Capítulo 18: Fuera de control


Laura, sentada en un puf de la sala de juegos, en medio de Mentiritas y Úrsula, miraba fijo una manzana con el ceño fruncido. Sus ojos penetrantes estaban clavados en el fruto como si sus pupilas fueran tan punzantes como un cuchillo.
—Nada. No puedo —dijo luego de unos instantes, relajando la mirada.
—Estás haciendo fuerza física, Laura. Por eso no podés. Tenés que concentrarte más —insistió Úrsula.
—Si no podés no te preocupes. Podemos intentar otro día. —Mentiritas era siempre el que quería consentir a Laura, pero Úrsula tenía su objetivo más claro: tenía que orientarla y lograr que aprenda a tener control total sobre sus poderes. Se asustaba tan solo de pensar qué pasaría si las brujas mayores se enterasen que su tarea iba cada vez peor.
—Me da miedo hacer algo malo.
¡Es una manzana! ¿Qué tan malo puede ser lo que le hagas? ¡Relajate! ¡No siente dolor!
Laura miró a Úrsula, luego a Mentiritas, y luego nuevamente a Úrsula.
—No puedo.
¿Sabés cuál es tu problema, Laura? Sos muy emocional. El poder mágico se basa en fuerza mental, en la concentración, pero vos dejás que tus emociones sean las que dominen tu mente, por eso a veces hacés cosas que no querés. Mientras más preocupada y asustada estés, peor va a ser.
Laura se quedó en silencio.
¿Y vos cómo sabés todo eso, diccionario andante? —preguntó Mentiritas.
—O sea, ¿hola? Soy una bruja, nene. ¿Te pensás que no fui a la escuela de magia nunca?
Úrsula le había comunicado su misión a Mentiritas y entre ambos habían decidido ayudarse. Después de todo, por distintos motivos, ambos perseguían un mismo fin: el bienestar de Laura.

Mientras Laura seguía intentando hacer levitar manzanas, explotar frutillas, cambiar el color de naranjas, y otro tipo de habilidades con frutas, en la sala principal se producía un enfrentamiento de egos: todo había comenzando cuando Amir había saludado a Sebastián y éste no le había devuelto el saludo; siendo Amir un príncipe, consideró su gesto una terrible traición y falta de respeto, lo cual, durante su gobierno, hubiera sido condenado con un buen tiempo en la prisión.
—Que estés enojado conmigo no te da derecho a ser un mal educado, ¿sabés?
—Vos a mí no me vas a venir a decir qué puedo o no puedo hacer —espetó Sebastián. Arriba, en el último escalón, acababan de descender Lucas y Julián. Se quedaron quietos al ver que Amir y Sebastián discutían, pues querían saber de qué se trataba.
¿Todo esto porque no te quise ayudar a molestar a Lucas? —preguntó Amir, y luego agregó—: ¿Por qué te importa tanto mi accionar con él? ¿Qué clase de obsesión patológica es esa?
¿«Obsesión»? Callate, ¿querés? No sabés ni de lo que estás hablando, pero no me voy a molestar en explicarte, no lo merecés. Para mí ya no existís.
—Al final sos más histérico que una chica. Con razón Malena no te registra. Al parecer tenía razón.
¿Qué decís, estúpido? ¿A quién le estás diciendo histérico? —preguntó Sebastián desafiante, y le dio un empujón tan fuerte que lo hizo caer al suelo. Lucas, ya sea por su naturaleza protectora o porque acababa de descubrir que Amir lo había defendido, sintió el impulso de bajar las escaleras corriendo y darle un empujón todavía más fuerte a Sebastián. Sin embargo, Julián, comprendiendo casi telepáticamente sus intenciones, lo detuvo. O al menos eso le había parecido a él, porque un segundo después, sin saber cómo ni por qué, Lucas vio cómo Julián le daba un puñetazo en la mandíbula a Sebastián.
¿Qué? ¿Ese era el mismo Julián que él conocía? ¿Su sensible y amistoso mejor amigo acababa de golpear a alguien?
Bajó corriendo las escaleras, sorprendido, y llegó a ver justo a tiempo como Julián tomaba de la mano a Amir para ayudarlo a ponerse de pie. Sebastián, por su parte, se había quedado paralizado, como en estado de shock, observando a su alrededor en silencio.
¿Estás bien? —preguntó Julián a Amir.
—Sí, gracias…
—Julián… ¿Qué…? —preguntó Lucas, pero no llegó a terminar su frase: en ese momento Sebastián volvió a ponerse de pie y se lanzó sobre Amir con violencia. Julián y Lucas se apresuraron a separarlos. Sus gritos e insultos resonaban cada vez con mayor fuerza por el hogar.
Laura, Mentiritas, y Úrsula regresaron de la sala de juegos, atraídos por el ruido.
¡¿Qué hacen?! ¡Paren de pelearse! —les pidió Úrsula.
¡Paren ya! ¡Esta casa es muy vieja, si siguen peleándose se va a romper el suelo y los va a chupar al centro de la Tierra! ¡No van a poder salir nunca más! —mintió Mentiritas, como de costumbre.
Úrsula desvió la vista por un momento y notó algo que la preocupó: Laura contemplaba asustada la escena, y en sus ojos se destacaba un pequeño destello amarillo que cada vez se hacía más potente.
El brillo se extendió más y más, y no se detuvo hasta que Laura vio algo que la asustó todavía más: Sebastián se retorcía por el suelo, gritando tanto y tan fuerte que hasta Lucas, Julián, y Amir se habían separado de él con terror. Los gritos de Sebastián eran tan potentes que parecían lastimarle la garganta, y sus manos agarraban con fuerza cerca de su ombligo.
Parecía estar agonizando. Y todo había sido su culpa. Ella lo había provocado.

¿Acaso estaba matando a alguien? ¿Lo estaba volviendo un fantasma como ella? ¿O era algo peor?

1 comentario:

  1. magnifico capitulo, q pasara ahora con Sebastián?
    Y donde quedó el tierno y adorable Julián??

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¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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