Capítulo 24: Sentimientos de plástico

—No te preocupes, seguro es re normal y en un rato vuelve a ser todo como antes.
Estrella nunca había tenido un accidente así, ni conocía a nadie que lo haya tenido, pero le gustaba creer que sus palabras de consuelo a Malena no eran vacías.
Estaban junto con el resto de los chicos en la sala de espera. Soledad y Álvaro habían pasado a hablar con la doctora luego de que Malena les avisara lo que estaba sucediendo. Lucas, quien siempre había sido un lazo entre todos ellos, ya no recordaba ni siquiera su nombre.
—Lucas jamás podría olvidarse de nosotros —dijo Amir—. Es cuestión de que pase dos segundos acompañado para que tenga de regreso todas sus memorias.
Soledad y Álvaro ingresaron a través de la puerta y todos los chicos se acercaron a ellos de repente, invadiéndolos con preguntas.
—Tenemos una mala noticia y una buena —anunció Álvaro.

—La buena noticia es que a Lucas van a darle el alta esta misma noche y ya puede volver a Rincón de Luz con nosotros. —Soledad tomó de la mano a Álvaro.
—¿Y la mala? —preguntó Mateo.
—La mala es que no sabemos cuánto puede durar su amnesia —respondió Álvaro—. Pueden ser horas, días, o hasta años. Lo que sí sabemos es que es necesario que esté en un lugar que le sea familiar, por eso le van a dar el alta tan rápido. Ahora es más importante que nunca el no alterarlo y actuar lo más normalmente posible, así recupera la memoria rápido.
—Pero… ¿qué va a pasar con ustedes, entonces? —Úrsula se llevó una mano a la cabeza.
—¿Qué tienen ellos? ¿Qué pasa? —Guillermo no entendía nada.
—Se van a casar en una semana, y Lucas no se acuerda ni quiénes son —explicó Mentiritas.
—Nuestra boda va a seguir siendo en una semana. Nos gustaría haberla pasado para más adelante, pero ya está todo pago y no nos dejaron cambiar la fecha. Le vamos a explicar a Lucas lo que significa y va a disfrutarla a su manera —dijo Álvaro.
—Pero no tenemos que ser pesimistas. Estoy segura de que, para ese entonces, Lucas ya va a haber recuperado todos sus recuerdos —añadió Soledad, con una sonrisa.
Fue un buen intento de su parte para mantener los ánimos altos, pero lamentablemente no fue muy eficaz.
Lucas volvió al hogar esa misma noche, pero nada volvió a ser como antes. De hecho, ni siquiera era parecido a lo que vivían vivido hasta ese entonces en el hogar. Cada una de las cosas que hacían estaban atravesadas por la noticia de su amnesia. Era como si parte de la magia de vivir se hubiera esfumado de repente, sin previo aviso.


Al día siguiente, Josefina estaba descansando en el sillón de la sala principal junto con Josefita, su muñeca, quien le hacía caricias en el pelo, intentando levantarle el ánimo.
—Dale, ¡vamos a jugar! Quedándote acá tirada no vas a ayudar a Lucas —insistía.
—No puedo. No tengo ganas, estoy cansada. ¿No te parece raro todo lo que pasó?
—Sí, nunca había visto a alguien que no se acuerde ni su nombre.
Josefina se reincorporó sobre el sillón, sentándose.
—No, no digo eso. Justo cuando Lucas tuvo el accidente, Betina estaba ahí. ¿No es raro? Esa mujer es muy mala, no te olvides de todo lo que te hizo —dijo, y luego agregó—: De todo lo que nos hizo.
Al mismo tiempo sonó el timbre, y Soledad fue a atender. Por supuesto que no vio a Josefita con sus características humanas, sino a una simple muñeca sentada en un sillón.
—Betina, Pía, hola. Qué bueno verlas —dijo Soledad al abrir la puerta. Betina y Pía estaban paradas del otro lado, con la mirada más inocente que pudieron fingir.
—Casi no pudimos dormir en toda la noche, estamos muy preocupadas. ¿Cómo está Lucas? —preguntó Betina.
—Está mejor, gracias. Ahora mismo está en su cuarto. La doctora recomendó que esté en un lugar conocido, y con gente conocida. Eso puede devolverle sus recuerdos.
—¿Quiere que pase a verlo? Yo era muy amiga de Lucas, a lo mejor cuando me ve se acuerda de algo —ofreció Pía.
—Es una gran idea, sí. Pasá, está arriba.
Pía comenzó a subir las escaleras muy lentamente, como fingiendo estar triste.
—De hecho, no vinimos solo por Lucas —dijo Betina—. También venimos a buscar a Laura, ya sería tiempo de que venga con nosotros. Después de todo, es nuestra familia.
—Lo sé. Pía, ya que subís, ¿podrías avisarle a Laura que baje? —preguntó Soledad.
—Sí, no hay ningún problema.
Josefina y su muñeca no pudieron evitar alterarse. Betina y Pía iban a llevarse a su amiga, probablemente para siempre, ¡y no iban a verla nunca más!
Laura bajó las escaleras un momento más tarde. Intentaba contener el miedo, pero le era muy difícil disimularlo. Soledad lo percibió al instante y no pudo evitar sentirse preocupada.
—Vení, Laura. Vení con la tía. Ya es hora de que regresemos a casa.
—Yo… bueno… es que… en realidad…
—De hecho, sería mejor si se quedara. —Amir ingresó de repente, recordando todo lo que había descubierto de Betina.
—¿Estabas escuchando atrás de la puerta? —preguntó Soledad.
—No, pasaba y escuché de casualidad. Laura necesita quedarse. Con todo esto que le pasó a Lucas, es necesario que esté rodeado de la gente que vivió siempre con él. Como Laura.
—Bueno, tampoco es para tanto. Estamos acá al lado, podemos quedarnos ahí y que Laura pase a visitarlo todos los días —mintió Betina, sabiendo que, al momento en el que Laura desaparezca de la vista de los demás, se la iba a llevar muy lejos para no volver jamás.
—No es lo mismo —insistió Amir—. Lucas necesita ver que Laura es parte de nosotros, que viste el mismo uniforme, que está todo el día acá. Así fue siempre.
—En eso tiene razón —dijo Soledad.
—Laura debería quedarse unos días más —continuó Amir—, hasta que Lucas empiece a mostrar síntomas de mejoría. O si no, podemos preguntarle al juzgado de menores qué le parece. Puedo llamar ahora mismo, si quieren.
Betina se sorprendió al escuchar la mención del juzgado. Eso, más que una sugerencia, sonaba a una amenaza. ¿Amir sabía algo? ¿Lucas le había contado antes del accidente? Aparentemente sí.
—Bueno, viéndolo de esa manera, supongo que no hay problema en que Laura esté dos o tres días más acá —cedió finalmente, con la sonrisa más forzada que había hecho jamás.

Mientras tanto, Pía acababa de ingresar al cuarto de los chicos, solo para encontrarse a Lucas solo, sentado en su cama mientras intentaba armar algo que parecía un juguete para niños de 4 años.
—¿Qué es eso? —preguntó Pía.
—Es un juego mental que me dio la doctora. Supuestamente me va a servir para que tenga más rápido mis recuerdos, pero no está sirviendo de nada.
Se sentó junto a él y lo observó. —Me llamo Pía, vivo acá al lado. Ya sé que no te acordás de mí, pero mirame y hacé un esfuerzo.
Lucas la miró fijo unos segundos. Realmente era evidente que estaba haciendo un esfuerzo muy grande por recordar, pero no fue suficiente.
—No me acuerdo de vos, perdoname.
—Está bien, no te preocupes. Lo más importante es que te estés recuperando. No sabés lo mal que me puse cuando te vi ahí tirado, con sangre. Si te llegaba a pasar algo, me moría.
—¿Tan amigos somos? —preguntó Lucas.
—Bueno, en realidad… —Pía se acercó hacia él—. Somos mucho más que eso. Yo soy tu novia.
Lucas dejó su juego mental por un momento, sorprendido. —¿Vos sos mi novia? Pero… ¿esa no era Malena? ¿O vos sos Malena y me olvidé de tu cara? ¡Dios! ¡Qué mal novio soy!
—No —dijo Pía, riendo—. Yo soy Pía, tu novia. Malena nunca te gustó, lo que pasa es que ella estaba re enganchada con vos y era muy pesada, y como a vos te daba lástima porque es una chica de la calle, nunca te animaste a decirle que no te gustaba. Éramos novios en secreto, ella no sabe nada. Aunque a veces sospechaba y se ponía muy celosa con vos.
—Pero eso no está bien. ¿Por qué nunca le dije nada a Malena? Por más mal que la haya pasado, merece saber la verdad, parece una buena chica. Aparte, yo también viví en la calle mucho tiempo. O eso me dijeron.
—Sí, es cierto. Pero sos tan bueno que nunca te animaste a romperle el corazón. Y yo te quiero tanto que no me molestó ser tu novia en secreto. —Pía no pudo evitar sonreír, aunque lo que en realidad quería era largar una carcajada: Lucas se estaba creyendo todo.
—¿Te puedo hacer una pregunta?
—Las que quieras.
—¿Yo te quería mucho? Es decir… ¿te quiero?
Pía volvió a sonreír.
—Eso lo tenés que responder vos. Mirame a los ojos y decime lo que sentís. ¿Me querés como novia?
Las miradas de ambos se encontraron por varios segundos, en silencio.
—Sí… —dijo Lucas, sin demasiada convicción—. Creo que sí.
Y entonces, para sorpresa de Pía, fue él quien se acercó y la besó.

Y supo que, a partir de ese momento, Lucas pasaba a ser su novio.

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¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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