Capítulo 09: Juguete para armar
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Buscá la Luz
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Ese mismo día,
cuando ya casi era hora de cenar, Malena regresó a la sala de juegos. El cuarto
estaba en completa oscuridad. Al encender la luz, para sorpresa suya, Amir
estaba sentado en el suelo.
—¿Qué
hacés acá todavía, Amir?
—Eh… nada…
—Amir miró a ambos costados con preocupación— ¿Qué hacés vos acá?
—Estaba buscando a
Carola. Así que… ¿hacías ese «nada» a oscuras?
—Sí…
—¿Y lo
estabas haciendo solo o tenés a alguna chica escondida?
—preguntó con picardía Malena. —A lo mejor no me confundí en venir a buscar a Tali acá.
—preguntó con picardía Malena. —A lo mejor no me confundí en venir a buscar a Tali acá.
—¡Ni lo
menciones! ¡Soy un príncipe! ¡No me puede gustar ninguna plebeya!
—¡Bueno,
eh! Te calmás, que yo también soy una «plebeya» según vos.
Amir miró a
Malena con cierta incomodidad. Un silencio tenso se presentó ante ellos. ¿Por
qué eran así las cosas ahora? En el bosque habían pasado muchísimas horas
juntos y jamás se habían sentido incómodos. Definitivamente Amir estaba
diferente ahora que había llegado a Rincón de Luz.
—¿Y por
qué no estás con los chicos? ¿No te aburrís estando solo? —preguntó Malena, más
que nada para hacer conversación.
—No… yo
disfruto de la soledad. Los príncipes somos así.
—¿Sabés
que me parece a mí? Que los chicos no te terminan de aceptar.
Hicieron silencio
por unos segundos.
—¿Tanto
se nota? —admitió Amir.
—Encima con el único
que te llevás bien es con el tarado de Sebastián. ¿Por qué no te hacés amigo de
Lucas y Julián? ¡Ellos sí que son buenos chicos!
—Lucas no me
acepta, y por consecuente tampoco sus amigos. El único que se salva es Julián,
pero el resto me fusilan con la mirada cada vez que me ven.
—Bueno, pero vos
también
sos terrible, ¿sabés? No podés venir al hogar a tratar de imponer tus reglas de
la realeza. Nosotros no somos príncipes ni princesas, y mucho menos tus
sirvientes. Te vas a tener que acostumbrar a vivir como uno más.
—¡Jamás!
¡Sería traicionar mi sangre!
—¿Y
escaparte de tu palacio no fue traicionar tu sangre?
—Bueno…
—Amir reflexionó durante un segundo— tenés razón. Pero esto es distinto… no
puedo cambiar mi forma de ser.
—Amir, escuchá bien
esto que te voy a decir: en el tiempo que pasamos en el bosque llegué a
conocerte mejor de lo que se puede conocer a alguien en años. Atrás de toda esa
máscara de príncipe que te pintaron yo sé que sos un buen chico… y que vas a
terminar haciendo lo correcto y adaptándote. Y te vas a llenar de amigos.
Solamente hay que darte tiempo.
—Es en vano darme
tiempo, nunca voy a cambiar mi propia esencia.
—Eso es lo que te
hace creer Sebastián, pero vas a ver que me vas a terminar dando
la razón. Te lo aseguro.
Exactamente en ese
segundo, en la puerta de la sala de juegos, sin que nadie lo vea ni lo oiga,
Lucas estaba insultando a Amir y acusándolo de querer robarse a
Malena. Rojo de la furia, subió a toda velocidad hacia su cuarto.
Sin embargo, al
entrar, se llevó una sorpresa bastante grande: si bien todos
los chicos estaban ahí (desde Sebastián hasta Mateo), algo raro estaba pasando.
—¡Sos
un idiota, Julián! ¡No me vuelvas a hablar nunca más en tu vida! —gritaba
Carola, histérica, y sin dejar de llorar.
—¡Te
juro que no sé de qué me estás hablando! —insistía Julián con desesperación.
—¡Podrías
por lo menos haber sido lo suficientemente valiente como para decírmelo en la
cara! ¡Cobarde!
Y al grito de «¡A
partir de este momento para mí no existís!», Carola abandonó el cuarto a toda
velocidad. Nadie entendía nada.
—¿Qué
le hiciste, Julián? —preguntó Lucas desconcertado.
—¡Te
juro que no le hice nada! ¡Es todo una trampa! —le aseguró mientras le
entregaba un sobre en la mano.
Lucas lo abrió y
miró su contenido. Era una foto de Julián besando a Luciana Caride, la vecina
con la cual había salido el verano que llegaron al hogar, y que logró destruir
temporalmente la amistad que los había unido a ambos.
—¿No le
dijiste que es una foto vieja?
—No es vieja, la
fecha es de hace una semana. Y nunca me saqué una foto con ella. Alguien
la tuvo que haber manipulado por computadora.
—¿Quién
va a saber hacer eso? ¡Esta foto está muy bien trucada!
—¿Así
que te sigue gustando mi hermana, Juliancito? —preguntó irónicamente Sebastián
desde la comodidad de su cama.
—¡Seguro
fuiste vos, basura! —exclamó Lucas. Iba a golpearlo, pero al primer paso que
dio, Julián lo detuvo.
—Esperá, no
le hagas nada.
—¿Me
estás cargando, Julián? ¡Por su culpa Carola está enojadísima con vos! ¿Vas a
dejar que se salga con la suya?
—No importa, no le
hagas nada. Total… si Carola no me cortaba por esto, me iba a
cortar por alguna otra cosa. Viste como son las chicas, ¿no?
Lucas miró
detenidamente a su amigo, pues nunca solía hacer ese tipo de comentarios. También
siempre había querido muchísimo a Carola, sin embargo su mirada apenas
reflejaba tristeza o angustia. Rozaba lo indiferente. Hasta parecía que le habían
sacado un peso de encima.
—¿A vos
te pasa algo?
—No, está todo
bien. Me cansé un poco de discutir con Carola. Me voy a ayudar a Soledad a
poner la mesa, que ya casi debe estar la cena y ella no puede con todo.
Y Julián bajó
sin que nadie lo detenga. Ignorando las miradas provocadoras y los comentarios
de Mateo, Lucas creyó entonces haber perdido a Julián para siempre. Como si su
mejor amigo de repente se transformada en un desconocido. Y entonces, temió por
él.
En el cuarto de
las chicas Tali estaba intentando distraer a Carola.
—Es un tarado, yo
te lo dije. Desde el primer día que lo vimos supe que te iba a lastimar.
—No lo puedo creer… lo
quería tanto… era el amor de mi vida —dijo Carola entre sollozos, y luego añadió—:
Te prometo que nunca más en la vida me voy a enamorar.
—No digas
pavadeces, Caro. Hay chicos que sí valen la pena, solo que te
buscaste uno un poco… imbécil, digamos. ¿Por qué no vas a buscar un vaso de
agua así te desahogás? Y cuando vuelvas podemos bailar, eso siempre te levanta
el ánimo. Ahora que le cortaste a Julián tenemos un montón de tiempo para estar
juntas.
—Está bien…
—cedió Carola luego de unos segundos, aún con los ojos llenos de lágrimas y la
voz temblorosa— Ahora vuelvo, andá buscando entre mis cosas algo de música.
Cuando Carola hubo
salido y Tali estaba entre las pertenencias de Carola, escuchó un
viejo sonido que le causó múltiples sensaciones a lo largo del año, las cuales últimamente
eran miedo y desesperación: el ruido de la bola de cristal haciendo conexión
con el mundo mágico. Corrió a su armario y la sacó para agitarla, esperando que
de esa manera la conexión se corte y ninguna bruja malvada venga al hogar a
irrumpir en su vida ahora que todo iba bien. ¿Y si querían arrestarla por no
haber cuidado suficientemente bien a Laura? ¿Y si habían oído que probablemente
Soledad era peligrosa y por eso se la iban a llevar al pozo de los lamentos?
Una sustancia gris
similar al humo, pero sin ningún olor, invadió el cuarto. Dos segundos después
se había ido, pero había alguien a su lado: el gnomo que había sido su compañero
durante su estadía en el pozo de los lamentos.
—¡¿Qué
hacés acá, enanito de jardín?! ¡¿Otra vez te dejaron salir?!
—¡Me
llamo Jaudín y soy un gnomo, no un enano! ¡A mí nadie me dice cuando salir o
entrar a ningún lugar! ¡Mucho menos una humana tonta y hueca como vos!
—¡¿A
quién le decís tonta y hueca?!
—Yo que vos
empezaría a tratarme un poco bien. Te tengo en mis
manos, ¿sabías?
Tali soltó una
risa. —¿Vos? ¿A mí? ¡Por favor! ¡No me hagas reír, ridículo! ¡No sabía que además
de gnomo eras payaso!
Jaudín
caminó lentamente hacia ella con un aire de superioridad no muy típico en él.
—Vi perfectamente
cuando hacías un trato con el chico ese que nadie soporta
acá. Vi cuando hablaban, cuando se estrechaban la mano, cuando manipulaban esa
foto juntos. ¡Ah! Me olvidaba: también grabé todo. Y pienso mostrarlo si no me
tratás bien.
A pesar de ser
muchos centímetros más bajo que Tali, esta lo sintió tan
alto como un gigante.
—¿C-cómo
sabés todo eso? ¿Me estuviste espiando? —preguntó tartamudeando.
—Estar en el pozo
de los lamentos es muuuy aburrido, no tengo otras alternativas. Los espié a
todos, ya me sé sus nombres y sus debilidades. Y pienso divertirme mucho con
ustedes.
—Si las brujas se
llegan a enterar que interferiste te van a castigar.
—No me interesan
esas brujas, te repito que yo salgo y entro de ese lugar cuando quiero. Ahora
me voy porque está por llegar tu amiga, pero cuando menos lo
esperes voy a aparecer para hacer de tu vida una pesadilla. ¡Gracias por
dejarme usarte a vos y a tus amigos de juguete! ¡Buenas noches, humana sucia!
El humo —que no
era humo— gris volvió a aparecer, Jaudín desapareció, Tali guardó rápidamente
su bola de cristal, Carola regresó, y continuó todo normal, aunque sabiendo que
en cualquier segundo todo podía estallar: si Carola se enteraba de la verdad,
definitivamente iba a perderla para siempre. Nunca debería haber hecho ningún
trato con Sebastián… el diablo siempre pasa factura, y ahora lo sabía muy bien.
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¿Qué es "Buscá la luz"?
"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.
En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.
Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.
Escrito por Fundador
Ay, pobre Carola!! Tali me staba empezando a caer mucho mejor...
ResponderEliminarlo bueno del cap, son los celos de Lucas
Nooooooo!
ResponderEliminarCaro y Julian separados, eso no es posible!
y menos que a él le importe tan poco