Capítulo 29: Recuerdos de veranos pasados


—¡Qué ranchazo que tienen, pibes! —exclamó Nadia.
Ella, Clarita, Paco y el resto de los chicos estaban en la sala principal del hogar. Habían llegado del casamiento hace unas horas, se habían cambiado para volver a usar los uniformes, y se habían puesto al día en las novedades de todos.
—Sí, esta casa es re linda —coincidió Paco—. Cuando vinieron a pasar el verano con nosotros se deben haber sentido como si estuvieran en un basurero.
—El granero también tiene su encanto —dijo Soledad—, pero hay algo de Rincón de Luz que extrañaría muchísimo estando allá. Un objeto que no podría reemplazarlo.
Todos le preguntaron qué era.

—Es el caleidoscopio, un espejo del alma —respondió—. Hablando de eso, me vendría bien ir a visitarlo. ¿Quieren que se los muestre?
—No, gracias —dijo Clarita—. Nos encantaría, pero ya tenemos que irnos.
—¿Tan rápido? —Mentiritas corrió a abrazarla. Clarita lo había criado junto con Soledad, así que era prácticamente como una tía para él.
—Sí, Eze. El micro que nos lleva de vuelta a nuestra ciudad sale en media hora, no tenemos tiempo que perder. Las cosas están muy ocupadas en el granero, así que no podemos quedarnos demasiado acá. Solo vinimos para el casamiento. No había manera de que nos perdamos eso.
—¡Chau, pibes! ¡Péguense una visita cuando puedan, los vamos a estar esperando! —gritó Nadia, abrazando uno por uno a todos los chicos, para luego dirigirse a la puerta principal junto con Clarita y Paco.
Todos se despidieron y, apenas se hubieron ido, Soledad no perdió un segundo y subió al ático a cumplir su deseo de reencontrarse con el caleidoscopio.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había estado ahí. Probablemente casi un año. No podía recordarlo con exactitud.
Subió las escaleras con emoción, abrió la puerta trampa que la llevaba ahí, y se dejó llevar por la fragancia de velas perfumadas. Estaba inundada por la luz del sol que ingresaba por el vitral pequeño, dándose cuenta de lo mucho que extrañaba ese lugar y cómo la llenaba de ganas de vivir, especialmente en un día así, cuando de repente oyó cómo la puerta trampa se cerraba sola.
“Qué raro” pensó. “Si no hay nada de viento…”
Intentó abrirla ella misma para verificar qué sucedía, pero estaba trabada.
—¿Hola? ¿Hay alguien? Se cerró la puerta y parece que se trabó. ¿Me pueden ayudar?
Del otro lado había silencio. Parecía que estaba hablando sola, excepto por el hecho de que percibía una respiración agitada desde abajo.
—¿Hola? —insistió. No hubo respuesta.
Unos segundos más tarde, oyó como una risa se alejaba a toda velocidad de la puerta trampa.
Pero no era una risa de uno de los chicos haciéndole una broma, era una risa diferente… malvada. Entonces supo que quien había bloqueado la puerta lo había hecho intencionalmente. Por el motivo que fuera, alguien la quería atrapada.

—¿Qué te pasa, Lucas? ¿Estás bien? —preguntó Laura. Ambos estaban en el comedor, y él observaba alto en la parte alta de las paredes. Estaba tan absorto en su tarea que llamaba mucho la atención.
—Sí, Lau. Solamente estaba mirando.
—¿Qué mirabas?
—Los diseños de las paredes… Esos círculos. Cada uno tiene un dibujo de una señora, excepto el del medio que dice “Buscá la luz”. Se me hace muy familiar.
Laura lo recordaba que Mentiritas se lo había contado todo perfectamente: esos dibujos habían estado escondidos detrás de unos trozos de madera hace más de un año, cuando Pedro todavía la tenía secuestrada. Y esos dibujos los había dejado la señora de los gatos para ayudarlos a ellos.
—Sí, los descubrieron una noche muy especial para mí. Gracias a esos dibujos pudieron salvarme de Pedro, y ahora estoy con ustedes. Nunca me voy a olvidar. Qué loco cómo solo unos dibujos me cambiaron la vida, ¿no?
—No me acuerdo… pero siento que los conozco. Me traen algo parecido a… —Lucas titubeó—. No sé, como si fueran recuerdos de momentos importantes. ¿Sabés una cosa? Creo que si me concentro mucho puedo llegar a recuperar la memoria. Siento que esos dibujos me van a ayudar a mí también.
—Yo pienso lo mismo. Pasamos tantas cosas en esta casa… parece que fue ayer el día que ustedes vinieron, pero fue hace mucho tiempo. Sobrevivimos a Pedro, a María Julia cuando fue directora, a Sebastián… Recuperamos a Malena, conocimos a Amir, tuvimos un montón de amigos nuevos y despedimos a muchos otros…
—También descubrimos el amor —dijo una voz, interrumpiéndolos de repente. Era Julián, quien acababa de ingresar junto con Carola, a quien tomaba de la mano.
—Ese verano que vinimos acá fue el mejor de nuestras vidas —agregó Carola—. Pensar que todo empezó siendo una farsa para que Álvaro (o “el cogotudo”, como le decíamos en esa época) cobre su herencia, y al final terminamos siendo una gran familia. ¿Te acordás que nosotros hasta casi nos escapamos, Juli? Íbamos a volver al puente donde vivíamos, estábamos locos. Hasta habíamos creado una clave secreta para avisarnos el uno al otro si íbamos a abandonar el hogar.
—”Acordate de regar el rosal” era, ¿no? Y qué bueno que llegamos a ese acuerdo, porque si nos hubiéramos separado mi vida no habría podido ser la misma. Ahora no tendría a la mejor novia del mundo.
—Y yo no tendría a la persona que me hace más feliz —dijo ella, y lo besó.
—¿De qué rosal hablan? Yo no sabía nada de todo eso —preguntó Laura.
—Uno que estaba acá en el patio, y que siempre regábamos Caro y yo. ¿Seguirá estando, amor?
—Espero que sí. ¡Vamos a fijarnos! —propuso ella, y ambos corrieron hacia la puerta trasera que daba al patio con el laberinto.
Julián intentó abrirla, pero la puerta estaba trabada.
—Qué raro —dijo—. ¿Ahora bloquean las puertas? ¿Tenemos que ir al jardín por la puerta de adelante?
—No. Tendría que estar abierta —explicó él—. ¿Por qué no podés abrir?
—Porque yo cerré con llave. —Betina apareció de repente, caminando desde la sala principal llena de confianza y comodidad, como si estuviera en su propia casa.
—¿Qué hacés vos acá? ¡Basura! ¡Tendrías que estar en la cárcel! —gritó Lucas y se acercó hacia ella, pero se detuvo al ver que ésta lo amenazó con una navaja.
—Yo tendría mucho cuidado si fuera vos —Betina levantó la navaja y la apuntó hacia él, amenazándolo—. Todas las salidas, incluidas las ventanas, están cerradas. También me encargué de desactivar todas las líneas telefónicas. Soledad está atrapada y no va a salir si no hacen lo que digo: entreguen a Laura. Si ella viene conmigo, no va a haber ningún herido. Si no, espero que hayan visto a Soledad muy bien, porque no van a volver a hacerlo nunca más. Tienen una hora para pensarlo.

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¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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