Capítulo 16: Su suerte


Malena y Amir no podían dejar de pensar en lo que significaba para ellos estar nuevamente allí, en ese bosque, tan solo unos meses después de la pesadilla. Los árboles vacíos ahora estaban llenos de hojas, el césped frío mezclado con tierra mojada había pasado a ser de un verde reluciente, se podía escuchar el sonido de muchas aves al mismo tiempo, y el viento helado de aquella época había sido expulsado por un radiante sol que los abrazaba con su luz. Al ver ese lugar tan cambiado, tan distinto a lo que recordaban, no podían dejar de sentir que habían pasado muchos años, y no solo el cambio de invierno a verano.
Los chicos, junto con Clarita, estaban muy ocupados armando algunas carpas junto a los árboles más grandes que habían podido encontrar, pero no muy alejados de la cabaña en la que Clarita los había refugiado tiempo atrás. Todos se sorprendieron mucho al ver cómo Amir había logrado armar su carpa en muy poco tiempo.
—¿Por qué me miran así? Fui entrenado en supervivencia salvaje —dijo él—. ¿Cómo creen, sino, que sobrevivimos Malena y yo tanto tiempo solos en invierno?
—¿Escucharon, chicos? No se preocupen, Amir nos va a cuidar a todos —bromeó Mateo. Amir se lanzó encima suyo y cubrió su boca con la mano.
—¡Shhh! ¿Escucharon eso? —susurró.
—¿Qué? Yo no escuché nada —dijo Lucía en voz baja.
—Son como… pasos… de alguien acercándose.
—No es gracioso, Amir. —Josefina abrazó con fuerza a su muñeca, asustada.
—No tengas miedo, Jose. Estás conmigo —intentó calmarla Clarita.
Los pasos se oían cada vez más cerca y más rápido, como si la persona que se acercaba estuviera acelerando la velocidad. Un momento después, parecía que estaba corriendo.

—Esperen, eso no es un asesino —dijo Malena, mirando con atención—. Es… ¡Iñaki!
—¡Hola, Male! —Iñaki se acercó a toda velocidad y la abrazó. Luego saludó también al resto de los chicos
—Qué bueno volver a verte, ya casi ni te acercás a visitarnos —se quejó Clarita mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro.
—Estuve muy ocupado, casi no tengo tiempo de descansar.
—¿Por qué? ¿Qué te pasó?
—Me temo que no tengo buenas noticias. Hay problemas con uno de los árboles del bosque… el más grande y viejo de todos, para ser exacto.
—¿Qué tiene el arbolito? —preguntó Paco.
—Se está muriendo. Ahora que es verano, mucha gente decidió venir al bosque a descansar; el problema es que traen alimentos o bebidas y dejan toda su basura cerca, entonces ensucian el bosque y el árbol ya no puede respirar.
—¡Pobrecito! No me gusta que las plantas se mueran —dijo Estrella.
—¿No hay algo que podamos hacer para curarlo? —preguntó Úrsula, quien sabía perfectamente que sus conjuros no podían alterar el orden de la naturaleza humana—. No digo fórmulas mágicas, pero… algo para que el árbol se sienta mejor.
—Desgraciadamente no. Solamente un milagro podría salvarlo.
—¡Me tiene harta la gente siempre arruinando todo! —exclamó Lucía.
—Enojarnos no va a servir de nada. Además, se me acaba de ocurrir una idea —anunció Clarita.
—¿Cuál? —preguntaron todos al unísono.
—Vamos a formar un jarabe para ayudar al árbol a sentirse mejor y, si todo sale bien, curarlo.
—No creo que sirva de nada, yo ya intenté hacer mil jarabes y ninguno funcionó —dijo Iñaki con tristeza.
—Pero este jarabe que yo sé hacer es especial, estoy segura de que vos no probaste con uno así.
—¿Y cómo lo vamos a hacer? —preguntó Josefina.
—Bueno, no va a ser fácil, pero sí divertido: cada uno de nosotros va a buscar lo más lindo que encuentre en el bosque. Cuando lo encontremos vamos a traerlo acá, y yo me voy a encargar de formar con eso el jarabe. ¡Les aseguro que así el árbol va a estar más vivo que nunca! ¿Les parece?
Todos accedieron, y un instante después ya habían partido emocionados a iniciar su búsqueda.


Y mientras ellos buscaban, Lucas estaba en un planteo similar por allá en las calles de La Boca: había preparado su balde y sus materiales, y se había instalado en su esquina de siempre para limpiar autos y esperar que, si tenía suerte, le den suficientes monedas a cambio como para poder mantener el granero al día.
Lamentablemente estaba corriendo la misma suerte que hasta entonces había tenido el árbol: lo que había recaudado apenas le servía para comprar un poco de harina. Debía de haber estado mirando con mucha preocupación las monedas en su mano porque no se percató de la presencia de Rocky a su lado hasta que este le habló.
—Al fin te encuentro.
—¿Qué querés, ladrón? ¡Por tu culpa es que tengo que estar haciendo esto! ¡¿A qué viniste, a que te rompa la cara?! —Lucas se lanzó sobre él, pero Rocky, quien era mucho más alto y ancho que él, lo detuvo.
—Tranquilo, solamente te estaba buscando porque quería que hablemos.
—No me interesa hablar con vos, basura —espetó Lucas, ya sin intentar golpearlo pero todavía muy enojado.
—Mirá, bajame los sumos que yo acá vine a decirte algo bueno. Me gustó mucho cómo nos enfrentaste a todos el otro día. Sabías que no tenías oportunidad contra nosotros, pero igual no te rendiste. Sos un luchador, sos muy valiente.
—Eso ya lo sé, pero no me interesa escucharlo de tu boca. Ahora, si me disculpás, estoy trabajando.
Rocky se echó a reír. —¿«Trabajando»? ¿A esto le decís así? Esto no es trabajar, es mendigar. ¿No viste las pocas monedas que conseguiste?
—¿A eso viniste, entonces? ¿A burlarte? Te podés ir por donde viniste si no querés que te vuele los dientes de una piña.
—Bueno, calmate un poco. ¿Te pensás que no sé que estás pasando necesidad? Te vengo a dar un consejo: no pierdas tiempo con esto, la gente no da nada, ellos no se preocupan por los pibes como nosotros.
—¿Como nosotros? Yo no tengo nada que ver con vos.
—Te guste o no, sí tenés. Yo también sé lo que es pasar necesidad. Yo también estuve en la calle. Yo sé lo que es no saber si vas a poder comer al día siguiente, como te está pasando ahora… Y también sé lo que es tener a cargo a muchos pibes, como tus amigos esos los del hogar, que dependen de la guita que vos ganes ahora para poder sobrevivir estos días.
—Qué emotivo —dijo Lucas con sarcasmo—. ¿Terminaste? Ahora te podés ir.
—No terminé. Te vengo a ofrecer un laburo… vos y yo, solos. Nadie más. Vamos a meter fierro hoy a la noche en el almacén de acá a la esquina. Tienen buena guita y poca seguridad.
—¿Vos me estás cargando a mí? Por eso yo no soy como vos, yo no soy un ladrón, no robo. Si querés ir preso andá con tus otros amigos del otro día.
—Esos son unos inútiles. Yo quiero laburar con vos, vos sí que tenés potencial. Lo vi en cómo nos enfrentaste la otra noche.
—No me interesa. Nunca robé y nunca voy a robar. Prefiero mil veces pasar hambre pero tener la consciencia limpia.
—¿Sí? ¿Y tus amiguitos del hogar pensarán lo mismo? No seas estúpido, si seguís mendigando esas monedas vas a perder el granero en dos días.
—¡Te dije que no voy a hacer nada con vos! ¡Mejor andate o te denuncio con la policía, chorro de cuarta! —exclamó Lucas, perdiendo la paciencia.

—Está bien —cedió Rocky—, yo me voy, pero esto no termina acá. Te voy a estar esperando unos días acá mismo. Pensalo. Si cambiás de opinión vení a hablar conmigo.

0 personas dejaron volar sus sueños:

¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

Escrito por Fundador

Twitter

Soñamos juntos con:



Soñamos juntos con:


PLL Arg

Ediciones Frutilla

Una nueva aventura comienza

Letra por letra

Seamos aliados



Seamos aliados


Busca la Luz