Capítulo 02: El regreso de un amigo
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Buscá la Luz
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—Al fondo tenemos
algunas plantaciones y sobrevivimos básicamente con eso. Vendemos
todo lo que podemos, pero nos alcanza apenas para lo básico, y más ahora que
tenemos que alimentar a tantas bocas más.
Clarita y los
chicos estaban sentados en la gran mesa de la cocina-comedor. Estaba explicándoles
cómo funcionaba el hogar «El Alba» para que comprendan por qué era tan distinto
a Rincón de Luz.
—¿Ganan
como campesinos? Con razón viven así —comentó por lo bajo Tali.
—Debe ser re lindo
estar todo el tiempo rodeados de naturaleza —dijo Carola, quien ya había
regresado del patio con Estrella y Úrsula.
—Sí,
además nos preocupamos mucho por la ecología —explicó Clarita—. Reciclamos todo
lo que podemos, cuidamos el agua, y tratamos de hacerle entender a la gente la
situación del planeta cada vez que podemos.
—Todos los chicos
que pasan por acá, y que después son adoptados, llevan a sus
nuevas familias y nuevos barrios estos principios —añadió Paco.
—¿Adoptados?
—Sí, ¿qué
tiene? ¿Allá en su hogar no adoptaban a compañeros suyos?
—Bueno…
—Lucas balbuceó un momento—. La verdad es que nuestro hogar empezó siendo una
farsa, así que no está muy a la corriente de las cosas que pasan en los hogares
comunes. Ni siquiera sabíamos que se podía adoptar a chicos de un orfanato.
—¿De
verdad? —se extrañó Nadia—. ¡Es lo más común del mundo, pibe! ¿No te parece si
no que la gente iba a sospechar cuando de la nada aparezcan como diez personas
nuevas acá en el hogar?
—Nadia tiene razón. Acá
todo el tiempo vienen parejas a adoptar —dijo Clarita—. De hecho, a Mentiritas
quisieron adoptarlo varias veces, pero él se negó porque no quería que lo
separaran de Soledad. Los chicos no viven más que cuatro o cinco años acá,
enseguida se los llevan y vienen otros nuevos, por eso es seguro que hayan
venido acá. Los vecinos ya están acostumbrados.
—Bueno…
excepto conmigo. A mí nadie me quiere adoptar porque ya soy muy grande —se quejó
Nadia con tristeza.
Lucas se sorprendió tanto
que no pudo escuchar el comentario de Nadia. —Pero a nosotros no nos van a
adoptar, ¿no? ¡No queremos que nos separen!
—No te preocupes,
si ustedes no quieren no van a irse a ninguna parte —los tranquilizó
Clarita—. Nadie los puede obligar a nada, es el chico el que tiene la última
palabra sobre si quiere ser adoptado o no.
La voz de Clarita
fue opacada por el sonido de la puerta abriéndose, e ingresando por ella
un chico de unos once años con una sonrisa de punta a punta.
—¿Recién
ahora me avisan que ya llegaron? —dijo al ingresar. Lucas no pudo evitar sentir
confusión y celos al ver que Malena saltó de la mesa y corrió a abrazarlo.
—¡Tanto
tiempo sin verte! —dijo mientras lo soltaba. Amir se acercó y estrechó su mano
también para saludarlo, aunque mucho más distante.
—Él es
Iñaki —explicó Malena a sus amigos—, es el chico que nos ayudó a Amir y a mí a
salir del bosque cuando nos perdimos, y a llegar a Rincón de Luz. Bueno, aunque
al principio no quería… pero finalmente lo hizo. Podría decirse que nos salvó
la vida.
Entonces fue
definitivo: Lucas estaba celoso. Se paró instintivamente y saludó a Iñaki
de manera invasiva, como haciéndole entender que era él quien mandaba.
—Hola, yo soy
Lucas, el más grande de Rincón de Luz, y conozco a Malena
desde que vivía debajo de un puente conmigo —dijo con aire agresivo.
—¿Podés
creer que tuve que quedarme todos estos días acá, lejos del bosque, invadido
por la contaminación de la ciudad? —dijo Iñaki a Malena, casi ignorando
completamente la prepotencia de Lucas—. Me dijeron que venías después de la
Navidad, pero no sabía que ibas a tardar tanto. ¡Todo sea por saludarte como te
lo merecés!
—¿Cómo?
¿No estás viviendo acá? —preguntó Mateo confundido.
—No, yo vivo en el
bosque. En la naturaleza. Solo vengo a la ciudad para visitar este hogar, que
es el único lugar del planeta donde me siento más o
menos cómodo sin estar al natural. Debe ser porque está lleno de plantas y
porque casi no se daña el medio ambiente.
—Bueno, yo me voy
a seguir ordenando mis cosas y vuelvo —mintió Lucas, y salió. Lo que en
realidad quería era una excusa para dejar de ver cómo Iñaki robaba la atención
de todos, especialmente de Malena.
—¿Qué
puerta era? —se dijo a sí mismo en voz baja, ya en el piso superior. Todas las
puertas eran tan parecidas que se le dificultaba mucho la tarea de recordar cuál
de todas era la de su cuarto.
Ingresó a la
penúltima puerta después de doblar el pasillo, pero enseguida se dio cuenta de
que no era el lugar que buscaba.
—Lucas, a mí no
me mientas, yo sé que te fuiste porque estás re celoso del amigo de Malena —decía
Mateo acercándose, pero entonces se detuvo frente a la puerta entreabierta que
Lucas había cruzado. Ambos estaban parados bajo el marco, y enseguida
regresaron al pasillo tan rápido como pudieron reaccionar.
—¿V-vos…
viste eso? —preguntó Mateo.
—Tranquilo…
tiene que haber alguna explicación…
—¿Q-qué
explicación? ¡No conocemos a estas personas! Tienen esa cosa ahí adentro… ¡tienen
a un muerto escondido, Lucas! ¡Hay que irse lo antes posible!
Dentro del cuarto,
en una gran cama, yacía un cuerpo anciano inmóvil, sin un solo
indicio de estar vivo. Aparentemente esta casa no tenía menos misterios que la
de Arboleda 301; todo parecía indicar que los problemas los habían seguido
hasta el barrio La Boca.
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¿Qué es "Buscá la luz"?
"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.
En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.
Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.
Escrito por Fundador
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