió en esta casa antes que todos nosotros, así que la líder tendría que ser ella —propuso Mentiritas.
—Esto no tiene nada que ver con el club —lo contradijo Úrsula, y luego agregó—: Yo tengo ocho años, ustedes dos seis, y Laura siete. Por pura lógica la líder tengo que ser yo.
¡Basta! —exclamó Laura—. Nadie va a ser el líder, vamos a tener todos el mismo rango, ¿está bien?
Hubo un silencio.
—El club de la alegría —dijo luego, poniendo su mano entre medio de todos ellos.
—El club de la alegría —se sumó Mateo.
—El club de la alegría. —Mentiritas hizo lo mismo.
Todos miraron a Úrsula.
—Bueno, está bien… el club de la alegría —dijo, y puso su mano por sobre la del resto.
Entonces los cuatro elevaron sus manos al mismo tiempo al grito de «El club de la alegría».
¿Pueden parar de repetir ese nombre? Es patético —dijo Sebastián desde su puf, junto a Amir. Su mirada llena de asco.
—Eso lo decís de envidioso porque vos no podés ser parte de nuestro club —se defendió Mateo.
¿Y para qué quiero ser parte de tu club de mugrosos? «El club de la alegría», pero qué nombre tan maricón.
¡Basta, Sebastián! —exclamó Mentiritas—. ¡Si nos seguís molestando le voy a decir a Soledad!
¿Qué me importa? Por mí decile a Soledad. ¿Qué me va a hacer? ¿Me va a echar del hogar? Ojalá, así vuelvo a mi casa y no tengo que estar más con ustedes.
¿Y si tanto te molesta por qué no te vas por tu propia cuenta y listo? —lo desafió Úrsula.
¿Te pensás que no lo hubiera hecho si antes si pudiera, estúpida?
¡No le digas estúpida a mi amiga! —intervino Laura, dando un paso adelante hacia él.
¿Y qué me vas a hacer sino, huérfana mugrosa?
—Pedile disculpas —le ordenó.
¿Ah, sí? Dejame pensarlo… no.
¡Te dije que le pidas disculpas! —exclamó nuevamente Laura, furiosa. Sus ojos clavados en Sebastián, su mirada fuera de control. Algo se iluminó en sus pupilas, y de repente sucedió algo inesperado: Sebastián cayó desde el puf al suelo, aturdido por un pitido agudo que únicamente él podía oír, y un segundo después, su notebook estalló en varios pedazos. Cuando esto pasó, el pitido cesó inmediatamente y alcanzó a ver restos de plástico quemado que salieron volando por toda la sala. Laura, asustada, retrocedió. El resto de los chicos la miraba con sorpresa, incluso Amir.
¡¿Qué le hiciste a mi computadora?!
—Yo… ¡nada! ¡No le hice nada!
¡¿Cómo que nada?! ¡Me la explotaste en mil pedazos, bruja!
¿Ahora Laura tiene la culpa de que vos no cuides tus cosas? —intervino Mentiritas—. Ella ni siquiera la tocó, no pudo haberla explotado. ¿Cómo va a hacerlo sino?
—Pero, vos… me miraste, y… ese pitido… la computadora… ¡Esto no va a quedar así! —exclamó Sebastián, y salió de la sala a paso acelerado, junto con Amir.
Los miembros del club de la alegría, ahora solos, recogieron los trozos de plástico quemado en silencio. Nadie dijo una sola palabra hasta que, una vez limpio el suelo en su totalidad, Laura se acercó a Mentiritas y le susurró—: ¿Ahora ves por qué no quiero usar mis poderes?
Y era comprensible que piense de esa manera. A Laura le daba mucho miedo no poder controlarse y dañar a las personas. Esta vez había explotado una computadora, pero si se descuidaba, quizás podría haber causado ese efecto en la cabeza de Sebastián. No podía controlar sus emociones y mucho menos ahora que necesitaba a su mamá más que nunca. Mientras esté lejos de ella, su inestabilidad emocional era su peor enemiga.


Esa misma noche, cuando las cosas estaban un poco más calmas, algo esperado sucedió: en medio de la cena —la cual por petición explícita de Álvaro había sido de todos los miembros del hogar, incluyendo a María Julia—, Álvaro y Soledad tenían algo que anunciar.
—Soledad y yo somos pareja —confesó Álvaro, de pie.
Lucas no reaccionó. Algunos se miraron entre sí.
¿Cómo? Pareja… pareja de trabajo, ¿no? —preguntó María Julia.
—No, tía. Pareja sentimental. Somos novios.
Soledad miró con preocupación a los chicos. Algunos de ellos ya sabían y no estaban para nada sorprendidos, otros se miraban con confusión, y la mayoría de ellos tenía una mirada muy particular… como de alegría.
—Bueno… realmente estoy muy sorprendida, pero supongo que tienen mi bendición —admitió María Julia.
Lentamente se formó un aplauso general. Todos aplaudían con mucha emoción, a excepción de Lucas, Mateo, y Julián, quienes no despegaban su mirada del plato y aplaudían como si tuvieran las manos hechas de plomo; y es que no les gustaba nada que Álvaro se involucre sentimentalmente con alguien cuyas intenciones no estaban del todo claras. ¿Y si Soledad solo estaba utilizándolo? ¿Y si lo que en verdad quería era acercarse a él por otros intereses? ¿Y si enamorarlo era parte de su plan?

Álvaro era un poco insoportable y egoísta, pero los había ayudado mucho a ellos y s sus amigos —aunque haya sido para su propio beneficio—. Definitivamente no se merecía ser lastimado ni usado, y se quedaban sin tiempo ya: tenían que comenzar a ayudarlo cuanto antes.

Aviso: Esta temporada va a ser publicada de una manera un poco diferente a las dos anteriores. Van a haber en total dos recesos (períodos de tiempo en los cuales no voy a publicar capítulos), esto es por una cuestión de que estoy con muy poco tiempo libre y para que el final coincida con una fecha específica. El domingo que viene voy a publicar el capítulo 15, y el 16 va a poder leerse recién el domingo 26 de julio. La buena noticia es que el segundo receso no va a ser hasta finales de septiembre. Mil disculpas si a alguien le molesta esperar! Y un millón de gracias por su paciencia y por leer :)

4 comentarios:

  1. noooo es mucho tiempo!

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  2. receso?
    noooooo!!
    Me encantó el capítulo, super tiernos los pequeños

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Noooo!! Receso noooo!!!
    Bueno, yo estoy en las mismas así que... jaja...llevo tiempo sin publicar, porque lo estoy escribiendo;)
    Me encanto el capítulo!! Los chiquititos son muy graciosos :D

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¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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