Capítulo 19: Más sola que nunca
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Buscá la Luz
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Resultó ser
entonces que Sebastián en realidad había tenido apendicitis. El doctor le había
dicho que era normal haber comenzado a sentir el dolor tan rápidamente, en un
instante, pero Laura insistía en que se lo había causado ella con su mirada; y
aunque Mentiritas y Úrsula intentaban convencerla de lo contrario, en el fondo
pensaban lo mismo.
Los siguientes
tres días, aunque Sebastián ya no estaba en el hogar
—pues estaba internado en una clínica privada, por ser un Caride—, su presencia
era más fuerte que nunca: los chicos hablaban de él, sobre su estado de salud
(aunque no muy preocupados, ya que la cirugía de apendicitis es de las más
sencillas que existen), y María Julia se encargaba de dar un discurso sobre el
compañerismo en cada una de las comidas. Ella era definitivamente la más
afectada por lo que le había sucedido a Sebastián; Lucas estaba seguro de que
en realidad la salud del chico no le preocupaba para nada, sino que su
verdadera preocupación era lo que su padre, el Dr. Caride, fuera a decir sobre
ella. Después de todos ellos eran de la gente rica, y para esas personas lo único
que importaba era eso: la apariencia.
No fue hasta el
cuarto día que Sebastián dejó de ser el tema de conversación
principal entre todos: esa mañana, poco antes del mediodía, Soledad sorprendió
a todos cruzando la puerta del hogar, sin avisar previamente a nadie.
Todos corrieron
emocionados a saludarla. Incluso Amir, quien la conocía
hace poco tiempo, se mostró muy alegre por su regreso.
Soledad evadió todo
tipo de preguntas sobre el motivo de su viaje tan espontáneo e impredecible, y
en su lugar respondió con sonrisas y chistes; sin embargo, ni Álvaro ni Lucas
se dejaban engañar: Soledad estaba triste. Algo había sucedido mientras estuvo
allá y ambos lo sabían muy bien.
El primero de
ellos, Álvaro, pudo comprobarlo cuando, dos horas después,
Soledad le pidió que la acompañe a su cuarto para hablar, ya que tenía algo muy
importante para decirle. Creyó que iba a hablarle sobre el motivo de su viaje,
pero estaba equivocado.
—Mientras estuve
allá
aproveché y fui al comedor que nos dijeron en el registro civil. Estuve
investigando un poco sobre Juana Velasco, la mamá de Laura.
—¿Para
eso viajaste? Podrías habérmelo dicho e íbamos juntos.
—No, no fue para
eso —contestó Soledad, con un tono de voz cortante que daba
a entender que no quería hablar sobre los verdaderos motivos de su viaje; luego
agregó—: Pero de todos modos aproveché y lo hice.
—¿Pudiste
averiguar algo?
—Sí, y
lamentablemente no son buenas noticias.
—¿Qué
pasó?
Soledad se sentó en
su cama, mirando el suelo. Álvaro comprendió por su mirada que había sucedido
lo peor.
—Parece que Pedro
seguía
presionando a Juana Velasco incluso a la distancia. En el verano, cuando lo
descubrimos, tenía mucho miedo de que vayas a la policía y la amenazó con que
le envíe dinero, mucho, para poder ser él quien viaje a otro lugar con Laura.
Juana le explicó que no tenía la cantidad de dinero suficiente, pero el no le
creía, y hasta llegó a amenazarla con hacerle daño a Laura si no le daba lo que
pedía. La pobre mujer entró en pánico, no sabía qué hacer… fue a pedir ayuda ahí,
al comedor; estaba tan desesperada que hasta confundía a algunas de las niñas
de allá con Laura. Literalmente, el miedo la había vuelto loca; hasta que no
aguantó más, y una noche su corazón dejó de latir: le había dado un infarto.
Álvaro se quedó en silencio un segundo,
esperando que todo haya sido un invento.
—¿Cómo?
Pero… ¿está muerta?
—Sí…
parece que Pedro la mató sin querer hacerlo —respondió Soledad con tristeza.
—Pobre mujer…
—Y pobre Laura. ¿Cómo
va a reaccionar cuando lo sepa?
—¿Qué? ¿Saberlo?
—Álvaro se puso de pie—. ¿Cómo le vamos a decir eso? La chica tiene siete años,
¡no podemos decirle la verdad!
—Pero tampoco la
vamos a dejar vivir en una mentira. No tenemos ningún
derecho a ocultarle lo que pasó. Era su mamá.
—¡Pero
es una nena!
—¡Igual
tiene derechos! —exclamó Soledad, poniéndose de pie ella también.
—¡Basta!
¡Paren de pelear! —dijo Laura con la voz quebrada por el llanto, ingresando por
la puerta entreabierta. —Yo ya lo sé todo…
—Laura, no quería que
escuches, mi intención no era… —dijo Soledad acercándose a ella y poniendo sus
manos en sus hombros.
—No te preocupes,
no es tu culpa. Tarde o temprano me iba a enterar, y qué
bueno que lo hice, porque ahora ya sé lo que tengo que hacer…
—¿De qué
estás hablando? —preguntó Álvaro, intentando ser delicado.
—Quiero que me
lleven a ver a Pedro.
—Pero… ¿qué?
¿Para qué?
—Quiero hablar con
él.
Por su culpa yo me quedé sin mi mamá —la voz de Laura había pasado de ser
triste a enojada. Su cara se había ruborizado tanto que su piel pálida ya parecía
casi completamente roja.
—Lau, no sé si
eso sea lo más indicado —insistió Soledad.
—No me importa.
Quiero verlo igual, y voy a ir con o sin ustedes.
Soledad se
sorprendió: Laura nunca le había hablado así. Aunque
suponía que era un comportamiento normal teniendo en cuenta toda la información
que acababa de procesar.
—Bueno, está bien…
—Soledad, no creo
que…
—comenzó a decir Álvaro, pero Soledad lo interrumpió.
—Laura tiene
derecho a verlo, después de todo él fue quien la crió por siete años.
Es casi como su papá.
—De todos modos no
creo que sea lo más indicado.
—No te estaba
preguntando. —Soledad entonces se agachó y habló con Laura lo
suficientemente bajo como para que Álvaro no las escuche—: Te prometo que en
estos días te llevo.
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¿Qué es "Buscá la luz"?
"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.
En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.
Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.
Escrito por Fundador
Magnifico capítulo, me encanta que Laura tenga tanto protagonismo esta temporada
ResponderEliminarMagnifico capítulo, me encanta que Laura tenga tanto protagonismo esta temporada
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